31- Regreso

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Amaris:

Abro mis ojos de a poco. Lo primero de lo que me percato es de la fuerte lluvia que hay. No hay mucha luz, pero sé que es de día, y también veo que Adoris duerme en su cama con la pequeña manta que le coloqué anoche. Tomo mi celular para ver la hora; son las diez y media de la mañana. Me levanto de la cama con un poco de frío y salgo de la habitación para ir al baño.

Al terminar, bajo las escaleras y voy a la sala. Veo a Hernán durmiendo en el sofá, acurrucado con una sábana que le di para que se cubriera del frío. No quería que se fuera de nuevo al bosque en ese estado, así que anoche le dije que se tomara un baño antes de dormir, y no tardó en quedarse dormido. Me acerco a él y me agacho para tocarle la frente e inspeccionar que no tenga fiebre, y por suerte está bien.
Se ve muy tranquilo durmiendo, además de que debe sentirse cómodo en el sofá, a diferencia de tener que dormir en las ramas de los árboles. Veo que está empezando a despertarse. Apenas abre los ojos me mira.

—Buenos días —le digo.

Parece estar un poco perdido. Tarda unos segundos en poder orientarse.

—Amaris, ¿qué pasó?
—No me pareció bien dejarte ir anoche por la fuerte lluvia. Veo que dormiste bien aquí.
—Muchas veces pasé la noche bajo la lluvia. Se siente raro despertar sin sentir frío y en un lugar cómodo.

No entiendo cómo pudo aguantar ese tipo de situaciones.

—Oye, sé que puede no gustarte la idea, pero te ofrezco quedarte aquí las veces que quieras para que no tengas que estar en el bosque obligadamente.
—...
—Ehm, te doy la libertad de venir y quedarte cuando quieras. En los días fríos y lluviosos puedes venir aquí para no tener que soportarlo en el bosque.
—¿Vivir aquí?
—Eh- bueno, supuse que no te gustaría ese tipo de convivencia, y por eso lo dije de esa forma, pero si quieres que también sea así no hay problema.
—Lo pensaré. Tampoco quiero seguir viviendo en el bosque.
—Está bien —sonrío levemente.

Siento que aún está un poco blando, como la vez que lo encontré herido en el bosque. Es probable que después vuelva a su actitud de siempre, pero espero que al menos no sea tan arisco como suele serlo.

—¿Quieres levantarte y comer algo?
—Quiero quedarme acostado un rato más.
—Bien, no hay problema. Quédate el tiempo que quieras.

Subo a mi habitación para dejar a Hernán tranquilo. Me percato de que la lluvia paró, y pienso en que puedo ir a buscar algunas cosas para que Hernán pueda acomodarse mejor aquí, pero me temo que gastaría gran parte del dinero que tengo para comprar lo que necesito, y no me conviene quedarme sin nada. Por suerte, la bolsa que Luciana me había traído cuando apenas nos conocimos tenía muchas cosas, y pude ofrecerle algunas.

—Mmm... —Tomo mi celular.

Amaris
Hola, Sebas.
No quiero molestarte, pero es que es un asunto urgente.
Se trata de Hernán.

Mientras espero sentada en mi cama a que Sebastián responda veo que Adoris se está despertando. Bosteza, se estira un poco y vuelve a acomodarse. Parece que tiene algo de pereza para levantarse. Veo que me llega un mensaje de Sebastián.

Sebastián
¿Qué pasa?
¿Necesitas ayuda con respecto a eso?

Procedo a contarle a Sebas lo que pasó, excluyendo el tema del comportamiento de anoche de Hernán, porque dudo que le agrade la idea de que Sebas se entere. Al terminar, me cambio de ropa para salir y bajo hacia la sala. Voy para avisarle a Hernán que saldré por un rato, y al verlo veo que se durmió de nuevo. De verdad debe de sentirse muy cómodo ahí.

El Resplandor de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora