· Capitulo 8 ·

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Killiam.

Lexie me observa como si acabara de decirle que le va a salir una cabeza extra, sonrió con picardía, sé muy bien que la vida sexual de Lexie no era muy activa, lo note porque aunque es sumamente hermosa y atrayente para el sexo opuesto, siempre tenía otras cosas en la cabeza, el sexo no fue una de sus prioridades y después de indagar en sus memorias sé que tampoco es una experta o una aficionada al sexo.

- vamos Lex... quítate la ropa...- vuelvo a insistir, y sé que si fuera una simple mortal justo ahora estaría roja como un tomate por la vergüenza.

Me siento sobre la cama, me quito la chaqueta de cuero, luego saco por encima de mi cabeza la sudadera que llevo puesta. Sus ojos se trasladan hasta mi abdomen y su boca se abre ligeramente dejando escapar el aire contenido por ella, sonrió con arrogancia, no voy a negar algo que es obvio, sé que soy atractivo, esta maldición nos hace aún más atrayentes y perfecciona aún más nuestros cuerpos, debe ser así, el humano que vendría a ser nuestra principal fuente de alimento es demasiado visual por lo que simplemente es un arma que usamos contra ellos.

Aunque también sirve para conseguir que las vampiras caigan por ti, como está pasando en este instante con Lexie, si al momento de trasformar a alguien ese alguien tiene buen cuerpo durante la transformación este se hace aún mejor.

- ¿Qué haces?...- susurra sin apartar sus ojos de mi abdomen, después de morder su labio inferior. Sonrió y me dejo caer nuevamente adoptando la misma posición que tenía hace un momento, sus ojos recorren mi abdomen que se contrae y los músculos de mis brazos.

- nada...- sonrió ampliamente e insisto una vez más...- Lex, la ropa, quítatela...- esta vez lo digo como una orden y sus manos automáticamente se van al borde de su blusa, veo que se resiste pero es algo con lo que sencillamente no puede luchar, si tu creador te ordena algo simplemente tienes que hacerlo.

Desliza la tela sobre su cabeza quedando solo en sujetador, lleva las manos hacia el botón de su pantalón y desvía la mirada mientras muerde su labio inferior

- ¿tengo que quitarme todo?...- sus dedos se mueven con lentitud atrasando el momento lo más posible.

Observo sus pechos, debajo de la tela del sujetador, su blanca y tersa piel es una tentación para mis ojos, que la recorren detalladamente.

- ¿Killiam?...- insiste esta vez en tono pícaro lo que me hace sonreír.

- así está bien tranquila... si quiero quitarte el resto luego lo hare...- sentencio fijándome en sus ojos que brillan con cierto deseo.

Sus dedos dejan la labor de desabrochar los botones de su pantalón cruza sus brazos sobre su pecho para cubrirlo, con un movimiento rápido estoy una vez más frente a ella, se sorprende al verme tan cerca, sostengo sus manos y las retiro sin dejar de mirarla

- no te cubras... no tienes nada que ocultar o de lo que estar avergonzada, eres hermosa Lexie...- susurro acercándome más a sus labios, que tiemblan ligeramente.

Pero no llego a besarla solo reposo mis labios sobre los de ella, sujeto sus manos y la guía hasta la cama, donde me siento al borde de la misma, la acomodo a mi lado y quito un mechón de pelo que cae sobre su rostro evitándome así poder verla por completo.

Me acerco a su cuello e inhalo su aroma, su dulce y delicioso aroma, el olor de su sangre inunda mi sistema y las ganas de morderla y beber aumentan, pero solo dejo un beso sobre su cuello me aparto y busco su mirada, pero sus ojos están cerrados, Lex es muy hermosa y ahora que lleva en su sangre este don maldito su hermosura se ha acentuado, sus rasgos se han perfilado aún más y piel parece de porcelana.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora