En Caledonia habitaban pocos niños menores de doce años, la mayoría huérfanos dotados con excelentes habilidades para ser soldados, aunque la gran parte de los novatos eran aceptados de trece años en adelante, con autorización de sus padres por supuesto.
—¿Están seguros de que ya son todos? —preguntó Camille.
—Escaneamos todo el monasterio, este fue el último grupo.
—Escanéenlo de nuevo, cuando cerremos esta puerta, nadie ni nada podrá entrar ni salir sin consentimiento de la directora —los jóvenes telépatas intercambiaron miradas escépticas, al igual que muchos de los que estaban bajo su cargo, esa era su primera vez bajo un asedio real.
—No creo que sea necesario repetirlo, no debe haber más rezagados —Camille inhaló profundo al escuchar la réplica de Allie, una joven de cabello oscuro, grandes ojos; como la mayoría del grupo a su cargo, era menor de edad y al igual que todos los telépatas, orgullosa hasta la médula.
—De acuerdo, espero que sea así, de lo contrario cualquier vida inocente que se pierda por tu desobediencia quedará en tu conciencia —la joven mantuvo la mirada desafiante de Camille por un rato, de hecho, mucho más tiempo de lo que la Psi hubiera esperado, luego tragó en seco y clavó los ojos en el suelo—. Sé que no soy Ajax ni ningún comandante del monasterio, también estoy consciente de que a ustedes todavía les falta muchísimo para llegar a su último año y no están listos para estas situaciones.
»Sin embargo, hoy soy su líder y lo que les digo no son meras sugerencias ni recomendaciones. Si digo que hay que escanear de nuevo, es porque hay que hacerlo. Los niños son escurridizos, tienen miedo al igual que todos nosotros y su caos, es difícil de encontrar si no tienen práctica —Camille dio un golpe en el suelo con la punta metálica de su bota, el sonido los hizo dar un brinco—. Como, por ejemplo, acabo de sentir a uno escondido bajo su cama..., habitación 305.
—Es imposible, acabamos de revisar esa área —refutó de nuevo la misma chica. Camille no pudo evitar sonreír ante esa testarudez que tanto le recordaba a ella cuando tenía su edad, finalmente entendía la frustración de todos sus maestros y, sobre todo, las molestias que pasaron Ajax y Aghata a la hora de educarla.
—¿Quieres apostar? —le preguntó intentando no parecer una maniaca, aunque sabía lo inevitable que era eso. La chiquilla mordió su labio inferior antes de correr en dirección a la habitación—. ¿Escanearán el área nuevamente o tengo que hacerlo yo? —miró al resto de los soldados con una ceja alzada, esta vez no intercambiaron miradas, solo encendieron sus manos y cerraron los ojos sin chistar.
—Estás disfrutando esto más de lo que deberías —murmuró Alina cuando le dio la espalda a los chiquillos y llegó a su lado. Camille dejó escapar una risita.
—Alguien tiene que ponerles los pies sobre la tierra y si no soy yo, será Ajax o alguien más en algún momento. Además, no es mi culpa que sea tan entretenido, ¿viste sus caras cuando mencioné al niño? Parecían haber visto un fantasma —Alina sonrió.
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Al borde del abismo | Trilogía: La torre más alta [Borrador] | #PGP2024
FantasyHuérfano y sin nadie con quien conectar, Nathanael solo cuenta con la compañía de su vieja camioneta y la voz de su conciencia. Resignado a vivir en soledad, descubre que su verdadera naturaleza le tiene preparados otros planes. Nate se embarcará en...