· Capítulo 18 ·

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Killiam.

La criatura que ahora se mueve por las sombras de la habitación semidesnuda no es más que el resultado mal calculado de mi búsqueda de información, fue una terrible idea regresar a Londres con Lexie tan inestable, sin saber lo que ella es en realidad. Su cuerpo perfecto y grácil deambula en la penumbra contorsionándose al ritmo de la música que suena de fondo.

Desde que apago su humanidad esta Lexie es despreocupada, desinhibida, terriblemente sensual, cruel hasta niveles preocupantes y extremadamente juguetona, se mofa y se divierte con cuanto puede, eso me incluye a mí, el respeto que había ganado en la Lexie con humanidad en esta Lexie es completamente inexistente.

Esta sexy y arrebatadora vampiresa que mueve sus caderas con demasiada sensualidad frente a mí, ha puesto a prueba demasiadas veces mi paciencia, cosa que no hace más que atraerme más hacia ella, cosa que sabe y utiliza a su favor, me fascina la forma en que sus ojos me retan constantemente, me encanta la forma en que sus labios ahora sonríen con sorna cuando le doy una orden, que aunque termina obedeciendo al principio logra ignorar.

Esta criatura que hoy veo ante mí, es la Lexie que tanto tiempo estuvo reprimida en su interior esa Lexie oscura, que ciertamente se ha hecho más lasciva, más nociva, más letal una vez que el don maldito despertó en sus venas y su humanidad se fue de vacaciones a un lugar oscuro en su cabeza.

– ¿Qué piensas? – dice sin dejar de contonear ese culazo que está volviéndome loco frente a mi

– en ese culazo sexy y redondo que tienes – respondo sin dejar de verla, una sonrisa lasciva insinuante se apodera de sus labios ahora siempre rojos.

– Mentiroso – susurra dándome la espalda y meneándose aún más, no sé dónde demonios ha aprendido a moverse así, pero este constante contoneo ya ha logrado su cometido.

Acomodo la creciente erección en mi pantalón mientras ella sostiene su largo y ondulado cabello sobre su cabeza, apenas si lleva una pequeña braga negra de encaje que solo resalta ese tono pálido de su piel.

– No miento – susurro mientras ella se inclina hacia delante y ese prieto y endurecido culo apunta hacia mí, sus ojos me buscan y sonríe con su labio inferior atrapado entre sus dientes

– Lo haces y ahora eres terrible haciéndolo – se gira para dejar al descubierto esos hermosos pechos que me he dedicado últimamente a lamer, morder y chupar con demasiada intensidad.

Sus manos se desplazan hasta ellos y los aprieta comienza a masajearlos mientras sus ojos se fijan en mí, recorre mi cuerpo con lujuria, su expresión es una clara y contundente invitación a que la tome y la folle duro contra la pared, pero solo sonrió de lado.

Adoro que sea así de juguetona, hacia siglos que no me divertía tanto con una vampiresa y si soy sincero nunca imagine que Lexie pudiera llegar a este punto de... perversión y morbo. Puedo decir que sus juegos sexuales son crueles y desmedidos, su sed de sangre se une a la lujuria y al deseo desatando en ella una cantidad de ideas perversas que solo despiertan en mi más morbo del que imagine alguna vez poseer.

– ¿tú crees? – Pregunto ella ríe con suavidad y asiente – quizás solo no me esfuerzo lo suficiente porque quiero que me descubras – vuelve a reír

– jugar al gato y al ratón – detiene el sensual movimiento de su cuerpo y adopta esa expresión ingenua e insegura que a veces la Lexie con humanidad exponía ante mi lasciva mirada y me ve con un nerviosismo fingido – no me siento cómoda jugando a ese juego – dice cubriendo su pecho con sus brazos, la observo con seriedad, a veces hace estas cosas, como si de verdad la Lexie con humanidad retornara luego su expresión cambia y una carcajada fría sale de su garganta – ya quisieras – dice en tono burlón – amo ese juego

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora