· Capítulo 41 ·

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Cian.

No pude ocultarlo por más tiempo, aunque me esforcé para mantenerlas a salvo, finalmente llegó el momento en que mi mundo se unirá al de Maggy y tristemente no puedo evitarlo. Suspiro andando de un lado a otro en mi habitación en el momento en que la puerta se abre y mi hermana aparece en el umbral de la misma, sus brazos cruzados sobre su pecho, su ceño fruncido, mostrando que esta cabreada.

— ¿me dirás que demonios te pasa? — me espeta sin dejar de verme y suspiro

— no estoy de humor Kiana, así que largo

— Largo una mierda Cian, Lexie ha venido aquí con el propósito claro de matarte y no lo ha hecho no tengo idea del porqué, pero ambos sabemos que no es exactamente porque Killiam te quiere con vida — hace una pausa para estudiar mi rostro — ¿Qué ocurre? — suspiro meditando mis opciones, tarde o temprano lo sabrá.

— sabia de la existencia de un aquelarre antiguo que podía ayudarlo y nunca se lo dije — murmuro en voz baja, de inmediato mi hermana se viene contra mi estampando su puño en mi cara.

Rio por el fuerte golpe que me ha dado y suspiro poniéndome en pie, su respiración es un desastre y sus ojos rojos me hacen saber que no se contendrá a menos que le dé una buena explicación.

— ¿Cómo pudiste? — escupe con resentimiento y suspiro

— me enamore ¿ok? — lo suelto exasperado porque decirlo ahora me parece la cosa más ridícula del mundo

Su expresión de incredulidad aumenta conforme pasan los segundos hasta que finalmente suelta una sonora y escandalosa carcajada, pongo los ojos en blanco y suspiro, aquí vamos otra vez, mi hermanita la incrédula, que siempre creyó que era un bastardo hijo de puta.

— ¿estás de joda verdad? — rio y niego con la cabeza — ¿en serio, tu enamorado, que clase de broma es esta Cian? — Pregunta dejándose caer en un sofá — porque honestamente no entiendo cómo es que mi hermano el cazador de brujas, se enamoró de una bruja — dice entre risas con ironía

— pues simplemente paso, no me preguntes como ni porque solo paso — sus ojos se fijan en mi con una sonrisa que poco a poco va desapareciendo, suspira y niega con la cabeza

— después de siglos de asesinarlas a sangre fría, de regocijarte en su sufrimiento mientras las cazabas como si fueran simples animales, terminaste enamorado de una — pone sus ojos en blanco y suspira una vez más — eres más ilógico que Killiam y eso es decir mucho — se pone en pie y me observa un instante — ¿sigue viva? — Asiento y ella bufa — genial ¿Cuántos años tendrá, 60, 70 años? — rio y me encojo de hombros

— ¿Qué importa la edad que tenga?

— mientras más vieja más difícil será para nosotros vencerla y si tu estas de su lado aún más — mi ceño se frunce y me tenso de inmediato

— estas diciéndome que iras — pero ni siquiera me deja terminar

— cian por amor al infierno y todo lo maligno que existe en este puto mundo, eres un jodido vampiro, traicionaste a tu rey, el cual despertó y solo tiene en mente despedazar por la medida pequeña a todo aquel que jugo en su contra, tú fuiste uno de los principales autores de dicha traición y cabe acotar que eres su puto mejor amigo — hace una pausa y sonríe de lado — ¿Qué carajos te hace pensar que tarde o temprano no lo descubriría e iría a terminar con ella? — suspiro y niego con la cabeza

— Es una mujer mayor, se supone que tendría que morir de forma natural, la tierra se llevaría su cuerpo y su energía — mi hermana ríe y niega con la cabeza

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora