· Capítulo 20 ·

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Killiam.

La ira que quema mi interior solo puedo compararla con el temor que sentí cuando vi a esos bastardo mover el sortilegio mágico hacia Lexie, por suerte fui más rápido que ellos y ella logro moverse, mi ira aunque hasta cierto punto incomprensible para ella es bien justificada.

El ardor en mi costado es abrumador, desesperante y no entiendo cómo es que estas malditas brujas siempre logran de alguna manera doblegar mi fuerza, cuando el vampiro de categoría baja intento atacar a Lex, me desvanecí para impedirlo pero al mismo tiempo Lexie lo hizo y al intentar evitar que otro vampiro la atacara el primero dio en mi costado, tuve que hacerme a un lado porque en mitad del caos Lexie ni siquiera noto que seguía allí.

No solo se puso en riesgo así misma sino a mí también y el puto sortilegio es más poderoso de lo que imagine, con razón Vincent lucia tan tenso, bastardo. Me giro para ver a Lex que permanece inmóvil con sus ojos rojos fijos en mí, sus colmillos distendidos en señal de retadora, aunque no puede moverse, ni hablar lucha con tanto ímpetu por liberarse que es admirable.

Pero definitivamente hoy recibirá un castigo digno de su estupidez, por su culpa me hirieron, además acabo con un gran número del clan Gremory, uno de los clanes más importantes en Londres y por consecuencia tuve que acabar con su líder, esto aunque podría ser muy beneficioso para mis planes, será un puto caos y una locura en cuanto los del consejo y mi querida hermana se enteren.

Me paseo por la habitación a su alrededor, solo la observo, mientras ella inmóvil sigue mis pasos solo con sus ojos, sonrió de lado al ver la agitación en ellos, tiene razones para estar así, porque si, la he castigado de forma brutal en el pasado, pero todo ha sido físico y por suerte para ella, nuestra capacidad curativa la ayuda a menguar los castigos físicos.

Hoy lo llevare a otro nivel, hoy conocerá ese Killiam que despertó en esa maldita fosa dispuesto a acabar con quien fuera para llevar a cabo su cometido.

– Eres endemoniadamente terca – suelto después de un largo rato de silencio y de verla luchar contra el vínculo que nos une para tratar de liberarse.

Cierro mis ojos, hay varias formas de hacer esto, una pasiva y una activa por así decirlo, la pasiva me permite llegar justo hasta donde ella me lo permite, la activa ignoro por completo lo que ella me deja ver y voy directo a lo que busco, no estoy ánimos ni de humor para estarme con rodeos, tampoco para ser gentil.

Vuelvo abrir mis ojos y me fijo en los de ella, solo veo nerviosismo y temor, pero lo ignoro, lo primero que consigo cuando traspaso su primera barrera, es absoluta oscuridad, está intentando velar sus memorias, sus recuerdos, tonta.

– Estos trucos baratos no significan nada para mi Lexie – susurro acercándome más a allá, y sujetándola de la mandíbula para fijar su rostro y no perder contacto visual

Fijo mis ojos en los suyos, ese tono miel en el borde externo de sus pupilas que son negras como un pozo sin fondo me observan fijamente y es todo, estoy dentro.

Continuo presionando y la oscuridad comienza a ceder, comienzo a ver flashazos de nuestros últimos días juntos, el sexo, la cacería, la muerte de su madre, todo demasiado reciente como para tener que profundizar mucho en su memoria, es lo bueno de esto, que no tengo que escarbar tanto.

Su cuerpo comienza a estremecerse cuando continuo presionando, mi presencia haciéndose más fuerte, aplastante, por fuera doblego su voluntad con mi fuerza física y la energía que despido por dentro con toda mi capacidad mental para hacerla añicos, me concentro en lo que busco, en lo que espero conseguir, me olvido del exterior, de lo que nos rodea somos solo el recuerdo perdido y yo.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora