Amaris:
Mantas, almohadas, toallas, hasta jabones y productos de baño, son algunas de las cosas que traía la bolsa.
—¿De verdad tenían tanto? En serio, son muchas cosas. Tal vez sus padres tengan buenos trabajos. ¿Qué opinas, Adoris?
Mi pequeño amigo parece no escucharme, ya que está bastante entretenido con una pequeña bola de estambre que encontró. Yo, por mi parte, sigo rebuscando en la bolsa. Luciana dijo que tal vez tenga cosas que no me sirvan, pero llegué literalmente sin nada, y la verdad es que todo me sirve.
El reloj suena marcando las doce del mediodía. Comienzo a tener un poco de hambre, y busco en la alacena algo para comer. Encuentro dos paquetes sándwiches de miga Tomo un paquete con tres sandwiches y me siento para comer. Adoris sube a la mesa, y parece que también tiene hambre.
—Tú también debes comer. Toma.
Corto la mitad de un sándwich y se lo doy. Se supone que es un animal salvaje, pero su actitud demuestra lo contrario. Actúa como un gato o... espera.
—¡Adoris! ¡Eres una zarigüeya! No puedo creer que hasta ahora me doy cuenta.
Adoris me mira con curiosidad, claramente no entiende lo que digo, así que sigue comiendo.
—Eres una zarigüeya bebé. Ay, cuando crezcas serás grande.
Creo que su apego a mí se debe a la ausencia de su madre, además de que tal vez tiene en cuenta que lo rescaté. Es posible que no esté conmigo cuando sea un adulto.
Después de almorzar me quedo un rato pensando, y decido ir al pueblo a ver si puedo conseguir algo. Busco mi bolso, y también me coloco el collar. No quiero perderlo. Estoy a punto de salir, y Adoris salta y logra meterse dentro del bolso que llevo.
—Ey, ¿en serio?
Él me mira y luego se va al fondo del bolso.
—Ahh... Ok.
Supongo que no quiere quedarse solo.
De camino al pueblo veo el cielo despejado, y pájaros volando. Veo a Adoris asomarse para ver el paisaje, parece que lo disfruta.
Al llegar veo muchos puestos abiertos, de ropa, comida, frutas, etc. Si tuviera algo de dinero compraría. Me llama la atención un puesto lleno de gente, y cuando me acerco veo que están vendiendo entradas, pero no sé de qué.
—¡Mira! —dice una joven—. ¡Están vendiendo las entradas para el torneo de arquería!
—¿De verdad? ¡Increíble! —dice otra—. Escuché que el hijo del líder participaría por primera vez.
—¿Él? ¿Contra los profesionales? Debes estar bromeando.
—¡No lo subestimes! Dicen que es muy bueno.
—De todas formas, creo que es mucho ponerlo a competir contra profesionales.
—Mmm... tal vez.¿Torneo de arquería? Vaya, no me lo hubiera imaginado. Parece que a la gente del pueblo le interesa mucho.
Me alejo de aquel lugar para seguir caminando, y me llama la atención que el bolso pesa menos de lo normal. Lo reviso, y veo que Adoris no está.
—Ay no, ¡Adoris!
¡No pudo haber ido tan lejos! Empiezo a buscarlo, pero no logro verlo. ¿En qué momento se habrá ido? Ni siquiera lo sentí.
De la nada, comienzo a sentirme rara. Siento como la cabeza empieza a dolerme, a darme pequeñas punzadas.
—Ay... ¿qué me está pasando?
También estoy empezando a sentirme algo mareada. De la nada una luz empieza a brillar debajo de mí, pero no sé qué es lo que la provoca.
—¿Umm? —Bajo la mirada para ver de donde proviene.
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El Resplandor de la Magia
FantasyNo sé quién soy. Digamos que soy alguien que despertó en el bosque con pérdida de memoria, y que ha experimentado sucesos extraños desde entonces. La sensación extraña que me provoca este lugar, los sentimientos que siento reprimidos dentro de mí, y...