🌸12. Verdad🌸

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- Tenemos que hablar Jimin- dijo Jungkook con seriedad, mirando al azabache quien se mantuvo en silencio. - ¿Tú conoces a Yoongi?- preguntó acercándose a Jimin quien seguía en silencio en su mirada se podía notar como se tensaba al escuchar aquel nombre. El rubio lo miraba esperando a que este respondiera.
 
- ¿De dónde sacas eso?-preguntó un tanto nervioso después de varios segundos en silencio, Jungkook comenzaba a dudar de lo que diría pero estaba decidido a encontrar la verdad y no quería perder esta oportunidad, quería ayudar a Yoongi pero no podía hacerlo hasta que supiera todo lo que paso entre ellos dos.
 
- No es necesario mentir Jimin, hable con él, esta buscándote- acercándose aun más a su amigo que parecía estar paralizado, el azabache negó con una ligera sonrisa burlona en su rostro, suspiró con pesadez cruzando sus brazos.
 
- Ese malnacido en su vida me estaría buscando, han pasado cinco años Jungkook, cinco jodidos años donde lo estuve esperando- decía con rabia, mientras estiraba su mano en su totalidad remarcando el numero, el rubio lo miró con tristeza. - ¿Qué hablaste con él?- su tono era un tanto frío, tratando de esconder aquella rabia que le consumía su cuerpo.
 
- Me dijo que fue a Francia a buscarte, que no se dará por vencido hasta que te vea vivo, no quiere darte por muerto como tu familia lo hizo- trató de resumir todo, pero ver la reacción de su amigo le partía el alma, conocía aquel rostro plagado de rabia que le consumía, aquella decepción que te consume, el dolor que se marca en tu corazón y no te deja vivir en paz; Jungkook lo conocía a la perfección.
 
- Es preferible que me dé por muerto, yo no quiero verlo jamás- contestó enfadado, el rubio estaba a pocos pasos de él, lo entendía y no culpaba aquella reacción pero tenía la necesidad de saber el porque de todo.
 
- ¿Qué pasó Jimin?, ¿Qué pasó entre ustedes dos para que no quieras verlo?- preguntó con un tono más amigable, el azabache suspiró con pesadez mirando al rubio con sus ojos cristalizados por las lagrimas que le inundaban. Agachó la cabeza con tristeza dejando caer sus lagrimas que se escurrían por sus mejillas hasta caer por su mentón, sollozaba en silencio, Jungkook se acercó a él, abrazándolo de forma inmediata, con una de sus manos le acariciaba sus cabellos en una tierno gesto de consolación.
 
- Él… me abandonó cuando más le necesitaba Jungkook- musitó entre llanto, el rubio tan solo sentía como su corazón se estrujaba, podía palpar su dolor, sentía aquellas lágrimas que se escurrían por sus ropas pero poco le importaba. Jimin sentía como miles de recuerdos inundaban su mente. - Es una historia larga-
 
- Te escucharé toda la noche si es necesario-
 
Jimin se aparto de Jungkook mirándole con sus ojos repletos de lagrimas que no paraban de brotar, suspiró con pesadez para calmar su respiración recordando aquel día.

 
5 Años atrás:
 

Era de mañana, una mañana fría y lluviosa, las gotas de líquido llevaban más de 2 días seguidos sin dejar de caer, convirtiendo un tibio otoño a un invierno apresurado que golpea con fuerza aquella ciudad, los cielos grises hacen más deprimentes los días, las calles encharcadas no permiten el caminar con normalidad pues es tanto el exceso de agua que en diferentes partes de la ciudad no puedes siquiera pasar a menos que sea con un bote. Las hojas de los árboles han caído completamente dejando solo ramas posadas en un largo tronco, empapado soltando un aroma a humedad.
 
Los parques que rebosaban de pasto verde y flores que se daban casi para invierno, ahora están debajo de 2 centímetros de agua que los ahoga cada segundo, el lodo o si se le puede llamar así ensucia las banquetas y entradas de casas, dándole una vista sucia y abandonada, pues por la falta de gente en las calles cualquiera que se encontrará en los barrios de Seúl diría que es una ciudad fantasma que tiene cientos de años abandonada.
 
Nadie se podía explicar este fenómeno húmedo, así como tampoco la duración, la época de lluvias ya había acabado meses atrás, pareciese que la naturaleza estuviera triste pues las demás ciudades aledañas estaban de igual o peor manera, todo aquel panorama se extendía hasta las afueras de la ciudad de Seúl, donde dentro de un espeso bosque se encontraba la villa familiar perteneciente a la familia Kim.
 
Para ellos eran días donde podían pasar en familia, disfrutando de aquel clima tan hostil dentro de su enorme mansión disfrutando de aquellos lujos que la vida les otorgo, pero no todo era felicidad, aquella mañana parecía tan sombría para los integrantes de la familia Kim quienes encerrados en dentro de unos de los cuartos de aquella mansión discutían con fuerza tanto era así que los gritos se podían extender fuera de la puerta de la biblioteca principal.
 
Dentro de la biblioteca se encontraba los cinco miembros de la familia, los tres hermanos junto con sus padres, Taeyang patriarca de aquella familia estaba más que furioso, en sus manos tenía una carta de una clínica de la ciudad, miraba con desdén a su hijo Jimin quien se encontraba hincado sobre él, llorando desconsoladamente.
 
- Eres una mancha negra en esta familia Jimin- dijo con rabia apretujando el papel en sus manos, el menor tan solo se limitaba a llorar en silencio. -¡Eres una BASURA!- gritó con rabia, lanzándole el papel que cayo frente suyo.
 
- Por favor...padre, yo lo lamento- Jimin le miró desde abajo, sintiendo como sus piernas temblaban junto con sus manos, era tal su miedo que le tenía a su padre que disculparse era lo único que venía a su mente. Taeyang le miró con desdén, estaba totalmente furioso y eso se podía notar a flor de piel, aquella ira reflejada en su mirada, mirada que dirigía a su único hijo doncel.
 
- No me llames padre, que me da asco, me da asco saber que pude tener un hijo como tu- decía con rabia, Hana madre del menor observaba todo en silencio, sintiendo como su corazón se apretujaba ante las palabras de su esposo. Jimin agachó la cabeza con tristeza.
 
- Basta Taeyang, es nuestro hijo no puedes hablarle de esa forma- intervino la mujer, tomando a su marido de su hombro, lo miraba con lágrimas en su ojos pero el mayor no se tentó el corazón, furioso, se separó con brusquedad del agarre de Hana, este se acercó al menor tomándole con brusquedad de sus brazos jalándole hacía si, Jimin lo miraba temeroso.
 
- ¿QUÉ FUE LO QUE HICE MAL?- Exclamó con rabia, agitando a su hijo con brusquedad, Jimin apretujaba sus ojos temeroso - ¡Me das asco!, actuaste como un vil puta que abre las piernas a cualquier cabrón- Hana se acercó a Taeyang tratando de separarlo de su hijo, el mayor le empujó con brusquedad evitando que se metiera en la discusión. La mujer lo miraba temerosa, jamás había visto a su esposo de esa forma, aquella ira que le consumía estaba comenzando a preocuparle.
 
- Por favor papá, me estas lastimando- musitó Jimin con una mueca de dolor dibujada en su rostro, le tomó de sus manos para poder zafarse del agarre pero el mayor solo pudo esbozar una mueca de desagrado ante tal tacto, aventando a su hijo con brusquedad, chocando con el suelo creando un estruendo en seco.
 
- Tú no eres más mi hijo, tú ya no eres más un Kim, tan solo traes a esta casa mala suerte, hubiera preferido que hubieras muerto hace dos años, para evitarme esta vergüenza de tener a alguien como tu en mi familia- Taeyang se incorporó acomodando su traje, sus palabras tenían un tono frío y cruel, aquella palabras que se clavaban en el corazón de Jimin, quien miraba a su padre con tristeza, lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas.
 
- Tu padre no sabe lo que dice Jimin, tu siempre serás de esta familia- Hana miraba a su hijo, caminando hacía él, pero Taeyang le detuvo su caminar con brusquedad mirando a su esposa con rabia.
 
- ¡CALLATE!- exclamó con rabia - ¡VETE DE AQUÍ! ¡NO QUIERO VERTE DE NUEVO EN ESTA CASA! - escuchaba gritar a su padre, sus gritos se expandían por todo el estudio, Taehyung miraba a su hermano en silencio estaba furioso pero no estaba dispuesto a intervenir por su hermano, sabía que lo que había hecho fue una completa estupidez.
 
Jimin se levantó del suelo, acomodando sus ropas, tomó aquella carta entre sus manos guardándola en su saco, limpió sus lagrimas tratando de guardar la compostura y que sus manos dejasen de temblar pero su cuerpo le traicionaba, aunque tratara de ocultar su miedo, las miradas desaprobatorias de su padre y hermanos le hacían temblar.
 
- ¡Basta Taeyang! ¡Es tu hijo!- su madre alegaba con preocupación, separando al menor de su padre quien lo tomaba con fuerza de la camisa. El susodicho tan solo lo soltó con brusquedad dándole un pequeño empujón que lo hizo caer en el sofá. Hana se acercó a su hijo tratando de que los ánimos de la discusión reciente se calmaran poco a poco.
 
- No seas tan duro con él padre, solo fue un pequeño error- intervino Namjoon con tranquilidad, mirando a su padre quien parecía no ceder ante su enojo. Miró al mayor de sus hijos con el entrecejo fruncido .
 
- ¡Tu no te metas Namjoon!- gritó con rabia – Vete de aquí, ¡no quiero verte de nuevo!- gritó, mirando de nuevo al menor, quien solo se levantó del sofá, apartando a su madre. Hana se levantó asustada mirando a su esposo.
 
- ¡Taeyang! No puedes hacer eso- sentenció con terror, su voz parecía quebrarse, sus ojos se cristalizaban ante la negativa de su marido al no detener lo que pasaba.
 
-¡Cállate Hana! Tu no debes meterte en esto- gritó hacia la mujer quien solo pudo observar a su hijo irse de aquella escena, sin mirar atrás, sin decir algo más en su defensa, cerró la puerta tras de sí. Jimin salió con el corazón hecho pedazos, su corazón estaba latiendo con fuerza, los nervios, la adrenalina lo consumían pero aquella tristeza le invadía; sus ojos azabaches estaban repletos de lágrimas que se escurrían por su mentón hasta caer por sus ropas pero era lo que menos le importaba, necesitaba irse y lo más rápido posible, ya no quería saber nada más de su familia, de nadie que tuviera aquel apellido que lo maldijo para toda la vida.
 
Tenía tantas lagrimas en sus ojos, que estas mismas nublaban su visión, pero conocía aquella casa a la perfección por lo que le fue sencillo salir de ahí, la lluvia seguía cayendo pero estaba tan inmerso en sus pensamientos que eso era lo que menos le importaba, de su saco tomo las llaves de su auto, tratando de abrir los seguros pero era tanto su temblor y su visión un tanto reducida que aquello le parecía imposible. Cuando lo logró se encamino con rapidez hacia su auto, el cual era un deportivo de color azul marino que estaba un poco sucio por el lodo que le había salpicado a conducir por la ciudad, subió a este mismo para cubrirse de la lluvia, cerró la puerta de un grande azotó.
 
Se recargo en su asiento, comenzando a berrear con más fuerza, sentía un dolor punzante en su pecho, apretujo su pecho con fuerza, pero este dolor aún seguía presente, no había sangre pero le dolía, le dolía como si miles de cuchillos se clavasen en su pecho. Derrotado recargo su cabeza en el volante llorando con más fuerza, alaridos de dolor salían de sus labios, sus lagrimas eran incontrolables y su respiración comenzaba a volverse irregular hasta llegar en un punto de estar hiperventilando; agito su cabeza tratando de calmarse pero le era casi imposible.
 
- ¿Qué... qué debo hacer ahora?- preguntó hacía si, claramente sin tener una respuesta clara. Jimin miro por ultima vez aquella casa, miro sus amplios jardines donde solía jugar con sus hermanos, aquel lugar donde fue feliz e infeliz en su vida, decidido a alejarse, encendió el auto, arrancando con rapidez de ese lugar.
 
- "Tenía la certeza de que si él estaba a mi lado yo podría salir adelante Jungkook, pero tan solo fue algo patético"- le dijo Jimin.
 
 
Dentro de una de las calles mejor conservadas estaba un gran conjunto de apartamentos de los más lujosos o es así como se veían aunque el precio también lo decía, su fachada era de color blanco totalmente con un vestíbulo que se asemejaba casi al de un palacio, la entrada tenía como recibidor una alfombra negra que la cubría un gran techo de vidrio, sostenido por varios pilares de plata sólida, aunque si estuviera limpia luciría a la perfección la entrada pues ahora lo único que se puede ver son las pisadas de los huéspedes marcadas en la entrada junto varias sombrillas dejadas en la puerta, dentro del edificio el recibidor era de los más elegante, los pisos eran de mármol blanco reluciente, tanto que podrías ver tu reflejo, eran tan fríos los días que las cortinas de los grandes ventanales de más de dos metros permanecían cerradas, al igual que sus puertas principales, así guardaban un poco el calor pues la calefacción lograba entibiar el ambiente pero no lo suficiente pues era demasiado grande la entrada.
 
Todo estaba con un decorado sencillo, las paredes eran grises junto con toques de negro para darle clase, los muebles que se encontraban, eran de vidrio, las mesas, jarrones, excluyendo a la sala de estar, pues está tenía amplios sillones de color blanco, eran 4 pares de estos acomodados en cada esquina de la entrada, no existían los típicos cuadros de pinturas famosas colgados en los espacios sobrantes de las paredes, en cambio se encontraban unas amplias y largas repisas de vidrio que albergaban enormes cantidades de libros, dándole un toque único.
 
Tenia dos elevadores que se encontraban al final, en las puertas podías encontrarte con algún botones que te acompañará a tu apartamento, con su traje negro y con bordados en los brazos de color dorado, en ocasiones tenían el logotipo del dueño o sus nombres para darle una atención más personalizada, en total eran 8 pisos, de los cuales solo 4 estaban habitados, todos los apartamentos tenían el mismo esquema, 5 habitaciones, 2 salas de estar, 2 baños, cocina abierta y un comedor, por su extensión y ubicación eran de las primeras razones del porque su precio tan elevado. Jimin estacionó su auto frente aquel vestíbulo, se mantuvo dentro de su auto tratando de mantener la calma, tenía una leve esperanza en su corazón en que todo saldría bien.
 
Tomó su celular, marcando el numero de su novio, lo colocó en su oreja esperando a que este contestara, no pasó mucho cuando este alzó la bocina.
 
- ¿Yoongi?- preguntó con nerviosismo, trataba de calmar su llanto, tratando de sonar lo mejor posible.
 
- ¿Qué paso Jimin?- preguntó un tono desinteresado, el menor colocó la mano en su pecho calmando su corazón que seguía latiendo con fuerza, trago saliva conteniendo que su voz comenzará a quebrarse.
 
- ¿Podemos hablar?, estoy acá abajo estacionado- del otro lado de a bocina se pudo escuchar un leve suspiro proveniente del mayor.
 
- Si, ahorita bajo- fue lo único que dijo colgando la llamada con rapidez, Jimin alejó el celular de su oreja, recargándose en su asiento con la mirada perdida, se concentraba en ver las gotas que se escurrían por el parabrisas, se perdía en la lluvia que golpeaba con fuerza en su auto, sentía como su corazón estaba roto, un dolor punzante que estaba picoteando su alma incesantemente, no pasó mucho cuando pudo ver pasar a un pelirrojo frente del auto, este con rapidez subió al asiento del copiloto, evitando mojarse aún más por la lluvia.
 
- ¿Para que viniste?- preguntó con seriedad mirando al azabache que esbozó una ligera sonrisa, pero este no le fue correspondido, de forma inmediata borró su sonrisa.
 
- Necesito que veas esto- de su saco tomó aquel papel que ya estaba un tanto maltratado, desdobla el papel para entregárselo al pelirrojo que se mantenía en silencio. Yoongi tomó el papel, comenzando a leerlo en silencio.
 
- ¡Esto no es verdad!- exclamó, lanzando el papel de vuelta a Jimin quien lo tomó con validez, pegándolo a su cuerpo. - No pudo dar positivo, tu… ¿Tomaste la pastilla cierto?- pregunto con seriedad, señalando al menor quien solo agachó la mirada un tanto intimidado, sus lágrimas comenzaron a brotar de forma repentina. Yoongi golpeó el tablero del auto con fuerza, su entrecejo estaba fruncido con fuerza, el mayor apretujaba sus puños furioso.
 
- Yo... olvide tomarla- susurró, el pelirrojo dio un respiración profunda para tratar de calmarse.
 
- Eres un imbécil, ¡Para algo te di dinero!- gritó furioso, Jimin tan solo se trataba de esconderse pero no había forma de hacerlo, tan solo sollozaba en silencio - Deja de llorar carajo, no seas una niñita- gritó, tomando de forma brusca al menor de sus brazos atrayéndolo hacía si.
 
- M-me estas lastimando- dijo al sentir como las manos del mayor comenzaban hacerle daño, Yoongi seguía apretando sus muñecas comenzando a marcar sus dedos en la piel del menor quien se retorcía para zafarse del agarre pero este tenía mucho mayor fuerza.
 
-Abórtalo, yo no planeo dejar todo de lado para cuidarte- separándose del agarre, Jimin miró sus muñecas, los dedos de Yoongi se encontraban perfectamente marcados, le miró con tristeza, ante las palabras del pelirrojo este comenzó a llorar desconsoladamente.
 
Yoongi lo miro con desdén, con las yemas de sus dedos sobaba su cíen tratando de tranquilizarse.
 
- No quiero- negó mientras trataba de tranquilizarse pero sus lágrimas seguían cayendo por sus mejillas.
 
- Haz lo que quieras, pero no cuentes conmigo,  todo esto fue un error- Yoongi abrió la puerta del auto, saliendo del mismo con rapidez, cerró la puerta creando un gran estruendo. Jimin tan solo se inclino hacía sus rodillas llorando desconsoladamente, golpeando su pecho con fuerza, aquellas palabras terminó por romperle sus esperanzas, soltaba alaridos dolorosos que hacían eco por todo el auto.
 
Hilos de baba se escurrían por sus labios hasta su mentón donde se juntaba con sus lágrimas, ambos cayendo en forma de gota encima de las ropas del menor, que con todo su corazón echo añicos trataba de calmarse pero le era imposible, sentía un dolor profundo que se clavaba en su corazón con fuerza, punzadas cortantes que se hacían cada vez más fuertes a medida que este respiraba.
 
"Cada mañana rezaba a los cielos para que se llevarán mi alma, con mano en pecho suprimiendo mi dolor que me causaba su perdida. Las noches que transcurrían con lentitud era una tortura lastimosa que me hacía llorar humedeciendo mis mejillas, lágrimas cayendo en mi almohada dejando rastro sobre mi miserable vida. "
 
 
Jimin hizo una breve pausa al sentir como aquellos recuerdos llegaban a su mente como breves momentos de felicidad que años antes pudo disfrutar, Jungkook lo miraba en silencio.
 
- A las pocas semanas perdí a mi bebé en un accidente de auto, estaba tan dolido que una noche me embriague y choque contra una poste, fue ahí donde lo perdí, perdí a mi niño- Jimin tocó su vientre con lágrimas que se escurrían por sus mejillas, Jungkook lo miró con tristeza, sintiendo como su corazón le dolía, palpaba aquel dolor de su amigo como si fuera suyo. El rubio lo abrazó, sintiendo como Jimin comenzaba a llorar con más fuerza, dando quejidos entre su pecho creando un leve eco. - Fui culpable de matar a lo único que me daba fuerzas para seguir- se separó del abrazo mirando al rubio con tristeza, sus ojos estaban repletos de dolor, de melancolía al recordar todo aquello que lo había perturbado por años.
 
- Mo fue tu culpa Jimin, nada de lo que paso fue tu culpa- lo consoló, limpiando sus lagrimas con las yemas de sus dedos, le dedico una ligera sonrisa.
 
- Fue mi culpa Jungkook, si tal vez aquella noche no me hubiera emborrachado tendría a mi hijo conmigo, hubiera seguido adelante por él y así evitaba caer en ¡un puto prostíbulo!- gritó enfadado consigo mismo, golpeando su pecho con rabia, abriendo un tanto su boca soltando quejidos dolosos. – No me hubiera vuelto adicto ¿Sabes como terminé ahí?- preguntó al rubio quien tan solo negó en silencio.
 
- Llegue ahí desesperado, tenia tan solo 19 años Jungkook, apenas había terminado la preparatoria, no tenía dinero para comer, no tenía algo para sobrevivir, opté por la opción fácil, ¿Quién no ama a un doncel?, esos bastardos destruyeron mi vida, yo no servía para ser un objeto sexual- hizo una breve pausa, conteniendo un gran nudo en su garganta, temblaba de sus manos - ¡Me utilizaron para ser su saco de boxeo, aquellos que sentían placer por hacerme daño!- gritócon rabia.
 
Jungkook lo observaba en silencio, este solo estaba tratando de evitar derrumbarse en lágrimas, Jimin apretujaba sus puños repletos de rabia y tristeza, era una maraña de emociones que después de tanto tiempo conteniéndolas parecían querer salir.
 
- Yo era una presa fácil Jungkook, recién había perdido a mi hijo, yo solo quería morirme, quería que ellos me matasen pero eso jamás se cumplió, les era útil... y si me hubiera quedado ahí seguramente hoy a estas alturas estaría muerto- dijo con tristeza, Jungkook seguía en silencio tratando de procesar todo lo que había escuchado. - Pero llegaste tu a mi vida, le diste aquella luz que tanto había anhelado, me salvaste la vida, me diste una pequeña gota de esperanza, fuiste la única persona que no me juzgo- Jimin miró al rubio con una ligera sonrisa.
 
- Jimin yo…- le miró con pequeñas lágrimas que se escurrían por sus ojos, el azabache con las yemas de sus dedos lo limpio con suavidad, mirándolo con una sonrisa tierna, este aún no dejaba de llorar.
 
- No digas nada, tan solo te pido que no me juzgues, mi vida ha sido una mierda estos últimos años... pero te encontré, fuiste aquel quien me salvo de mi miseria- Jungkook lo abrazó de forma inmediata, Jimin correspondió ante tal acto, sintiendo como lágrimas del rubio comenzaban a mojar su ropa, sonrió con tristeza acariciando su espalda con suavidad. - No llores Jungkook, créeme que yo me encuentro bien e intento mejorar siempre- pronunció mientras consolaba al rubio.
 
- Lamento mucho presionarte de esa forma, de verdad que no era mi intención- se separó del abrazo, mirando a Jimin quien negó con la cabeza esbozando una ligera sonrisa.
 
- Yo necesitaba hablar de eso contigo, lo estuve trayendo conmigo por mucho tiempo y era tiempo de soltar aquellos recuerdos y tu me ayudaste- dijo con una sonrisa, acariciando los cabellos rubios de Jungkook quien tan solo pudo limpiar sus lágrimas con la manga de su saco. - Muchas gracias Jungkook- Jimin se acercó al mayor depositando un suave beso en su mejilla.
 
- Siempre estaré contigo Jimin- sonrío con tristeza, el azabache afirmó con la cabeza sin decir nada más, dio una amplia respiración.
 
- Quiero irme a descansar Jungkook, lamento mucho arruinar tu noche- Jimin miró a Jungkook una última vez antes de girar sobre sus talones y volver de vuelta a su habitación, tomó su taza de café que estaba sobre la barra de la cocina y salió de allí, el rubio miraba como se alejaba su amigo, sentía como su corazón se estrujaba y dolía, le dolía como nunca antes lo había hecho.
 
Suspiró con pesadez, caminando hacía su habitación, tenía tantas cosas en su cabeza que lo único que quería era descansar, entró a su cuarto encerrándose en el mismo, no encendió las luces dentro de aquella oscuridad se despojó de sus prendas dirigiéndose a su cama abriendo sus sábanas para meterse en las mismas, Jungkook se acobijo con rapidez, acurrucándose entre las mismas; quedándose poco a poco profundamente dormido.

Castigo De Amor - Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora