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Capítulo 1.

Stephenie Meyer arruinó mi vida. Sí, es extraño y confuso que una escritora que jamás sabrá de mi existencia haya hecho algo que afectara la vida de una persona, pero todo tiene una explicación.
El apellido Cullen debería conocerse por su origen gaélico, por su increíble historia y las características de las personas que portamos el apellido. Pero no, la gente prefiere hacerlo por el vampiro de crepúsculo.
Así que no puedo evitar odiar a la mujer que arruinó mi adolescencia y me volvió el blanco de las burlas. Si bien, con el tiempo disminuyeron, algunos continúan riéndose y preguntándome si tengo algo que ver con los hombres lobos y chupasangre.

Ojalá fuera el único motivo por el cuál odio mi apellido. Pero hay más, siempre hay mucho más. Y quizás odiar a Stephenie Meyer es solo una excusa para ocultar el verdadero motivo por el cuál mi apellido me causa rechazo.
No debería importarme, han pasado muchos años y debería seguir avanzando, tal cuál lo he hecho. Pero aveces se vuelve difícil.
Tener 25 años y sentirme como una mujer de 40 no es la mejor sensación del mundo. Los pocos que me conocen dicen que soy dulce y cariñosa, pero soy difícil de tratar en un comienzo.

Y creo firmemente, que es debido a la manera en que la vida me ha tratado. He vivido situaciones dolorosas. Y la vida pesa bastante, sobre todo cuando estás sola en este mundo y nadie te espera al llegar a casa. Claro, cuando tienes un hogar donde llegar.
Supongo que han sido mis experiencias que me han hecho ser así, poco sonriente y por supuesto con el poco anhelo de aprecio y calidez. Margaret, mi compañera de trabajo y la cuál le he contado un poco de mi vida, dice que son solo sentimientos que no he dejado aflorar dentro de mí, pero que necesito tanto la calidez humana como respirar.

No sé qué tan cierto podría ser. La única vez que recibí amor y me sostuvieron unos brazos cálidos, fue cuando tuve aquel novio que luego me engañó. Y es triste asumir que mi única vez sintiéndome amada por alguien, ese alguien terminó jugando con mis sentimientos. Así que no debería ser extraño para nadie el que sea así, tan reacia al amor.
Porque fue todo lo que un día conocí. Y si alguien una vez me preguntase ¿Y el amor de tu familia? Terminaría respondiendo: ¿Cuál familia? Porque no tengo idea lo que se siente el tener una. No cuando creces en un internado y lo único que han dejado para ti es un estúpido apellido de mierda.

-Este día tomaré el sol en el área más costosa del crucero, quizás conozca a un soltero millonario que desee llevarme a conocer el mundo —Me cuenta Margaret mientras se aplica el protector solar —Dime que vendrás conmigo.

-Uhmmm, ya sabes que no me gusta tomar el sol. Es nuestro día libre, quiero quedarme aquí.

-Diana —Ella me observa como si me hubiera salido un tercer ojo en la frente —No, la semana pasada te has quedado aquí y... —

-Estoy cansada, trabajé toda la semana —La interrumpo —Además, ya sabes que odio pasearme por ese lugar. Todos son tan engreídos, y las mujeres siempre me observan en menos, como si supieran que soy pobre.

Ella suspira y luego se sienta a mi lado.

-No eres pobre, tienes un trabajo... —

-Que terminará en 2 semanas —La interrumpo otra vez —Y luego volveré a imprimir curriculum y tendré que volver a esperar a que alguien lo note entre los cientos que reciben y si tengo un poco de suerte me llamarán y me darán un empleo de mierda.

-En ese caso, yo también soy pobre —La observo y ella me sonríe —Cuando el crucero arribe en la Bahía de Dublín no volveré a la casa de mis padres. Quiero vivir sola y no depender de ellos, así que también tendré que dejar mis curriculum en algún lugar y esperar a que me llamen.

No, no eres pobre, tienes una familia. Si las cosas salen mal, puedes volver donde ellos, y tendrás un techo donde dormir cada noche.

-Vale, está bien. Iré contigo.

QUÉDATE ESTÁ NOCHE - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora