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— ¡Para! —gritó Lilian, revolviéndose en el sofá mientras Isaac le hacía cosquillas.

— No. —dijo él sonriéndole a su hermana, que intentaba escaparse.

— ¡Blair, dile algo!

— Algo... —canturreé.

— Nooo, eso no —se quejó Lilian.

— Mejor para mí. —dijo Isaac apretujándola en el sofá.

Lilian se había quedado conmigo y con Isaac en la casa mientras su madre y Cameron, llevaban a Daniel al médico, ya que estaba algo enfermo.

Al final, Lilian, consiguió soltarse de las garras de su hermano y correteó feliz hacia mí, que estaba sentada en la mesa del comedor, revisando el diseño del vestido que estaba trabajando con Sophie.

— ¿Qué haces? —me preguntó curiosa.

— Un trabajo para tu mamá.

— ¿También haces ropa?

— Que va. —dije apartando la silla de mi lado para que se subiera. —solo la estoy ayudando.

— ¿Eres su ayudante?

— Algo así. —me encogí de hombros y miré el folio que tenía entre mis manos. —¿Qué te parece?

Lilian abrió la boca, sorprendida, y me levantó el pulgar.

— Es de princesa.

— Lo es.

— Cuando sea mayor me lo quedaré.

— Entonces lo haré más bonito.

— Bien. —dijo aplaudiendo. —¿Puedo ser tu ayudante?

— Claro que sí. —dije sacando una hoja, con un maniquí en blanco. —Quizá me vendría bien tener una segunda opción, ¿quieres hacer uno?

— ¡Sí! —exclamó, emocionada, cogiendo un lápiz de encima de la mesa.

Una vez Lilian pintaba, me centré en mi diseño. Sophie y yo decidimos que la tela sería de un color azul eléctrico, con algunos encajes negros en el escote y en el bajo del vestido. También añadí una capa azul, de un tono más oscuro, que cuando se lo enseñé, le encantó. Pero aun había algo que no me acaba de convencer.

Suspiré y miré hacia el sofá, donde Isaac miraba la televisión. Me levanté y fui con él, dejándome caer dramáticamente a su lado.

— ¿Ya has agotado toda tu vena artística?

— Siento que si sigo mirando ese boceto, acabaré encontrando más fallos.

— ¿Quieres que hagamos algo diferente?

— ¿El qué? —pregunté.

— Lili. —dijo Isaac llamando a su hermana.

— ¿Qué? —preguntó sin hacer mucho caso, mientras se mordía la lengua concentrada.

— ¿Vamos a nadar?

Lilian soltó el lápiz muy rápido y me miró.

— ¿Podemos ir?

— Está bien. —contesté. —No es un mal plan.

Mientras Isaac se fue hacia la piscina para encender las luces y todas las cosas, Lilian y yo fuimos a su habitación a por su bañador, después de yo coger el mío.

— ¿Sabías que yo se nadar? —me preguntó Lili de camino a la piscina.

— ¿Si?

— Ajá. —asintió. —De mayor quiero nadar como Isaac.

Creo que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora