La mañana estaba oscura en San Francisco. No solía ser de esas que creían en los malos augurios, pero esa mañana... sentía algo mal. Empezando por la sensación de que cuando bajé a la cocina, hacía una hora, sentí que alguien me observaba. Me regañé a mi misma por pensar que alguien podía estar observándome o que alguien había conseguido colarse en la mansión, cuando era realmente imposible con la protección que había no solo en la mansión, si no en toda la zona. Pero aun así esa sensación me siguió cuando llegué a la mansión para despertar a los niños.
— Buenos días Blair. —dijo Katy sobresaltándome.
— Dios, Katy... —dije poniéndome la mano en al corazón.
— Perdóname. —dijo sonriendo y poniéndome una mano en el hombro. —No quería asustarte.
— Oh, no te preocupes. —dije sonriéndole. —Soy yo, que llevo una mañana un poco rara.
— ¿Y eso?
— Nada importante. —contesté antes de girarme hacia la puerta. —Voy a despertar a los niños.
Lilian y Daniel se despertaron rápido, así que los vestí y bajamos a desayunar.
— ¿Estás lista para tu concurso de palabras? —le pregunté a Lilian, mientras le hacía dos trencitas.
— Si. —dijo ella sonriendo. —Mi amiga Margot y yo hacemos un gran equipo.
— No lo dudo. —dije sonriendo.
— Buenos días. —dijo Isaac entando a la cocina.
— Buenos días muchacho. —le dijo Katy dándole una taza de café igual que la mía.
— ¿Podemos hablar? —me preguntó Isaac después de aceptar el café.
— Claro. —dije siguiéndole al pasillo.
Isaac llevaba puesta la ropa del club de natación en el que competía, y su bolsa estaba en el pasillo, al lado de la puerta de la entrada.
— ¿Qué pasa? —pregunté cuando se giró hacia mí.
— ¿Crees que Daria se molestaría si hoy no vas a trabajar?
— No creo... ¿Por? —pregunté extrañada.
— Me gustaría...Bueno, quiero que vengas hoy al club conmigo. —dijo rascándose la nuca nervioso.
— ¿Quieres que vaya? —pregunté.
— Quiero. —fue lo único que me dijo.
— Voy a hablarlo con Daria. —dije reprimiendo una sonrisa. —Dame un segundo.
Fui hacia el salón y llamé a Daria. Cuando le expliqué la situación no dejó de chillar de emoción antes de dejarme muy claro que si no iba me llevaría ella a rastras.
— Dice que no le molesta que no vaya. —dije cuando llegué a donde estaba Isaac.
— Vale, vamos en mi coche.
— Tengo que llevar a tus hermanos a clase. —dije volviendo a la cocina.
— Los llevamos en el mío y luego los recogemos.
— ¿Dónde vamos? —preguntó Lilian.
— Hoy venís conmigo y Blair en mi coche.
— ¡Si! —dijo Daniel.
— Katy. —dije cuando los niños seguían a Isaac hacia su coche. —Dile a Nick, que puede entrar en mi casa, cuando él pueda, a colgar los espejos que hablamos ayer.
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Creo que te quiero
RomanceQuerer no es fácil y cuando te cruzas con alguien como el hijo de tu jefa menos aún, pero tampoco es imposible. Blair tendrá que aprender a superar todo lo que tiene escondido dentro de ella y que le da miedo sacar, dándose cuenta de que lo que nos...