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Ya era lunes, lo que significaba volver a la rutina. Anoche, Cameron y Sophie volvieron a casa con los niños de su mini escapada familiar. Me costó dormir a Lilian ya que solo quería contarme todo lo que había visto en la montaña, yo insistí en que ya tendríamos tiempo, pero le dio igual. Me obligó a tumbarme con ella en su cama para hablarme de bichos y plantas. Por eso, ahora, le estaba costando un mundo despertarse.

— Lili. —dije por enésima vez mientras corría las cortinas de la habitación y le dejaba el uniforme encima de la cama. —Llegaremos tarde.

— No quiero ir a clase. —se quejó ella quitándose el pijama.

— Y yo no quiero ir a trabajar.

— ¿Vas con tu amiga Daria?

— Si. —dije sonriendo.

— Un día la quiero conocer. —dijo ella.

— Hagamos un trato. —le dije acercándome a la cama. —Si no tardas, esta tarde vamos a merendar tortitas a la cafetería.

— ¿En serio? —preguntó sonriendo.

— Si, pero ya sabes que tienes que hacer.

Lilian se levantó de un salto de la cama y me empujó hasta la puerta.

— Ve a despertar a Dan, yo no tardo nada.

Sonreí y fui a la habitación de su hermano pequeño. Lo desperté y vestí enseguida, para después salir y ver a Lilian de pie delante de su puerta.

— Muy bien. —dije revisando que no le faltara nada.

— ¿Entonces, iremos a por unas tortitas?

— Iremos.

Desayuné con ellos y con Katy, y los subí al coche para ir a la escuela. Una vez los dejé, de camino a la cafetería, llamé a mi madre.

— Hola. —dije metiéndome en la carretera que llevaba a la cafetería.

— Hola Blair. —dijo mamá al otro lado de la línea. —¿Qué tal?

— Bien, de camino a la cafetería.

— ¿Qué tal allí? —preguntó.

— Muy bien, Mike y Daria son un amor.

— Tu padre me dijo que Mike era muy simpático.

— Lo es, me recuerda al tío Gress.

— Ya entiendo por qué eran amigos.

— Eso mismo pensé yo. —dije entrando en la calle de la cafetería.

— ¿Y en la casa?

— Bien.

— ¿Y con el hijo mayor?

— ¿Isaac?

— Si. —odiaba que me conociera tan bien.

— Bueno, no sé mamá. —dije aparcando el coche. —Es raro. Cuando estamos juntos siento como una atracción hacia él muy diferente a la que he sentido nunca. Pero es que él no parece sentir lo mismo.

— Os acabáis de conocer, es normal.

— ¿Y entonces yo? Lo conozco desde hace nada y mírame...

— No somos todos iguales, cariño. Cada uno necesita su tiempo y su espacio para acercarse a alguien, a lo mejor lo que le pasa es que no le gusta mucho el contacto.

— Si puede ser, pero sería raro. —dije pasándome las manos por el pelo. —Me abrazó ayer.

— ¿Te abrazó?

Creo que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora