Capítulo 61

145 24 1
                                    



Lexie.

Parece una eternidad el tiempo que llevo aquí. No soy consciente de nada más que dolor, desesperación y oscuridad. Porque es lo único que mis ojos pueden ver. Un velo cubrió mi vida en cuanto llegue a este lugar. Keller es lo único que escucho además de mi pesada respiración, gritos y jadeos.

No sé para qué es mi existencia, ni para que sigo aguantando todo esto. Pero de alguna extraña y sádica forma sigo resistiendo. Como si algo dentro de mí no quisiera renunciar del todo. Como si simplemente no pudiera hacerlo.

Intento abrir mis ojos, pero pesan demasiado, así como el resto de mis extremidades, las cuales siguen colgando de esas ataduras invisibles. Un rumor bajo y extraño llega a mis oídos e intento nuevamente abrir los ojos.

Cuando lo consigo lo único que logro ver es oscuridad, por lo que termino cerrándolos una vez más. Da igual que si los abro o no, porque a fin de cuentas no puedo ver nada.

—Hola hermosa —esa voz me saluda una vez más y mi espalda se eriza consciente de lo que viene.

Mi cuerpo reacciona a su presencia, pero ya no como solía hacerlo. Al principio era como si una fuerza inigualable se hiciera presente y se resistiera con todo lo que tiene, en este punto esta menguando.

—¿Cómo te sientes? —pregunta deslizando sus asquerosos dedos sobre mi cuello.

Permanezco en silencio no porque no pueda hablar sino porque no quiero hacerlo.

—La ley del hielo, eso es cruel Lex, estoy aquí cuidando de ti —murmura con burla Keller y me siento desfallecer un poco más cuando siento ese desesperante dolor atravesar mi cabeza.

Abro la boca para gritar, pero ningún sonido sale de mi garganta hace siglos que mi voz se perdió. Su risa fría y cruel me acompaña durante todo el doloroso aguijoneo que su tortura me imparte.

—Deberías intentar hablarme, así sabría si hemos progresado —continua, pero permanezco en silencio porque no puedo más.

Sus manos se cierran sobre mis mejillas elevando mi rostro y siento sus pulgares acariciarme con cierta delicadeza. Entonces un destello de lo que parece un recuerdo llega a mi cabeza, alguien acaricio mi rostro antes de esta forma, pero también me llenaba de dolor.

—Para...—suplico queriendo que esto termine, pero mi petición es ignorada como siempre.

Más bien el dolor aumenta y me veo forzada a contraer mi adolorido cuerpo y retorcerme cuando mi cabeza parece que va a explotar. Un calor intenso me recorre de pies a cabeza y siento que en cualquier momento voy a explotar en llamas quemándome viva.

Pero nada de esto pasa, simplemente se detiene el dolor con brusquedad mientras Keller continúa acariciándome.

—¿Quién eres hermosa? —pregunta una vez más.

Mi cabeza se esfuerza por encontrar una respuesta a esa pregunta, pero no consigo algo de cordura y certeza en la neblina que arropa mi mente. Por lo que termino en silencio una vez más recibiendo el mismo tratamiento que he me ha dado hasta ahora...

Más dolor...


KILLIAM

Todo está listo, sé a dónde debo ir y como llegaremos allí. Partiré al lugar donde inicio todo, donde mi vida termino y volvió a iniciarse. Un lugar que ciertamente detesto, pero amo por igual porque fue mi hogar.

Miro hacia el frente y observo cada rostro que va acompañarme, cada par de ojos que me observa expectante sabe muy bien que lo que viene no será fácil y puede que muchos mueran. Pero la determinación en sus miradas me deja una cosa muy clara...

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora