Capítulo XXVIII

34 12 32
                                    

—¿Nate?, ¿me escuchas?, niño despierta —Nathanael dio un salto al identificar la voz de Ajax y sentir una palmada en su mejilla, estaba tan desorientado que pensaba que dormía plácidamente en su habitación, aunque la realidad era que se encontraba...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Nate?, ¿me escuchas?, niño despierta —Nathanael dio un salto al identificar la voz de Ajax y sentir una palmada en su mejilla, estaba tan desorientado que pensaba que dormía plácidamente en su habitación, aunque la realidad era que se encontraba recostado a un lado de la cornisa de la torre este—. Buenos días, rayito de sol, ¿tuviste buena noche? —Ajax lo escrutó con el ceño fruncido, dejando muy claro lo cabreado que estaba,

—¿Qué pasó? —su cabeza martilleaba y dudaba que fuera por la resaca, se llevó la mano a la parte trasera de su cráneo, allí donde más le molestaba; sus dedos sintieron algo húmedo y pastoso entre ellos, al verlos, el borgoña característico de la sangre coagulada lo sobresaltó.

—Eso quisiera que nos aclararas —Nate miró a su alrededor, cubriéndose los ojos de los rayos del sol con una mano, sus ojos se toparon con la directora, Aurora, William y algunos guardias, todo a su alrededor estaba chamuscado—. ¿Estás bien? —imágenes aparecían sin orden específico frente a sus ojos, parecía un sueño amorfo o pesadilla siniestra. No pudo evitar vomitar ante el vórtice de recuerdos que lo atacaba—. Muy bien, tienes una contusión. Vamos a la enfermería —Ajax no esperó ni siquiera que le diera una respuesta, lo puso de pie sin mucho esfuerzo.

Sus piernas lo abandonaron de repente y él lo sostuvo, la cabeza le daba vueltas al mismo tiempo que un dolor punzante en la nuca generaba oleadas de dolor por todo su cuerpo. Antes de salir de la azotea sus ojos se encontraron con los de William.

«Cuando cambies de opinión, busca a William. Él sabrá qué hacer» Aquellas palabras revoloteaban en su mente, como si de una bola de Pin Ball se tratasen, sin embargo, por algún motivo no podía recordar quien se las había dicho o cuando las había escuchado.

No supo en qué momento llegaron a la enfermería ya que se desmayó en el camino. Para cuando lo sentaron en una camilla los recuerdos comenzaron a bombardearlo en imágenes difusas.

—¡Miqueas! —gritó saltando en la cama, Ajax lo tomó por los hombros sentándolo con fuerza de nuevo.

—Primero deja que te curen y luego hablamos. Tienes un fuerte golpe en la cabeza —Nate asintió, sintiéndose seguro de nuevo a medida que su respiración se calmaba, estaba rodeado de enfermeras, soldados y Ajax; Miqueas no podía llegar a él, no allí, no en ese momento.

Escuchó el clip de una máquina de afeitar, mientras que los sanadores trabajaban en su cabeza con las manos brillando en colores pasteles, mechones de su cabello cayeron cuando la afeitadora entró en acción.

—¡¿Saben quién demonios soy?!, ¡déjenme pasar, maldita sea! —los gritos de Camille se escuchaban al otro lado de la puerta. Nate miró de soslayo a Ajax, quien soltó un resoplido antes de abrir la puerta con resignación.

—Está bien, déjenla pa... —no había terminado la oración, cuando Camille entró a la habitación hecha una fiera buscando a Nate con la mirada.

Al borde del abismo | Trilogía: La torre más alta [Borrador] | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora