· Capítulo 59 ·

228 30 7
                                    


Hola mis vampiritos de nuevo por aqui retomando a mi querido Killiam y mi hermosa Lexie, espero les guste este cap y se preparen para lo que viene porque no esta facil... 

Cian.

Todo es oscuridad, ardor, dolor y sufrimiento. No solo porque siento que mi cuerpo se consume en un fuego infernal que no se extingue, sino también porque con cada recuerdo que tengo de lo que le hice a Maggy siento un dolor desgarrador.

De pronto todo esto se detiene y una tensa calma me invade. Me remuevo en la oscuridad aguardando el último golpe por parte de mi mejor amigo y rey. Pero lo que siento es una tremenda calidez invadiendo mi pecho. El lugar donde el fuego inicio comienza a menguar y poco a poco soy devuelto a la realidad.

Abro los ojos de golpe, encontrándome con ese par de orbes violetas, mirándome con cansancio e intensidad. Suspiro y elevo mi mano para acariciar su rostro lleno de arrugas...

—Lo siento tanto —murmuro al ver su ropa manchada de sangre.

—Está bien Cian...—susurra colocando un conjunto de hierbas en mi costado justo sobre la herida realizada por Killiam y la daga.

La cual se encuentra entre sus piernas en el suelo. Mis ojos se fijan en ella de inmediato y su cuerpo se tensa.

—Ni lo pienses un arma como esa debería seguir en manos de brujas —comenta y asiento cerrando los ojos sintiendo dolor.

—¿Killiam?

—Se fue —responde y mis ojos se abren.

—¿Dónde? —pregunto preocupado y ella se encoge de hombros.

—Dijo que iría al bosque blanco —sin dudarlo un instante me pongo en pie empujando a Maggy con cuidado que trata de evitar que me ponga en pie— sigues herido Cian, deja que te cure...—niego con la cabeza y beso su frente.

Sintiendo como su cuerpo se estremece.

—No hace falta, estaré bien...—me separo de ella y me giro para salir a buscar a Killiam.

Pero su voz me detiene una vez más.

—Espera...—el olor a sangre tensa cada uno de mis músculos— te necesitamos entero Cian —murmura y cuando me giro para verla la daga gotea sangre...

Su sangre. Hay un corte en su mano el cual tiende en mi dirección y sonríe con cariño.

—Bebe, estaremos bien —promete y en un movimiento rápido estoy pegado a su mano succionando el vital líquido cargado no solo de energía sino de magia.

Magia que sé usar, magia que no estoy robando ni tomando sin permiso. Magia que al ser ofrecida voluntariamente me llena de poder. Unos segundos después de estar bebiendo, la herida en mi costado está perfecta. La sed desapareció y el dolor en mi cuerpo parece un lejano recuerdo.

Cuando me aparto de su mano, sus ojos me miran llenos de dulzura.

—Es bueno tenerte de vuelta —susurra y suspiro limpiando mi boca.

—No permitiré que nada ni nadie te hagan daño, Maggy —susurro una vez más sobre su frente y ella ríe suavemente.

—Esa promesa ya lo rompiste una vez...

—Y pague muy caro por ello...—tras decir eso desaparezco para ir en busca de Killiam.

Me detengo de golpe frente a la enorme montaña donde la reina y Abel se encuentran de pie contemplando la grandeza de la misma.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora