40- Resplandor

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Adelaida:

He estado pensando en lo que pasó en el mundo humano, es lo único que está en mi mente ahora. Estuve escuchando lo que los guardias murmuraban entre sí sobre lo que pasó, mayormente cosas que no tienen sentido. Tendré que hacer una investigación más profunda sobre eso, aunque no sé si encuentre información aquí.

Después de un largo viaje, al fin llegamos al castillo. Este lugar ha sido mi hogar desde hace años, y lo conozco como la palma de mi mano. Al entrar, les doy la orden de retirarse a los guardias, mientras que yo voy hacia mi habitación. Necesito descansar.

—¡Capitana!

Escucho que un guardia me llama. ¿A esta hora? Acabo de llegar.

—Ah, ¿qué sucede? —le pregunto.
—Disculpe la molestia, pero el rey me ha mandado a buscarla porque quiere verla.
—¿El rey? ¿Aún sigue despierto?
—Tuvo que atender algunos deberes hasta esta hora, y cuando se enteró de que usted llegó, me mandó a buscarla.

Ya es de noche, y no pensé que el rey aún siguiera despierto, y mucho menos que quisiera hablar conmigo. Debieron haberle avisado de mi llegada cuando me abrieron las puertas del castillo.

—Está bien. Iré.

Me resulta curioso que me llame a esta hora. Tal vez solo quiere saber cómo me fue. Después de todo, fui al mundo humano, lugar al que no muchos pueden ir.

El guardia abre la puerta de la sala del trono y yo lo sigo.

—Su Majestad, la capitana está aquí —dice el guardia.
—Adelaida, qué sorpresa.

El Rey Dailos Kanibe es el gobernante actual de Escarlata. Ha habido varios después de Lid, y Dailos lleva gobernando desde hace un par de años.

Hago una reverencia en señal de respeto.

—Mis saludos, Su Majestad el Rey. Me dijeron que quería verme.
—Lamento haberte llamado a esta hora, pero me habían avisado que llegaste y quise llamarte para que me dijeras cómo estuvo tu viaje.
—Usted sabe que no es ninguna molestia para mí.
—Entiendo. Y dime, ¿obtuviste lo que querías?
—La verdad es que las cosas salieron algo distintas a lo que pensé. Es probable que tenga que volver para intentarlo de nuevo.
—Mhm, entiendo. Entonces te doy la libertad de ir cuando gustes, sin necesidad de pedirme permiso. Solo infórmame cuando lo hagas y no descuides las labores que tienes aquí.

Ah, ¿en serio? Este viaje no fue por órdenes suyas, sino que yo le pedí permiso para ir por una investigación personal. No pensé que me diría de ir cuando quiera.

—¡Muchas gracias! Ah, ejem. Aprovecho el momento para devolverle el cetro. Fue un honor haber recibido este objeto de parte de usted.

Se lo entrego. El Cetro de la Concordia solo se les otorga a los gobernantes de Escarlata, pero para Dailos, yo soy alguien de suma confianza, por lo que tuvo la amabilidad de prestármelo cuando estaba por partir hacia el mundo humano. Este objeto existe desde hace un par de años después de la muerte de Lid, por lo que él no ha tenido la oportunidad de poseerlo.

—Has demostrado ser alguien de confianza, por lo que no es ninguna molestia para mí. Espero que te haya sido útil si las cosas se pusieron algo pesadas —me dice.
—La verdad es que me fue bastante útil.

Ya me había imaginado que los humanos se podrían revelar ante mí, pero no se me cruzó por la mente que uno de ellos se enfrentaría a mí con magia. Ni siquiera tuve tiempo de contraatacar.

—Bien, eso es todo. Lamento haberte llamado a esta hora. Ve a descansar que ya es tarde.
—Ah, muchas gracias, Su Majestad. Permiso.

Hago una reverencia y me retiro de la sala.

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⏰ Última actualización: Aug 24 ⏰

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