Capítulo 39

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Keller.

La extensión de bosque que cubre gran parte del área que rodea el castillo está sumida bajo una hermosa oscuridad, desde que desperté he estado acumulando poder para poder enfrentarme a él. Sonrió de lado cuando la puerta del salón se abre y por ella entra Aria, la pequeña hermana ingenua y caprichosa.

– Padre – murmura en mi dirección con respeto y resentimiento, mi sonrisa se ensancha

– ¿Qué quieres Aria? – permanezco observando el oscuro bosque desde el enorme ventanal en la sala del trono.

– siguen en Estambul, solo que no sabemos dónde están con exactitud – rio suavemente y me giro para verla.

La expresión fría en su rostro causa excitación en mí, es tan malditamente humana que odio la forma en la que siente, sería una gran aliada y una gran compañía si no fuera por esas emociones de mierda.

– lo sé, ¿el consejo está listo? – Duda un poco antes de responder y esa duda me hace desconfiar, sonrió de lado porque sabe perfectamente que no tiene oportunidad contra mí – Aria, ¿el consejo está listo? – Respira profundo y asiente – bien, entonces nos reuniremos con ellos – poso mis ojos una vez más en el bosque, donde he decidido reunir mi energía.

Este enorme castillo será mi fortaleza y ese bosque será mi primera línea de defensa, Killiam vendrá a mí tarde o temprano, incluso si no desea hacerlo, Lexie lo conducirá hasta mí, no puede evitarlo. Sonrió ante el dulce pensamiento de despedazarlo lentamente una y otra vez y volver hacerlo hasta que su estúpido cuerpo no pueda volver a regenerarse.

– Padre – la voz de Aria me saca de mis pensamientos y me giro para verla – ¿estás seguro que es buena idea mostrarte tan pronto? – rio al escuchar su tono de voz, odia tener que ceder el control después de llevarlo tanto tiempo.

Si no fuera tan ambiciosa la habría seguido utilizando, ha hecho muy bien su papel, pero es hora de salir de la oscuridad y mirar a todos estos insectos de mierda a la cara y darles utilidad.

– ¿asustada? – pregunto sin mirarla, de inmediato su cuerpo se tensa y rio.

Invado su cabeza solo para disfrutar de sus estúpidos pensamientos, mientras la escucho caer al suelo, quejándose de dolor, sonrió ante su agonía, es jodidamente excitante verla a mis pies retorciéndose.

– Aprendes lento Aria – murmuro girándome hacia ella.

Doy un par de pasos hasta alcanzarla y me inclino sobre ella, elevo su barbilla con delicadeza para enfocar sus ojos, están cristalizados con ese delicioso tono carmesí que las lágrimas les conceden. Acaricio su labio inferior y rio cuando intenta apartar su rostro.

– por esa razón siempre preferí a Killiam, es más listo que tú, es más inteligente y en definitiva el sí sabe cómo hacer las cosas – sus ojos me miran con odio y es justamente ese sentimiento que deseo tanto que siga ardiendo en su interior.

Me pongo en pie y camino hasta el trono donde me dejo caer, liberándola de mi tortura, la observo con fastidio y sonrió cuando se pone en pie con dificultad.

– Ve por el consejo, los quiero aquí en una hora – hago una pausa y suspiro – si llegas tarde me asegurare de descuartizarte varias veces – asiente ligeramente con su mandíbula tan tensa que estoy seguro debe estar doliéndole.

Se gira y sale de la habitación sin volver a mirarme, su cabeza en blanco obligándose a no pensar nada que me muestre lo que piensa o siente, pero es inútil si quiero saberlo solo debo entrar en su cabecita, fin de la historia. Una vez solo en la amplia sala del trono me dispongo hacer mi siguiente movimiento.

Killiam · El despertar · ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora