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El primer día cuando llegamos, nos reunimos con Sophie, Cameron y los niños para comer; después cada uno se fue a su habitación a descansar. Daria y yo pasamos esa tarde y el día siguiente en el jacuzzi del hotel, mientras que los chicos nadaban en la piscina que había a unos metros de nosotras.

Ahora nos arreglábamos para bajar a cenar con todos al comedor principal. Daría estaba nerviosa y se movía de un lado a otro en la habitación.

— Daria, para. —dije mirando a mi amiga a través del espejo del baño.

— ¿Qué? —me preguntó

Me giré hacia ella, se había puesto un vestido verde oscuro super elegante y bonito, y la miré.

— Te pasa algo.

— No me pasa nada. —dijo ella parándose al darse cuenta de que se movía por toda la habitación.

— Daria... —dije dejando la máscara de pestañas que me estaba poniendo encima del lavabo, y yendo hacia ella. —Te conozco.

— De verdad, que no...

— Eres mi mejor amiga. —la corté. —Puedo reconocer cuando te pasa algo.

Ella pareció haberse dado cuenta de cómo la había llamado, que su mirada me acogió con cariño.

— ¿Soy tu mejor amiga?

— Claro. —dije abrazándola. —Creo que desde el primer momento en el que dijiste que eras team Edward.

— Idiota. —dijo Daria en mi hombro.

— Lo digo en serio. —dije separándome de ella. —Eres mi mejor amiga.

— Y tú la mía. —dijo ella haciendo que se me llenara en pecho de cariño.

— Por eso quiero que me digas que te tiene así.

Daria volvió a soltarse de mí y a dar vueltas delante de la cama. Yo me senté en esta y esperé a que me contara que le pasaba.

— Yo... no sé cómo...

— Daria —dije mirándola. —tranquila, seguro que lo podemos...

— Puede que esté embarazada. —dijo ella interrumpiéndome.

— ¿Qué? —pregunté en shock.

— Llevo tres días de retraso. —dijo sentándose a mi lado. —Y es raro porque nunca se me suele atrasar.

— ¿Estás segura? —pregunté cogiéndole la mano. —Quizá si has hecho un cambio de alimentación o has cambiado algo...

— No creo Blair.

— ¿Pero tú y Thomas...?

— Solemos usar protección siempre, y yo me tomo las pastillas anticonceptivas. —dijo mordiéndose el labio. —Aunque es verdad que lo hemos hecho un par de veces sin condón estos últimos meses.

— Pero tomas pastillas anticonceptivas.

— Eso puede fallar. —dijo.

— Vale, no te preocupes. —le dije. Pero ella se levantó y se puso de lado.

— ¿Crees que albergo algo dentro de mí? —dijo acariciándose la barriga.

Y no se si fue su forma de acariciarse el vientre o como usó las palabras, que solté una carcajada haciendo que se uniera a mí.

— Ahora en serio. —dije recuperando el aliento. —Vamos a esperar a volver a casa, si para entonces no te ha bajado...

— Iremos a por un test. —acabó ella por mí. —Y hasta que lo averigüe, se acabó el sexo sin condón.

Creo que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora