Patético, que tan patético podía ser.
En los más de diez años que Alastor tenía trabajando como agente encubierto le había sucedido un hecho tan vergonzoso y deplorable como el que estaba sufriendo.
Recostado contra un tronco, Alastor sentía su visión un poco nublosa debido a sus heridas. Sus sentidos podían escuchar los gritos desesperado de Charlie y de Molly a sus costados, pero la cabeza le daba vueltas. Intento pensar con cabeza fría, recapitulando los hechos que lo dejaron en esa circunstancia.
Esa noche venían los tres regresando de ver una película en el cine, Molly había estado muy emocionada con la experiencia, siendo la primera vez que entraba a uno. La experiencia había bastante impresionante, pese a la pequeña cantidad de personas que habían estado dentro de la función. Compartiendo con Charlie sus palomitas e interviniendo cada que podía durante la película, la hora que duraba el largometraje se le hizo eterno a Alastor, quien no era fanático de ese tipo de entretenimiento. Sin embargo, tanto Charlie como Molly habían estado muy emocionadas por ir a ver la función, de modo que el locutor no pudo negarse.
Cuando finalmente termino, habían decidido ir a comer fuera para salir de la rutina en la que comúnmente se veían inmersos. Alastor consideraba que era un buen incentivo llevar a la niña fuera de casa cada cierto tiempo, para que el estrés académico no fuese a ser contraproducente para su pequeño cuerpo, y, por ende, pudiera afectar la misión.
No obstante, una vez se encontraban de camino hacia su casa, tomando el recorrido corto por el parque que se encontraba un poco oscuro debido a la influencia de la luna nueva, una figura corpulenta, perteneciente a un hombre de al menos treinta años se apareció frente a ellos con un arma exigiendo la entrega de todas sus pertenencias.
El locutor lo había visualizado un poco antes, los había comenzado a seguir en el momento que se adentraron al parque. Disimuladamente habían tomado un par de vueltas en su camino, con la intensión de perderlo sin llamar la atención de Charlie o de la pequeña. No obstante, cuando pensó que podían retirarse tranquilos del lugar, Molly emprendió una pequeña carrera con el deseo de ser perseguida y atrapada antes de llegar al final del parque. Ese hecho fue lo que descontrolo todo, puesto que el inocente juego fue aceptado por la mujer de cabellera rubia, siguiendo a la niña en su carrera.
Alastor las siguió lo más cerca que pudo hasta que el grito de miedo de su hija lo alerto, encontrándola en los brazos de Charlie, quien la abrazaba protectoramente.
El hombre claramente se encontraba en un estado de drogadicción mientras le exigía su cartera, amenazándola con un cuchillo.
Evaluando las vías más rápidas de neutralizarlo, la opción más factible era la de dispararle con el arma que llevaba en su gabardina. El problema es que la acción lo dejaría en evidencia ante Charlie, siendo incapaz de explicar porque un simple locutor de radio llevaría consigo un arma de fuego. Fue en ese momento de duda donde todo se descontrolo, cuando el hombre alzó el cuchillo con toda la intención de atacarlas a ambas.
Desde la distancia donde se encontraba, enfrentarse al hombre cara a cara hubiera sido la solución menos reprochable, le dejaría una excusa perfecta si llegaba a resultar herido y podría fácilmente atribuir sus acciones a la legitima defensa. El problema vino cuando en lugar de atacarlo, sus piernas cambiaron la dirección de su destino. Fue un acto reactivo, siquiera antes de que su cerebro pudiera procesar, se había lanzado a protegerlas con su cuerpo, recibiendo de lleno el ataque del cuchillo que atravesó su lateral izquierdo.
Tanto Charlie como Molly gritaron horrorizadas cuando vieron la sangre expandirse por el exterior de su ropa, pero olvidándose de eso, Alastor se dio la vuelta, encestándole un puñetazo al hombre que lo dejo inconsciente en el suelo. Una vez a salvo, la claridad de su herida fue inmediata, haciéndole encogerse y arrodillarse en el suelo.
De inmediato madre e hija hicieron lo posible de llevarlo hasta el tronco de un árbol cercano para recostarlo, otros ciudadanos que pasaban por ahí, comenzaron a dar el grito de alarma, pidiendo el apoyo de la policía y de una ambulancia.
Alastor se sentía mareado, presintiendo que la herida, aunque no letal, era más escandalosa de lo que se sentía, aunque no negaba el dolor que esta ocasionaba en su costado. Los gritos y llantos tanto de Molly como de Charlie le aturdían, pero estaba seguro que no era lo peor de todo. Charlie le tomaba de la mano pidiendo que no se durmiera, que la ayuda venia en camino.
Sinceramente, si el dolor no fuera tan fastidioso, podría reír por la estupidez que había causado. Casi podía escuchar el regaño de Rosie en su cabeza debido a eso, en todos sus años de servicio nunca había cometido un error tal, que incluso sentía que su reputación como espía estaba en juego solo por eso.
No había estado en una verdadera amenaza de muerte, su herida no era letal, ni siquiera su atacante era un asesino experto de Ostania, solo un patético drogadicto que vivía de robar en el parque.
Si todo eso estaba claro ¿Por qué reacciono de ese modo?
Sabía que ellas dos eran solo una fachada, una vía para lograr la misión que se le había encomendado, aun si lo hubieran visto disparar un arma, no sería difícil hacerlas callar, aunque eso ralentizase el logro de la misión. Y teniendo en cuenta la facilidad con la que pudo haber resuelto las cosas en un instante, por qué dudo en tomar su arma y dispararle a ese hombre. Por circunstancias menores hubiera hecho lo mismo o hasta más, considerándolo como algo necesario e incluso, divertido. Acabar con la vida de patéticos insectos siempre había sido algo de lo que el espía disfrutaba, pero aun con todo eso, su mente dudo, permitiendo que se abriera una brecha y pusiera en peligro a madre e hija.
Incluso, si en el peor de los casos hubieran resultado heridas, dependiendo de la gravedad, solo estarían reposando en el hospital.
Entonces, porque el pensamiento de que algo malo pudiera haberles pasado fue tan ensordecedor e inconcebible que su cuerpo actuó por puro instinto, anteponiendo su corazón por sobre su racionalidad.
Viendo como desde lo lejos, podía divisar la figura burlona de Husk a la distancia, disfrazado como paramédico que venía en su auxilio, el espía estaba seguro que la cara de vergüenza que tenía no podría desaparecer tan fácilmente en los siguientes días. Pero, aun así, confortando a madre e hija, solo podía pensar en algo.
Aun a esas alturas, pese a los resultados desastrosos de su acción y pese a las lágrimas que ambas tenían en sus rostros, el espía sería capaz de cometer tales estupideces si ellas podían encontrarse bien. Estaba convencido de ello.
¡Hola! Buscando recuperar el hilo de publicación, aqui nos encontramos nuevamente con nuestra bella historia de Secretos de familia. Ya zanjando el decimo día, seguimos en el pasado donde Alastor comenzaba a darse cuenta de lo importante que son Molly y Charlie para él, pese a que el no pensar puede traerle más vergüenzas o regaños de los que puede imaginar. En la noche espero subir otro capitulo más para adecuarme ya a solo un día restante del reto del fictober, espero todo salga bien XD
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Secretos de Familia (Charlastor AU)
FanfictionMolly era una niña normal que asistía a una escuela poco común, tenía una amiga cercana y unos padres amorosos a quienes quería con todo su corazón, pero aunque se vieran normales por fuera, su familia no era para nada normal. Todo el mundo guardaba...