Me desperté desubicada, mientras los rayos del sol empezaban a asomarse por la habitación.
Un brazo me rodeaba por la espalda, así que me giré para quedarme frente a frente con Isaac. Sus ojos descansaban tranquilos y tenía los labios entre abiertos.
Cerré los ojos y aspiré el olor a su perfume, entre las sabanas, antes de levantarme con cuidado.
Fui hacia el baño, y lo que vi en el espejo me gustó, hasta podría acostumbrarme a ello. Tenía el pelo por la cara, los ojos me brillaban, llevaba puesta la camisa de Isaac, mal abotonada, y había dormido del tirón, sin rastro de la pesadilla que había tenido.
Me quité la ropa y me metí en la ducha. No tardé apenas en ducharme, después me puse la camiseta que llevaba antes, que olía aun él, y volví a la habitación en silencio por si Isaac dormía.
Me metí de nuevo en la cama cuando vi que seguía durmiendo, y aproveché para mirarlo un rato.
Pasé la mano con suavidad por los rizos que tenía en la frente y se los eché por atrás. Isaac rumió algo por lo bajo y abrió los ojos.
— Buenos días. —susurré.
— Si que lo son. —dijo atrayéndome más hacia él y dejándome un beso corto en los labios. —¿Has dormido?
— He dormido. —dije acurrucándome en su pecho.
— Me alegro mucho. —dijo volviendo a cerrar los ojos.
Nos quedamos un rato en silencio, hasta que me sonó la tripa. Isaac abrió un ojo y me sonrió.
— Parece que alguien tiene hambre.
— Teniendo en cuenta que ayer no pude comerme mi postre.
— ¿Cómo qué no? —preguntó indignado. —¿Y yo que fui entonces?
— Idiota... —dije sonriendo.
— Vamos a desayunar. —dijo apartándome de él para que nos levantáramos.
— ¿Desayunar? Son las dos de medio día, yo creo que más bien comer.
— Pues comer. —dijo levantándose de la cama, y alcanzando sus pantalones, que estaban tirados en el suelo.
— Le voy a escribir a Daria. —dije cogiendo mi móvil. —Así si están con tu madre y Cameron, que nos esperen.
— ¿Y no podemos comer solos? —preguntó con tono lastimero. —De hecho, no tendríamos ni que salir de la cama, podemos pedir que traigan la comida.
— Tengo que pedirles disculpas por lo de ayer.
— ¿Por qué? —preguntó Isaac extrañado, mientras yo me quitaba su camisa y se la daba. —No has hecho nada malo.
— Me fui sin dar explicaciones ni nada.
— Como quieras. —dijo Isaac encogiéndose de hombros.
Nos acabamos de vestir y salimos de la habitación. Daria me dijo que estaban en el comedor, apunto de empezar a comer, así que fuimos hacia allí.
— ¿Segura que no quieres que comamos juntos? —dijo mirándome de refilón.
— Venga, luego podemos pasar un rato juntos.
— Eso ya lo tenía por sentado. —dijo soltándome de la mano para abrir las puertas del comedor.
Entramos, y no tardamos en encontrar a todos sentados en una de las mesas que estaban pegadas a la zona de juego infantil.
— Hola. —dije cuando todos se dieron cuenta de nuestra presencia.
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Creo que te quiero
RomanceQuerer no es fácil y cuando te cruzas con alguien como el hijo de tu jefa menos aún, pero tampoco es imposible. Blair tendrá que aprender a superar todo lo que tiene escondido dentro de ella y que le da miedo sacar, dándose cuenta de que lo que nos...