4. Buen Juicio

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Una vez saltaron del auto en movimiento, los autos que estuvieron tras de ellos aumentaron en número junto con la cantidad de atacantes, Charlie no pareció verse abrumada por eso, saltando entre cada automóvil para desviarlo hacia un choque seguro. Alastor por su parte dispara contra las cabezas de los conductores de forma certera, así como de algunos francotiradores que buscaban impactar sus proyectiles sobre la grácil figura de Charlie.

Aun así, ella se alzaba imponente, escapando fácilmente de los ataques, terminando con las vidas de aquellas inmundas sanguijuelas de a una en una, hasta finalmente no dejar a ninguno de ellos con vida.

Y cuando todos sus atacantes parecieron encontrarse fuera de combate, ellos pudieron respirar con tranquilidad nuevamente. En medio de un escenario lleno de cadáveres, las calles de ese pequeño circuito industrial finalmente estaban en silencio.

Charlie volteo a verlo, dirigiéndole una tímida sonrisa de victoria. Alastor la miró por un momento, con sus pensamientos cortantes chocando contra la parte racional de su cabeza, instándolo a desviar su vista y proseguir con la frialdad de sus acciones, pese a que su corazón deseaba desesperadamente acortar las distancias y unir sus labios a los de ella. Era un sentimiento tan contradictorio que le hacía sentir impotente, aplacando su buen juicio.

— ¡Cuidado!

Charlie había notado antes que él como uno de los ataques que habían creído muertos, le apuntaba con su arma. Ella había corrido para alejarlo del rango del disparo, recibiéndolo en la pierna derecha. Alastor le disparo de vuelta, sorprendido por la rapidez que este tuvo al saltar desde el auto, corriendo hacia ellos. Con un cuerpo fornido y una velocidad que asemejo en un momento la de Charlie, el espía fue lanzado varios metros por culpa de una patada que este le hubo propinado. Impactando contra la pared, el dolor de unas costillas rotas le vino de inmediato, provocando un encogimiento involuntario. No obstante, no hubo tiempo para recuperarse. Mediante una batalla cuerpo a cuerpo, The Princess of Hell luchaba contra el otro asesino quien denotaba la experticia de sus movimientos, metódicos y difíciles de neutralizar pese a toda la fuerza que Charlie imponía. El problema se presentó cuando este la pateo en su pierna herida, haciéndola flaquear y caer fácilmente en la abertura de su atacante, terminando atrapada en una llave contra su cuello que la dejo inmovilizada contra él.

Atrapada entre los fornidos brazos último asesino en pie, Charlie tenía el cañón de una pistola amenazando su vida mientras Alastor le apuntaba del mismo modo, expectante a cualquier abertura que pudiera encontrar. Sin embargo, al estar usando a la oficinista no solo como rehén, sino como escudo humano, no habría forma de disparar sin herir a la mujer.

Y claro, la idea atravesó la cabeza del espía como una estela, con un rehén fuera de combate, el atacante no tendría otra forma que soltarlo y salir de su zona de confort, pero a estas alturas, las intenciones del malicioso hombre no estaban precisas en escapar de forma segura, sino recuperar su orgullo herido. No le importaba ser ralentizado por las heridas de Charlie, a él solo le interesaba tenerla de rehén o de escudo, dado que había dudado en dispararle desde que realizo esa acción.

Entonces, viendo las circunstancias, para salir airoso solo había una escapatoria ¿Sería capaz de matar a Charlie solo para sobrevivir? ¿Hasta qué punto podía reaccionar con frialdad?

Como espía, Alastor se jactaba de ser meticuloso y tener nervios de acero, facilitando la elección de las mejores opciones en fin del cumplimiento de sus objetivos. Siempre priorizando su misión, jamás dejándose llevar por el impulso o las emociones.

Desde que tenía cierto uso de razón, la conciencia de Alastor sobre la existencia de casi todas las personas era vana e incluso despreciable. Similares a insectos, cualquier cosa que pudiera sucederles era completamente ajeno a él siempre y cuando no afectara sus propias ambiciones, la situación no mejoro cuando comenzó a trabajar de forma encubierta, como asesino, mantener la frialdad en su trabajo fue algo alcanzado sin problemas, disfrutando del peligro y el sufrimiento ajeno de las pobres almas que caían en su mano.

Entonces, si siempre ha sido así ¿Por qué ahora estaba dudando?

Paso su mirada a Charlie.

Sus ojos clamaban que huyera, que la dejara allí y salvara su vida, pero a pesar de sentirse traicionado, su corazón no concebía una vida sin su querida Charlie. Ella se había convertido en algo indispensable, trepando dolorosamente en todos los rincones de mi corazón y mente, intensificándose a través de la convivencia cotidiana cada día. La forma en como el espía le tomo cariño comenzó poco a poco a su energía llena de luz y jovialidad, hicieron que el esperara con ansia el retornar cada día a un sitio que jamás espero tener: un hogar. Ella había creado un lugar que este había abandonado desde aquella terrible bomba acabo con la vida de su madre hacía tantos años, montando un espacio lleno de canto durante las mañanas, una comida llena de energía con despedidas cariñosas por parte de una traviesa Molly antes de su salida a la escuela, una jornada de trabajo extenuante pero recompensada por las sonrisas de las dos personas que lo recibían con brazos abiertos. Ese había sido un sueño que ni siquiera había deseado pero que ahora que lo había alcanzado, no se podía dar el lujo de que le fuera arrebatado.

Por eso, aunque fuera una decisión arriesgada, era lo mejor para el futuro.

—Bien... será a tu modo —acepto, bajando su arma, a la espera de cualquier ataque de pudiera venir del indiscriminado sujeto.

Este sonrió con victoria, disparando en múltiples ocasiones a diferentes partes del cuerpo del espía. Charlie ahogo un jadeo que sobrevino a un terrible grito de horror. Como si fuera en cámara lenta, Alastor cayó al suelo bajo un terrible acopio de sangre que supuraba de su cuerpo a borbones.

—Como... ¿Cómo te atreves? —murmuraba entre dientes. Sus manos, llenas de temblor, subieron al brazo que la contenía, arañándolo con sus uñas.

Con una tremenda fuerza proveniente de la ira que sentía en su pecho, le destrozo el brazo haciéndole soltar el arma. El tipo se arrodillo gritando de dolor mientras sostenía su brazo, y dándole la oportunidad que necesitaba, Charlie ensarto su daga en su cuello, sacándola con la misma rapidez que la introdujo. Incontables hilos de sangre brotaron de su cuello mientras se ahogaba en ella, caminando hacia atrás apenas unos pasos antes de caer al piso. Al mismo tiempo, Charlie corría hacia donde yacía Alastor recostado, sin siquiera saber que herida cubrir, lo miró con ojos empapados de lágrimas.

—Oh dios, por dios, Alastor —lloriqueaba, cubriendo la herida con mayor cantidad de sangrado. Por su parte, el espía volteo a verla, sonriéndole escuetamente.

Aun cuando se encontraba terriblemente herido, con mente nublada por la bruna, se encontraba feliz de haber confiado en su instinto. Charlie estaba bien y eso era lo que importaba.

Alastor siempre se jactaba de su buen juicio al momento de tomar sus decisiones y creía que ese momento no era la excepción. 

Bueno, este ha sido breve, pero creo que al menos ha quedado como esperaba

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Bueno, este ha sido breve, pero creo que al menos ha quedado como esperaba. Disculpando la demora, en Venezuela aun no son las 12, asi que he cumplido con este día. Espero que les haya gustado sinceramente y sigamos leyendonos el resto de estos días, la otra semana tengo noticias interesantes porque se acerca mi cumpleaños y tengo cosas muy interesantes para compartir con ustedes, esperelas con ansias. 

Secretos de Familia (Charlastor AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora