· Capitulo 7 ·

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Killiam

Materializarme era algo que solía hacer muy seguido hace siglos, cuando aún tenía el poder y el respeto de los de mi clase, cuando era temido por los Lobos o respetado por los druidas, pero después de dormir durante tanto tiempo ciertas habilidades también se duermen, y aunque todos mis sentidos están al cien por ciento, muchas de las habilidades que tenía y que puede que ahora tenga gracias a los años vividos aún permanecen dormidas o aletargadas, hacer esto consume muchísima más energía de la que recuerdo, pero todo es el efecto de haber despertado apenas hace un mes.

Encontrarme con tantos vampiros en mi camino ha sido quizás un golpe de suerte, ver a Aria caer presa de la sed solo con mencionarla me dice lo frágil que es el autocontrol con la sed original, suspiro y me dejo caer sobre la cama. Alejarme de todos fue lo que mejor pude hacer, usar mis habilidades aun me debilita, no lo suficiente como para que lo noten pero no quiero arriesgarme. Siento la confusión de Lexie y su incertidumbre, ha pasado por tanto en tan poco tiempo que sé que su cabeza debe ser un mar de confusión, pero no ha sido tan malo, aunque yo sea cruel con ella, la necesito fuerte y no solo físicamente, mentalmente debe ser lo suficientemente fuerte como para soportar y vivir lo que está por comenzar.

Una guerra entre vampiros, siempre es mucho más violenta y devastadora que una guerra entre seres humanos, aunque han avanzado tecnológicamente hablando, nuestras guerras abarcan muchos sufrimientos físicos. El olor de la sangre de Lexie llega a mis fosas nasales por encima del resto, siempre está flotando, diferenciándose del resto, la ansió, pero no puedo beber de ella ahora... cierro mis ojos, que Aria sea la líder del consejo me servirá, pero no confió en ella, no puedo hacerlo, aunque quisiera. La puerta de la habitación se abre y Lexie entra sorprendiéndose al verme sobre la cama

- lo siento... no sabía que estabas aquí...-

- entra...- susurro sin mirarla

- ¿estás bien?...- pregunta mirándome seria.

- ¿bebiste?...- pregunto ignorando su preocupación, niega con su cabeza y da un par de pasos dentro de la habitación y se detiene a escasos centímetros de la cama, observándome, sus ojos se posan en mi abdomen desnudo y lo recorre con sus ojos, no puedo evitar sonriera.

- cada vez que tengas la oportunidad bebe... mantendrá la sed a raya...- ella desvía sus ojos de mi cuerpo y se fija en mis ojos

- ¿por qué Aria se ha puesto así cuando mencionaste la sed?...- sonrió con arrogancia y le susurro cerrando mis ojos

- Aria es una de las primeras... la maldición en ella es mucho más fuerte que otros, como pasa con el buen vino, cuando lo tomas directo del barril es puro, cuando lo traspasas a una botella y lo mezclas para rendirlo o hacer un nuevo sabor su originalidad y pureza se pierde, es lo mismo con los vampiros, solo los primeros sufrimos de la sed original... y esa no hay forma de controlarla del todo jamás...- a menos eso cree Aria...- pienso, pero no lo digo cuando transformamos a un humano en vampiro solo estamos cediendo una parte de la maldición, en mí y en Aria la maldición está prácticamente intacta

- ¿eres el primero?...- pregunta en un hilo de voz. Abro mis ojos para observarla, su tono es de pesar

- no, mi padre lo fue...- respondo con simpleza...- luego me transformo a mí y a Aria...- la escucho suspirar y estremecerse

- ¿Por qué lo hizo?...- aun con los ojos cerrados recuerda esa noche

Hacia frio, demasiado, era una de esas malditas noches en que el invierno se cobraba vida inocentes, aunque éramos un pueblo con riquezas siempre había personas menos afortunadas, mi padre hacía varios días que había partido en busca de la dichosa bruja que nos ayudaría, pero no volvía, yo descendía al pueblo del castillo para visitar a esas personas en estas noches, mi padre me había enseñado a ser bueno con mi gente, un rey bueno gobernaba por mucho tiempo teniendo feliz a su pueblo. Un grito desgarrador surco la silenciosa y fría noche, me tense porque nunca había escuchado nada igual, corrí hacia la fuente del grito y llegue casi al borde del pueblo donde solo unos poco habitaban en esta época del año.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora