9- Los tres y... ¿uno más?

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Amaris:

—Adoris, ¿qué te pasa? Estás muy inquieto.

Desde hace rato que Adoris se mueve de un lado para el otro, tal vez sea porque está aburrido y no sabe qué hacer. Se podría decir que estoy igual, con la diferencia de que estoy sentada en el sofá sin hacer nada.

—Si no fuera por los sucesos extraños o por el hecho de que no recuerdo nada, tal vez esto no sería tan malo.

La lluvia es aún más fuerte que antes, con truenos y relámpagos. Los rayos me hacen recordar a Luciana, que creo que todavía está enojada conmigo por no decirle la verdad desde un principio, pero trato de no pensar en eso, aunque después tendré que hablarlo con ella. Me siento bastante relajada, al parecer es por la lluvia, me dan ganas de dormir. De repente, llaman a la puerta. Me levanto para ir a ver y me encuentro a Benjamín y Luciana.

—Ah, chicos, hola —digo, algo confundida por la presencia de ambos.
—Hola. Ehm, lamentamos llegar sin avisar, pero... —Ben mira hacia otro lado mientras intenta terminar de hablar.
—No sé por qué vino él, pero yo vine para disculparme por mi conducta de la otra noche —dice Luciana.
—Ahh, Luciana, nada fue tu culpa, es solo que no me sentía segura para decírtelo. Para mí, esto es un tema delicado.
—Y yo ni siquiera te dejé explicar —me dice ella.
—... Bueno, creo que no importa. Todos estamos nerviosos con el tema de la magia, ¿no?
—Mhm, creo que sí.
—De verdad está bien, Luciana. Amm, disculpen, ¿acaso vinieron juntos? —pregunto.
—No, y a decir verdad, sigo enojada con él.

Veo como la expresión de Benjamín cambia al escuchar el comentario de Luciana, pero al instante vuelve a la normalidad.

—Bueno, yo vine para ver como estabas. Al no tener tu número, no sé como contactarte —dice Ben.
—Oye, es verdad, yo tampoco tengo tu número —me dice Luciana.
—Es que... no tengo celular.
—¿Por qué? —pregunta Ben.
—S-se me rompió.

Ni siquiera sé si tenía uno.

—Ah, qué pena —dice Luciana, algo desanimada—. También quería preguntarte si pudiste abrir el libro.
—Créeme que intenté de todo, pero esa cerradura es muy fuerte.
—¿Con magia también intentaste? —pregunta Ben.
—Sí, pero ni siquiera así...

El sonido de un golpe proveniente de la habitación de arriba me interrumpe.

—¿Y eso? —pregunta Luciana.

Mmm... ¿Y si es él? ¡Ay, no! Subo corriendo las escaleras, abro la habitación y veo a Adoris encima del estante y el libro tirado en el suelo.

—Ahh, eras tú, Adoris —digo aliviada.
—Te ves algo alterada. ¿Pasa algo? —pregunta Benjamín.

Volteo y veo a los chicos detrás de mí. Supongo que les pareció algo raro haber salido corriendo de esa manera.

—Es que pasaron cosas —respondo.

Ando con algo de paranoia desde que Hernán robó el cristal. Podría ponerle seguro a las puertas del balcón, pero la traba está rota, por lo que de un empujón se pueden abrir.

—Dijiste que intentaste abrirlo con magia, ¿no? —dice Luciana mientras levanta el libro del suelo.
—Sí —respondo.
—Mmm...

Luciana toma el libro e intenta abrirlo.

—¡Luciana, espera! —le digo.

Teniendo en cuenta la fuerza que Luciana tiene, podría romperlo, pero raramente eso no sucede.

—¡No puedo! —exclama Luciana— Ahh, si ni siquiera puedo abrirlo con mi fuerza, no tengo idea de lo que haremos.
—¿Cómo que fuerza? —pregunta Ben.
—Por mi habilidad, se podría decir que tengo mucha más fuerza que una persona promedio, básicamente puedo romperte todos los huesos tranquilamente —dice Luciana, algo seria.
—... Ok —responde Ben. Me da la sensación de que se pregunta cuando se le irá el enojo a Luciana—. Déjame intentar —dice Ben, y toma una pequeña piedra que tenía en su bolsillo y la transforma en una daga—. ¿Puedes darme el libro?
—¿Qué vas a hacer con eso? —pregunta Luciana con algo de desconfianza.
—Intentar abrirlo, pero si tú no pudiste dudo que yo pueda.

El Resplandor de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora