Cuando me desperté, unos ojos azules me observaban.
Isaac estaba al otro lado de la cama, con la ropa aun puesta y lo más separado de mí, que se podía estar.
— Hola. —dijo con cierto temor en la voz.
Volví a cerrar los ojos y los volví a abrir. Estaba cansada, no había dormido nada. Llevaba semanas sin tener una sola pesadilla, pero anoche, todas decidieron volver. Y lo ultimo que me apetecía, por ende, era discutir con Isaac.
— Hola. —susurré. —¿Qué hora es?
— No serán más de la siete.
— Vale. —dije pasándome una mano por la cara. —Voy a despertar a tus hermanos.
— Te ayudo. —dijo levantándose a la par que yo.
— Como quieras.
Isaac frunció el ceño, pero esperó a que me vistiera para ir a despertar a los niños. Él sabía perfectamente porque el ambiente estaba tenso entre los dos, pero no hizo ningún alegato de querer hablar, así que yo preferí no hacerlo tampoco.
— Puedes despertar a Lili, si quieres. —dije señalando la pureta de ella, mientras yo entraba en la de Daniel.
Esa mañana no hubo juegos en la cama, simplemente lo desperté y vestí. Y parecía que Daniel tampoco había pasado buena noche.
— Hoy vamos a ir a ver a Daria. —le dije, sonriendo. —¿Querrás un poco de chocolate?
Daniel asintió sonriendo.
— Perfecto. —dije dejándole en el suelo, para abrir la puerta de su habitación. —Ahora vamos a llevar a Lili al cole.
— ¡No quiero! —escuché que gritaba Lilian desde su habitación.
Preocupada, abrí la puerta con rapidez. Pero solo me encontré a una Lilian cruzada de brazos, a medio vestir, y a un Isaac que parecía querer tirarse por la ventana.
— ¿qué pasa? —pregunté cogiendo el jersey que Isaac tenía en la mano.
— No quiere ponerse el dichoso jersey.
— No. —dijo Lilian, con los brazos cruzados. —Porque no voy a ir al cole.
— Claro que vas a ir. —dije poniéndome de rodillas delante de ella. —Isaac baja con Dan, y que Katy empiece a prepara los desayunos, ahora bajamos.
— ¡Yo no!
— ¡Ya basta de gritar! —le dije a Lilian levantando la voz.
— De acuerdo. —me contestó Isaac, sorprendido por haberle levantado la voz a su hermana.
— Gracias. —le dije.
Cuando cerraron la puerta y me volví hacia Lilian, me miraba enfadada.
— ¿Qué te pasa?
— No quiero ir a clase, y no me quiero ponerme ese jersey.
— Lilian... tienes que ir al cole.
— No. —volvió a negarse. —¡NO QUIERO!
— Te he dicho que no grites. —repetí.
— Pues no me lleves al cole.
— No estoy para tonterías, Lilian.
— No voy a ir.
— Lilian. —le advertí.
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Creo que te quiero
RomanceQuerer no es fácil y cuando te cruzas con alguien como el hijo de tu jefa menos aún, pero tampoco es imposible. Blair tendrá que aprender a superar todo lo que tiene escondido dentro de ella y que le da miedo sacar, dándose cuenta de que lo que nos...