· Capítulo 16 ·

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Lexie.

Londres se me antoja inmensamente grande, hermoso, brillante y aterrador. Estas mismas calles fueron las testigos del acoso silencioso y malicioso de la criatura que camina frente a mí en este instante. Killiam luce increíble esta noche, un jean negro rasgado en las rodillas unas botas negras de motorista, una sudadera blanca y una cazadora de cuero, no es la gran cosa realmente pero su porte despreocupado y casual lo hacen malditamente atractivo, por no hablar de que el don maldito lo hace aún más atractivo.

No estamos muy lejos del edificio donde solía vivir, no sé qué pasó con mis cosas o con mi familia después de que me transformo y estoy aterrada con lo que pueda conseguir.

– Tranquila Lexie... nadie noto que te fuiste – dice Killiam delante de mí, después de detenerse para mirar hacia el parque donde me embosco.

– ¿Qué quieres decir?

– Todos creen que estas de viaje – comenta con simpleza – o que decidiste tomarte un tiempo – no sé, pero nadie ha pensado que te ha pasado nada

– ¿Cómo sabes? – pregunto con curiosidad

Él se gira para verme con una sonrisa obvia en los labios y se señala la cien, claro su súper poder de leer mentes.

– vamos quiero entrar antes de que regresen – comenta y mi ceño se frunce

– ¿Quiénes? – el hace una seña a la calle de enfrente donde veo a una pareja tomarse de las manos y me siento extraña por un instante.

Mis vecinos están saliendo del edificio en ese momento, éramos amigos muy cercanos, de hecho pasaba mucho tiempo con ellos. Killiam cruza la calle en el momento que ellos se pierden en la esquina y lo sigo de cerca, sube las escaleras como si lo hubiese hecho infinidad de veces, cosa que me da escalofríos.

Se detiene delante de la puerta de mi departamento y se desvanece, luego de unos segundos la puerta se abre, en cuanto ve mi expresión de sorpresa sonríe con malicia

– Bienvenida – dice señalando el interior de mi departamento.

Dudo unos instantes antes de dar algunos torpes pasos al interior, se siente extraño estar aquí, como si ya no me perteneciera, todo se me hace ajeno, inhalo profundamente y ese aroma a canela que solía haber apenas es perceptible.

Killiam se mueve por el espacio como si fuera suyo, de hecho me asusta con la precisión con la que busca las cosas, ni yo misma me sabía a veces donde dejaba las cosas. Se dirige hacia el mueble de la sala y saca una caja donde solía guardar fotografías, se sienta en el sofá y la destapa, comienza a revisar las fotos, una a una, sonríe de vez en cuando pero no dice nada. Solo lo observo porque no sé qué otra cosa hacer.

Pasados algunos minutos deja la caja y se encamina a la que era mi habitación, doy algunos pasos detrás de él, dudando de si está bien seguirlo, cuando decido hacerlo me detengo en seco al notar sobre la mesa del comedor un bolso.

Mis ojos se abren como platos y un jadeo se escapa de mis labios, ese bolso es de mi hermana, me acerco a la mesa, mis manos se mueven solas hasta él y lo tomo el aroma impregnado en él es el de mi hermana, pero además también está el de mi madre.

Dejo el bolso y camino con rapidez a la habitación de huéspedes, cuando la abro la cama está hecha a la perfección y una maleta enorme está cerca de la puerta, todo huele como mama.

Comienzo a hiperventilar aunque soy consciente que no necesito el aire para vivir, mi cuerpo lo hace involuntariamente, escucho ruidos en la habitación contigua y salgo con una lentitud pasmosa, cuando entro en mi habitación, Killiam está revisando mi armario, no entiendo que es lo que cree que va a encontrar aquí, pero todo sería tan fácil si solo preguntara.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora