El Resplandor de la Magia

30- Vulnerable (Final de temporada)

Amaris:

—Entonces... dices que huiste de tu casa, que no recordabas nada de tu vida desde que llegaste aquí. ¿Ni siquiera quién eras?

Sentada en el sofá con Benjamín a mi lado le indico que sí con la cabeza, sin mirarlo a los ojos. Me siento igual que aquella vez que le dije la verdad a Luciana, además de que la situación es casi la misma, con la diferencia de que los recuerdos que tuve ahora me hicieron derrumbarme frente a Ben.

—... Ay, Amy, ¿por qué no me dijiste esto antes? Tal vez te habrías quitado bastante peso de encima.
—Lo sé, pero es que... con ninguno de ustedes fue fácil en realidad. No es algo muy creíble y común de decir.
—Eso es cierto, pero también sería raro que nos mintieras de esa forma. El tema del mundo Escarlata me abrió bastante la mente con respecto a que hay más lugares aparte del mundo humano, y el hecho de que me digas que en realidad provienes de una dimensión distinta a esta no me cuesta creerlo.
—...
—¿Al menos tuviste recuerdos claves?
—Emm... estuve recordando algunas cosas durante este tiempo. Como te dije, los recuerdos mayormente se presentan de la forma que viste hace un momento, es cuando veo y siento más cosas.

Veo como Adoris me mira desde abajo, parado en dos patas, mientras que con las delanteras se sostiene del sofá. Parece que se dio cuenta de lo que está pasando, así que lo cargo y lo acomodo en mis piernas. En momentos así suele relajarme un poco.

—Recordé el porqué me fui de casa, que sé tocar el violín, que tengo diez y ocho años, y que en realidad... me llamo Julieta.

Mientras hablo acaricio a Adoris, sin apartar la mirada de él.

—... ¿Y alguno de tus padres? ¿Tu mamá o papá-
—¡Mi padre es un idiota!

Me percato de lo que dije, y volteo a ver a Benjamín. No pude evitar decirlo, fue por impulso. Ben se ve sorprendido por lo que dije. Miro de nuevo a Adoris.

—Engañó a mi mamá y luego nos dejó. De pequeña no lo entendía, pero cuando crecí comprendí todo. Éramos felices, to-todo estaba bien hasta que eso pasó. Me dolió mucho cuando se fue, yo era muy apegada a él. Por su culpa mi familia se arruinó, por su culpa mi madre se volvió tan sobreprotectora hasta el punto de querer huir de ella. Espero jamás volver a verle la cara a ese tipo.

No puedo evitar sentir odio y dejar caer unas lágrimas al recordarlo.

—Lo siento. —Me seco las lágrimas—. Ya lo había superado, pero por recordarlo lo siento como la primera vez.
—... Bueno, yo tampoco tengo papá.

Volteo a verlo, un poco sorprendida por lo que dijo.

—Murió antes de que yo naciera. Sabes, mi mamá no quería llamarme Benjamín, pero mi papá sí, y por eso lo hizo. Mi segundo nombre es Esteban, el mismo nombre de mi papá.
—... Vaya. Lo lamento.
—Descuida. Te lo digo para intentar desviarte un poco del tema porque veo que no te hace bien hablar de eso ahora. Bueno, dejando de lado el tema de tu papá, ¿cómo era la relación con tu mamá? Si es que quieres hablar de eso, claro.
—Emm, desde que él se fue nos mudamos múltiples veces, nunca entendí por qué y tampoco quiso decirme. Se volvió muy sobreprotectora, tan solo llegaba un minuto tarde de la escuela y se alteraba, y tampoco me dejaba salir ni reunirme con nadie. Cuando terminé la escuela las cosas siguieron igual. Simplemente me harté y hui de noche.

Benjamín solo me mira. Me siento un poco melancólica en este momento.

—Pero hay algo que aún no entiendo, y es cómo llegué aquí —digo—. Solo sé que me fui de casa, pero después de eso ya no sé qué pasó.
—Es posible que todavía no hayas desbloqueado ese recuerdo. —Siento que aparta la mirada de mí—. Cambiando el tema, ¿de verdad tienes diez y ocho?
—Amm, ¿sí? —lo miro.
—Cuando te conocí creí que tendrías como quince o diez y seis años. —Vuelve a verme—. Es que por tu altura no aparentas ser mayor.
—¿Mi altura? ¿En serio soy tan baja?
—Bueno, los tres literalmente te superamos, hasta creo que Ariadna es un poco más alta que tú.
—...
—Eh, ¿te molestó lo que dije?
—No, es solo que nunca lo noté.