· Capítulo 23 ·

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Lexie.

Por alguna razón la energía en este lugar me desagrada, se siente extraño y aunque fuera pude diferenciar ciertas cosas en ella, dentro del lugar es totalmente diferente, el ambiente se siente pesado, el aire se siente pesado, como cargado de algo siniestro y honestamente justo ahora no puedo sentir exactamente miedo, pero si precaución, algo no está bien en este lugar.

Giro sobre mi misma y observo las casas a mi alrededor, parecen deshabitadas pero al mismo tiempo todo se ve como si simplemente las personas habían estado allí horas antes. Movida por instinto cierro mis ojos y me concentro en lo que me rodea, como vampiro puedo distinguir las presencias y la esencia de las personas no solo por su energía por así decirlo también por su olor.

Pero el lugar extrañamente no huele a personas, ni lobos, ni nada, solo un aroma dulce incluso floral puede respirarse en el ambiente, eso me perturba, abro mis ojos confirmando lo obvio, lo que mis ojos pueden notar, el pueblo esta vacío, no hay nadie aquí.

Suspiro con frustración y continuo caminando por el medio de la calle en la que me encuentro, casas iguales a ambos lados, paredes de ladrillo, jardines bien cuidados, si me preguntan luce como un lugar donde te gustaría vivir, las casas son grandes y muy bonitas, parece todo muy tranquilo. Al llegar al final de la calle me detengo, tengo la vaga sensación de que están observándome, giro sobre mi eje observando en todas direcciones, pero no noto nada extraño.

– Algo no está bien, ten cuidado – esa ronca y fría voz susurra en el interior de mi cabeza y frunzo el ceño.

Ya había notado que algo no estaba bien, pero esa voz en mi cabeza, un escalofrío recorre mi espalda y me giro con brusquedad, nada, sigo aparentemente sola en mitad de un supuesto pueblo fantasma, respiro profundamente buscando diferenciar algún otro olor que no sea ese floral

– No hagas eso – vuelve advertir la voz en mi cabeza cuando ligero mareo invade mi cuerpo.

Abro y cierro las manos a los costados de mi cuerpo y parpadeo varias veces, inmóvil donde estoy permanezco en silencio tratando de hacerme consciente de que hay algo en mi cabeza tratando de advertirme y no es precisamente mi instinto de supervivencia.

Suspire frustrada, esto no estaba dando resultados, que caso tenía que Killiam me trajera con él a un pueblo donde no hay nadie, pensaba en eso cuando la locura se desato a mi alrededor.

Un fuerte fuente de luz me encegueció por un instante desde el frente, levante mi mano como acto reflejo para proteger mis ojos, pero la luz quemo ligeramente mi piel y fruncí el ceño ante eso, no había logrado terminar de procesar ese aspecto cuando la voz en mi cabeza advirtió una vez mas

– cuidado vienen por a ti, corre – pero no fui lo suficientemente rápida, un fuerte golpe en el costado de mi cuerpo me hizo caer, sin control alguno sobre mi cuerpo, mi cabeza golpeo el suelo de concreto con demasiada fuerza nublando mi vista por un instante, la calidez de la sangre comenzó a descender de inmediato por el costado de mi cara.

Intente ponerme en pie, pero de una mandíbula fuerte, llena de colmillos se cerró en una de mis piernas cerca de mi tobillo, el dolor horrible haciendo que mi respiración se agitara con rapidez, fui elevada del suelo y con una fuerza antinatural fui a parar al otro lado de la calle, mi espalda choco con una camioneta negra que se hundió ante la fuerza del impacto la alarma de la misma comenzó a sonar inundando todo el lugar de un atronador sonido que colaboro con mi aturdimiento.

Busque a mi atacante y ante mí para mi sorpresa un lobo enorme, su pelaje tupido negro como la noche, sus ojos azules casi blancos brillaban con ferocidad y de pie junto a él, una chica, pelirroja con sus manos a los lados, de ella brotaba una extraña energía que pude interpretar como magia, sus ojos color purpura llamaron mi atención y fruncí el ceño.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora