Amaris:
Nos encontramos los cinco en una mesa grande, cada uno con una bebida en mano, a excepción de Ariadna y yo, que estamos comiendo un helado de vainilla con salsa de chocolate de un mismo vaso de vidrio. No tenía muchas ganas de comer, así que le ofrecí un helado para que ambas comamos. Puedo notar que Ari aún sigue un poco decaída, pero por lo menos no tanto como antes. Espero que esta reunión le suba un poco los ánimos.
—¿En serio querías que nos reuniéramos para pasar el rato? —le pregunta Luciana a Sebastián.
—Eh, sí. ¿Qué tiene de raro? —confundido.
—Es que mayormente nos reunimos por algo relacionado con la magia —responde Luciana.
—Es verdad —habla Benjamín—. Se ve que tú eres el que está más metido en esto. Necesitas tomar un descanso o te volverás loco.
—Soy consciente de eso, y por eso pedí una reunión, pero no por la magia, sino para que la pasemos juntos —responde Sebas.
—¿Esto es solo por lo que te dije? —le pregunta Luciana.
—Eh, sí, pero también necesito despejar mi mente. Y bien, ¿qué cuentan?
—Emm, no mucho —dice Benjamín—. No pasa casi nada interesante.
—Digo lo mismo —habla Luciana.Un silencio incómodo invade el ambiente. Yo tampoco sé qué decir al respecto. Esta salida fue de último momento. Ay, no me gusta cuando el ambiente se torna así.
—Supongo que no hay temas de conversación —dice Sebas mientras toca su cuello, al parecer algo avergonzado por la situación.
Si bien a veces pasamos el rato como amigos, parece que solemos hablar más cuando se trata de la magia. Después de todo, fue la razón por la cual nos unimos.
Ariadna y yo nos miramos, y parece que ambas pensamos en hacer algo para que el ambiente mejore.
—Emm, a mí me da miedo la oscuridad. No sé si quieran hablar de algún miedo que tengan.
Ari habla y todos la miramos. Espero que ese intento de conversación sirva por lo menos para un rato.
—Pero dijiste que ibas sola al bosque de noche —le dice Luciana.
—La luz de la luna no lo hace tan aterrador. Suele darme miedo cuando literalmente no ves nada en ella —responde Ariadna mientras rasca una de sus orejas.
—¿Los monstruos del bosque nunca te dieron miedo cuando ibas? —dice Benjamín.
—No es tan difícil acabar con ellos —responde.Es cierto que Ari puede defenderse usando su magia, y que no desaparezca de la nada cómo a nosotros.
—A mí me dan miedo las alturas —comenta Sebastián.
—Ay, a mí solía darme miedo de pequeña —dice Luciana.
—Y créeme, parece un gato asustado cuando se asusta por eso —le dice Ben a Luciana.
—¡Ey! —exclama Sebas.
—Sebas, admítelo, Benjamín tiene razón —digo.Como aquella vez que se subió encima de Hernán en el árbol y cuando me tomó con fuerza cuando se subió a mi plataforma.
—¡E-es que no puedo evitarlo!
—Tranquilo, nadie te está juzgando por eso. Mejor toma tu capuchino así te tranquilizas. —Ben toma la taza de Sebas y se la acerca para que la tome. Justo cuando Sebas iba a tomarla, Benjamín la aleja—. Olvídalo, esa cosa tiene cafeína. Te hará peor.
—Pero...
—No. Ahora veo porque aguantas tanto con la investigación. ¿Cuántas de estas cosas tomas al día?Sebas intenta arrebatarle la taza a Benjamín, pero este logra ser más rápido, impidiendo que se la quite.
—Te dije que no —le dice Ben.
—¡Benjamín! —exclama Sebas.Empieza un pequeño forcejeo entre ellos por la taza. Espero que no terminen por tirarla y ensuciar todo. Veo que Ariadna suelta una pequeña risa, parece que la pequeña pelea de los chicos la animó un poco.
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El Resplandor de la Magia
FantasyNo sé quién soy. Digamos que soy alguien que despertó en el bosque con pérdida de memoria, y que ha experimentado sucesos extraños desde entonces. La sensación extraña que me provoca este lugar, los sentimientos que siento reprimidos dentro de mí, y...