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—    ¿Qué te hizo qué? —me preguntó Daria abriendo los ojos.

—    Pues eso... —dije cerrando mi maleta. —El ambiente subió de tono, me pidió que me metiera con él en la bañera. Una cosa llevó a la otra...

—    Jo-der. —dijo sentada en la cama.

—    Y nos besamos.

Daria se quedó callada con los ojos más abiertos que antes.

—    Este es el momento en el que dices algo...

—    Hostia, te has besado con el jodido Isaac Hopkins Saint Clare.

—    Lo sé. —dije sin poder reprimir la sonrisa.

—    Ay Blair... Que cara estás poniendo.

—    ¿Qué cara?

—    La de estar enamorada de él hasta las trancas.

—    ¿Qué? —dije negando de la cabeza. —Qué va. 

Daria llegó temprano a la mansión para así estar conmigo cuando Isaac y Thomas vinieran a buscarnos para ir juntos al hotel. Cameron y Sophie ya se habían ido con los niños para aprovechar la mañana, por lo que estábamos solas en la casa.

—    Que fuerte. —dijo sonriendo. —Si te gusta.

—    Que no. —dije bajando la maleta al suelo. —Además, si me gustara, no creo que fuera reciproco.

—    Oh vamos Blair... No me vengas con esas. Isaac está igual que tú, o más.

—    Seguro...

—    Te lo prometo. —dijo saliendo conmigo de la habitación. —De hecho, Thomas piensa lo mismo.

—    Sois de lo peor. —dije sonriendo mientras bajaba las escaleras. —Por cierto ¿A qué no sabías que Thomas te sonsacaba información de mi para decírselo a Isaac?

Ella sonrió y no dijo nada.

—    ¡Daria! —exclamé. —Si lo sabías.

—    Al principio no. —dijo tirándose al sofá cuando llegamos al salón. —Pero cuando Thomas empezó a preguntarme casi a diario y a todas horas, me lo olí.

—    Sois de lo peor. —dije de nuevo sentándome a su lado. —Me lo podríais haber dicho.

—    Se habría perdido la magia.

—    Y tú... Bueno da igual. —dije arrepintiéndome.

—    No, dime.

—    Solo era por si sabias que le preguntaba Isaac de mí.

—    No he llegado a ver mucho, Thomas es muy cerrado en cuanto a Isaac. Pero es verdad que más de una vez he visto los chats, y Isaac le pregunta sobre si estás cómoda trabajando aquí, o cómo te va en la cafetería, si yo te había visto algo triste o mal ese día... cosas así.

El pecho empezó a arderme de felicidad y esas mariposas que llevaban semanas dando vueltas en mi estómago revoloteaban aún más rápido.

—    Es monísimo. —dijo Daria. —Yo creo que tendrías que hacer algo estos días en el hotel.

—    No creo. —dije.

Daria iba a contestar cuando el timbre sonó y fui a abrir.

—    Hola. —dijo Thomas revolviéndome el pelo y pasando hacia el salón. —Qué bonito te ha quedado todo esto

—    Hola, gracias. —dije sonriendo y negando con la cabeza.

—    Hola. —dijo Isaac sonido y pasando por mi lado para ir hacia el salón.

Creo que te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora