21. Destino

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Si Charlotte Morningstar tenía que admitirlo, no podía negar que tenía un vínculo bastante ridículo con las emociones románticas, las historias de amor y el pensamiento de las vidas que se encuentran destinadas a pasar el resto de su vida juntas.

Y es que no podía negarlo, habiendo crecido durante sus primeros catorce años de vida con unos padres amorosos que eran la clara muestra del amor verdadero, hicieron que sus expectativas sobre el amor y el matrimonio fueran sumamente elevadas, al punto de que había llegado a la certera edad de 27 años sin un compromiso romántico decente y ni que decir de alguna propuesta de matrimonio. Siendo ella una mujer excéntrica en todo el sentido de la palabra, espantaba a los caballeros con su impresionante fuerza y con lo despistado de su ser, sin contar que no apreciaba en ocasiones las conversaciones de temas banales que los hombres que la regodearon intentaron apreciar.

Por ello, en cuanto alcanzo cierta edad de madurez, enfocada en su tarea de asesina profesional, se quedó con la idea que el romance no era para ella y que solo le quedaba apreciarlo desde la distancia como una mera observadora. Incluso, cuando inicio el matrimonio falso con Alastor, lo había visto única y exclusivamente como un modo de alejarse de las miradas austeras y malintencionadas de sus compañeras de trabajo, así como crear una fachada sólida que escapara del foco del servicio secreto, pudiendo de este modo, seguir sus actividades sin inconvenientes.

Sin embargo, cuando comenzó a pensar que el destino le había traído a su alma gemela en un curioso encuentro. No le importo que este hubiese estado casado antes ni que tuviera una hija de otra mujer, Alastor Gallow se había convertido en la luz de sus ojos, siendo imposible para ella alejar la mirada de él.

Incluso se vio sorprendida por este, en varias oportunidades cuando fue incapaz de apartar sus ojos de su reluciente y encantadora sonrisa, presa del sentimiento que se gestaba con fuerza en su pecho y que conforme pasaba el tiempo, crecía de un modo que le hacía añorar el pasado, rescatar los trozos de un sueño infantil e idealista en donde su príncipe de brillante armadura venía a rescatarla de un terrible villano.

Y aunque Alastor no era un príncipe ni nada por el estilo, era un completo caballero en todo sentido de la palabra, así como un buen cocinero, bailarín y padre atento a las necesidades de su hija, el solo compartir breves momento a su lado hacía que el deseo de proteger ese nuevo entorno en el que vivía se hiciera más fuerte, y la determinación que había tenido en un momento, de proteger a su país de aquellas personas que asesinaron a sus padres, había cambiado al deseo de proteger a su nueva familia. No importaba si era solo una fachada, los sentimientos de Charlie eran verdaderos, y mientras duraba aquel pequeño sueño, ella estaba dispuesta a luchar con dientes y garras con el único fin de salvaguardar sus vidas.

Así que cada noche antes de dormir, cuando había deseado las buenas noches a la dulce de Molly y se hubo despedido de la afable sonrisa de Alastor, le rezaba al destino que la guiaba que, si era al menos un poco misericordioso, le permitiera permanecer el resto de su vida con ellos.

Eso es lo que más añoraba.

Este fue un poco más corto, pero asi ya vamos reduciendo los capitulos que teniamos atrasados, espero les guste

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Este fue un poco más corto, pero asi ya vamos reduciendo los capitulos que teniamos atrasados, espero les guste. 

Secretos de Familia (Charlastor AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora