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Después de mi beso con Isaac, Daria y yo nos fuimos con la excusa de que estábamos cansadas. Thomas insistió en acompañarnos para, según él, que llegáramos bien. Cuando literalmente MI CASA ESTABA A TRES MINUTOS DE LA MANSIÓN, pero no dije nada porque algo pasaba entre Thomas y Daria cada vez que se miraban o hablaban.

Esa noche no fui capaz de pegar ojo, solo podía pensar en los labios de Isaac junto a los míos.

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A la mañana siguiente, después de acompañar a Daria a la puerta principal para que cogiera el coche para irse, me quedé en la casa principal. Era casi mediodía y dado que Katy no estaba y Sophie y Cameron no llegaban hasta mañana, preparé algo de comida para mí, Nick e Isaac.

— ¿Qué haces? —preguntó Nick apareciendo en la cocina.

— Preparaba algo de comer. —dije echando un puñado de pasta a la olla con agua hirviendo.

— Espero que no me envenenes.

— Intentaré no hacerlo. —dije forzando una sonrisa.

— ¿Ayer vinieron los amigos de Isaac?

— Si, estuvimos abajo. —dije moviendo con una cuchara el agua. —¿Por?

— Os escuché cuando guardaba los coches en el garaje.

— Podrías haber venido.

— No creo que a Isaac le gustara. —dijo encogiéndose de hombros. —No sería apropiado.

— Yo fui. —dije yo. —No creo que tu hubieras molestado. Además, seguro que tienes la edad de ellos.

— Dos años más. —dijo él jugueteando con una pulsera de cuero que llevaba. —Isaac tiene 23, yo 26. Y creo que Thomas tiene uno o dos años más que Isaac.

— Un par de años más, un par de años menos... —dije restándole importancia. —te vienes la próxima.

— Como ordenes. —dijo sonriendo, de una forma que no le había visto nunca.

— ¿Desde cuando trabajas aquí? —le pregunté escurriendo la pasta.

— Desde hace unos cuantos años, mi madre conocía a la familia y cuando supo que necesitaban a alguien vine.

— Joder, si que llevas tiempo aquí... Tienes que saber todo de todos.

— No todo, pero sí. —dijo soltando una carcajada. —¿Algo que quieras saber?

Sopesé la pregunta que me rondaba en la cabeza, quizá era inapropiado hacérsela a Katy o incluso a Isaac, así que me decanté con que Nick sería el prefecto para responderla.

— ¿Tú sabes algo sobre James Hopkins?

— ¿Por qué iba a saber algo de él? —preguntó como si le hubiera echado un balde de agua fría.

— No sé. No sé. Yo pensé que quizá sabías algo.

— Sé lo que todos. —dijo más relajado. —Murió hace seis años en un accidente de coche y dejó viuda a Sophie, con dos hijos.

— ¿Y nunca has escuchado a la familia hablar de ello?

— No les gusta mucho tratar el tema, mucho menos a Isaac.

— ¿Por qué? —pregunté extrañada.

— Estaba en el mismo coche que su padre cuando el accidente.

— Joder...—dije dejando todo lo que tenía en las manos. —Debió ser devastador.

— Toda una tragedia...

Creo que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora