Al borde del abismo | Trilogía: La torre más alta [Borrador] | #PGP2024

Capítulo XXXIII

—¿Elfos oscuros? —preguntó Nate con curiosidad, algo que le despertó mucha sorpresa a la Voz, verás las clases de historia eran sus favoritas, otra de las cosas que lo diferenciaban más de Nathanael, quién se aburría constantemente entre las lecciones—. ¿No es una broma? —sin embargo, este tema parecía llamarles la atención a ambos. La Voz se mantuvo en silencio observando a través de sus ojos como la mayoría del tiempo desde que despertó en su interior.

Vio las imágenes en el gran libro que parecía tener siglos, dibujos anticuados de hombres con armaduras de la edad media, pieles grises y ojos negros.

—En absoluto, los elfos oscuros existieron algún tiempo durante nuestros días más difíciles. Muchos historiadores creen que nacieron del odio que los humanos nos profesaban —Nate paso su mirada rápidamente entre las líneas escritas a mano, como siempre, omitiendo extractos importantes y leyendo solo las ideas principales, o lo que él pensaba que eran ideas principales. A la Voz le molestaba su apatía por el conocimiento y le frustraba no poder tener el libro para él solo.

—Dice que eran casi inmortales..., ¿qué pasó con ellos? —pasó las páginas sin pensar en leer el contenido, la Voz tuvo que contener su mal genio antes de decirle que parara y leyera bien las malditas hojas que dejaba en el olvido, estaba seguro de que, si lo oía replicar, mucho menos lo complacería.

—Es correcto, eran "casi" inmortales. Se extinguieron con el tiempo, al igual que los elfos de sangre..., quizás Gaia pensó que ya no eran necesarios cuando logramos escondernos de los humanos o tal vez, ya no había odio que los alimentara —la Voz tenía tantas preguntas que hacerle al profesor y tan pocas respuestas.

Pero, Nate cerró el libro con la típica angustia ansiosa que lo sobrecargaba en las clases de historia, en realidad, casi siempre vivía ansioso, sobre todo desde que comenzó a andar con Camille; la Voz estaba de acuerdo con que era poderosa, un poco demente y con un humor de locos, pero nada de eso le parecía suficiente como para perder la cabeza de esa forma, ni siquiera por más hermosa que fuera. La Voz se hundió un poco más en la oscuridad de sus pensamientos, aceptando que no podría obtener lo que buscaba..., por ahora.

Esa noche el sueño de Nate fue lo suficiente profundo como para que la Voz pudiera tomar el control de su cuerpo, no era la primera vez que lo haría, desde que despertó del todo hace varios días y respiró por sí mismo el salitre de la playa, la necesidad por sentir el mundo por su propia piel lo sofocaba.

Con las riendas sobre el cuerpo de Nate, salió por la ventana de su habitación, con ayuda de una enredadera que no le costó mucho trabajo crear. Ajax, siempre tan vigilante lo descubriría pronto, no tenía dudas de ello, él era una piedra en su zapato de la cual no se podría librar, ¿por qué lo había soportado tanto estos días? La Voz no lo sabía en realidad, lo más probable era que fuera por el "cariño" que el pelele le profesaba.