17- Encuentro

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Amaris:

Siento que hice el ridículo. Tuve que haberme controlado más y no explotar de esa forma frente a Sebastián, pero por lo menos supo entenderme. Fue amable al pagar mi merienda, hasta quiso acompañarme a casa, pero aún sentía algo de vergüenza por mi actitud. Ahora camino por las calles del pueblo, sumida en mis pensamientos. De repente escucho un sonido... La melodía de un violín me llama la atención. Intento seguirlo y llego a la plaza en donde hay un grupo de gente. Me acerco y veo a un hombre tocando el violín. Su melodía es suave pero al mismo tiempo poderosa.

—...

Por alguna razón me tranquiliza, me siento relajada. Siento una sensación de paz, como si estuviera en casa... Es extraño.

—Es muy linda, ¿no crees?

Una joven al lado mío me habla. Morena, con fleco y anteojos de arco dorado.

—Amm, sí, es muy linda. A pesar de ser poderosa, también logra hacerte sentir en armonía —le respondo.
—También pienso lo mismo. La música puede trasmitir muchos sentimientos aunque no tenga letra.
—Puede llevarte al mundo que deseas con tan solo cerrar los ojos y escucharla. Desapareces por un momento de la realidad y disfrutas de aquel mundo sin preocupación alguna.
—Vaya, al parecer pensamos igual —me responde—. Me llamo Ariadna, ¿y tú?
—Amaris —con una leve sonrisa.
—Uhh, ¡qué bonito nombre!
—Amm, gracias.

El hombre termina de tocar y la gente aplaude. Esta joven, Ariadna, se acerca a él y le deja algo de dinero. Hubiera hecho lo mismo, pero intento cuidar lo que tengo.

—¡Usted de verdad tiene mucho talento! —le dice Ariadna al músico.

Vaya, qué amable. Ella vuelve y me habla.

—Sabes, su melodía quedaría perfecta para una escena de magia, ¿no crees? —me dice.
—Mmm, tal vez.
—¡Sí! Una pelea épica entre el bien y el mal. ¡Sería fabuloso! —exclama con emoción.
—Jeje, tal vez.

Parece ser una persona alegre y activa. Se me hace tierna.

—¿Tú crees en la magia? —me pregunta.
—Bueno, se podría decir que sí.
—¡Fantástico! He leído historias relacionadas con la magia y se me hace superemocionante imaginar escenas así. ¿Qué te parece? Poder controlar la magia cómo se te dé la gana. ¡Uhh, poder hacer cosas increíbles como curar heridas o controlar objetos con la mente! —exclama con entusiasmo y luego me mira—. Ah, disculpa. Estoy contándote muchas cosas y apenas nos conocemos —me dice algo apenada mientras sonríe levemente.

Sinceramente no me molestó, ya que se veía emocionada por lo que estaba diciendo.

—¡No te preocupes! La verdad es que me parece lindo lo que dices. Se nota que esas cosas te fascinan.
—¡Pues claro! ¿Hay algo que te guste en particular?
—Eh, no exactamente. Aún no encontré algo que me apasione.
—Mmm, tal vez algún día. Oye, ¿te gustaría pasar un rato juntas? —algo tímida—. Es que no siempre encuentro a alguien con quien me sienta cómoda para hablar...
—Ah, ¿eres nueva? —pregunto.
—Vivo aquí hace algunos años, pero a decir verdad, me da un poco de miedo la gente.
—Uy, ¿y por qué?
—Es que suelo ponerme un poco nerviosa al hablar con los demás... Puede que diga alguna tontería y pasar vergüenza —mueca.

Mmm, básicamente la misma razón por la que no me siento cómoda hablando con extraños.

—Jeje, a veces me pasa igual. Yo... llegué al pueblo hace un mes y aún estoy tratando de acostumbrarme.
—¿Vienes de la ciudad?
—Amm, sí.
—¡Yo también! Viví muchos años ahí. ¿Y a ti qué te parece?
—Es... ¿ruidosa?
—Hmm, es verdad. Además, aquí tengo más libertad y el aire es fresco. El bosque de día es muy lindo.
—Sí, de día.

El Resplandor de la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora