Amaris:
—¡Amy, qué lindo es volverte a ver!
Ariadna me abraza con alegría al verme. Hoy a la mañana le hablé para vernos hoy en su casa y poder charlar un poco. Creí que no me contestaría los mensajes, ya que había dejado de hacerlo, y me sorprendió que no tardara en responder.
—Lo mismo digo, Ari —sonrío.
Me invita a pasar. Se ve feliz, con su actitud de siempre. Tenía ganas de hablar con alguien, pero los chicos estaban ocupados, y de Hernán mejor ni hablar. También quería aprovechar esta oportunidad para averiguar más sobre los escarlatas. No sé si a Ariadna le resulte raro que saque ese tema.
—Oye, lamento no haber contestado tus mensajes anteriores —me dice mientras sonríe nerviosa—. Es que soy algo distraída y a veces me olvido de responder.
—Por un momento creí que te había pasado algo. Ya sabes, por el tema de la hermana de Sebas.
—Ah, eso. Bueno, se podría decir que quedó bien, pero mientras ninguna de las dos vea a la otra supongo que no pasará nada.
—¿Estás segura?
—Sip. Además, trataré de no darle importancia si llega a pasar de nuevo. Supongo que es una reacción normal si una persona que conoce la historia me ve.Me había quedado algo preocupada la vez que le pregunté a Sebas por Ariadna, pero ahora que me lo confirmó Ariadna estoy más tranquila.
Ahora que me doy cuenta, aquí no hace frío. ¿Por qué Ariadna lleva puesta una chaqueta con capucha?
—Emm, ¿por qué traes eso puesto? Aquí no hace frío.
—... Es que... mis orejas... —Toca levemente un costado de la capucha y desvía la mirada.
—Ah. ¿Ya terminaron de formarse?
—Emm, sí.
—¿Puedo ver?
—... ¿No se te hará incómodo?
—Para nada. Bueno, tal vez me sorprenda porque nunca antes había visto algo así, pero no es nada malo —sonrío.Duda por unos segundos, hasta que decide quitarse la capucha. En vez de sus orejas, lo primero que me llama la atención es su cabello.
—¡Tu-tu cabello! —digo—. Ah... ¿te lo teñiste?
Tiene las raíces de un color... eh, ¿púrpura oscuro? No sé exactamente qué color es.
—Eh, no. Aparte de las orejas, mi cabello también está teniendo cambios por alguna razón. Hasta los mechones teñidos cambiaron de color, pff. Aunque no me molesta, me recuerda al cabello de una de mis madres. ¿Verdad que es lindo? —sonríe—. Tal vez se vea mejor cuando cambie por completo.
—Bueno, sí, es lindo. ¿Pero es normal ese tipo de cambios?
—Mmm, a veces ocurren de la nada, pero según es normal.
—Entiendo. —Fijo la mirada en sus orejas—. Ey, tus orejas no se ven mal.
—¿De verdad? Aún no me acostumbro cuando me veo en el espejo. —Toca sus orejas.
—Bueno, nunca había visto algo así, pero en serio no se ven mal —sonrío.Veo a mi alrededor y me percato de dos tazas encima de una mesa con mantel blanco, algunos frascos, y una tetera en el medio.
—¿Y eso? —refiriéndome a las tazas.
—¡Son para nosotras! ¿Creíste que no te invitaría nada para comer?
—La verdad es que no lo pensé.
—¿En serio? ¿Acaso no servían nada cuando ibas a las casas de tus amigos?
—... En realidad no lo recuerdo.Creo que ni siquiera tenía amigos. Además, mi madre nunca me dejaba salir a ningún lugar que no fuera la escuela. Ariadna se dirige a la mesa y toma algunos de los frascos.
—¿Qué te gustaría? —me pregunta—. ¿Té? ¿Café? ¿Té con leche? ¿Café con leche? ¿Mate cocido? ¿Capuchino? ¿Tal vez leche con chocolate? ¿O tomas leche con azúcar? ¡Tengo canela y crema batida por si quieres agregarle!
—Eh, un... té con leche está bien.
—¿Lo quieres con azúcar o sin ella? ¿Azúcar dietética o normal? ¿Azúcar morena o blanca? ¿O prefieres endulzarlo con otra cosa? ¡Tengo miel por si gustas-
—¡Ari! Con azúcar blanca está bien.
—Ok —alegre.
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El Resplandor de la Magia
FantasyNo sé quién soy. Digamos que soy alguien que despertó en el bosque con pérdida de memoria, y que ha experimentado sucesos extraños desde entonces. La sensación extraña que me provoca este lugar, los sentimientos que siento reprimidos dentro de mí, y...