°Capítulo 19°

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Oasis- Stop Crying Your Heart Out

Hace poco había escuchado el llamado de mi padre  desde la cocina, pero mucho antes de salir me tomé un momento para mirarme en el espejo, y recorrer todo mi cuerpo de arriba abajo. Estaba de más que decir que estaba nerviosa, y desde hace una hora había descubierto la increíble manía que tenía por comerme las uñas, puesto que sentía los dedos arder bajo la piel que poco a poco empezaba a desprender un poco de sangre.

Todo estará bien, me repetí por enésima vez, mientras cruzaba la sala de estar y mi padre me esperaba en la puerta con una sonrisa.

Vida ahí te voy de nuevo.

— Estás hermosa, hacía tiempo que no te veía con un cintillo— dijo con una sonrisa en cuanto puso la llaves en el contacto del auto y daba por hecho que todo esto era en serio un realidad. Lo miré de reojo y mentalmente no pude evitar pensar quien estaba más inquieto de los dos— ya verás que todo saldrá bien.

— Eso espero— dije para tranquilizarme, aunque por dentro mi mente indealizaba millones de escenarios en donde la mayoría de ellos acaba peor que el anterior. Respiré hondo un par de veces tratando de nivelar mi respiración, mientras por dentro y a tientas, intenté concentrarme en las palabras que mucho antes Júp me había dicho.

Algún día seremos más que esto.

¿De verdad había algo preparado para mi?

Algo más allá de rutinas llenas de cansancio, días en donde prefería tomarme los vasos de agua que fueran necesarios con tal de no probar ni un poco de comida saludable, horas en las que simplemente hubiera querido dejar aún lado mis medicamentos y simplemente buscar otro método que me ayudará a controlar mis ataques de pánico, noches en las cuales muchas veces desearía que fueran como la gente común, y en vez de tener pesadillas y lagunas mentales durante horas, pudiera consolidar el sueño y descansar como debería.

Muchas veces me he preguntado si de verdad existe para mi algo más de lo que he vivido durante los últimos cuatro años de mi vida.

Algo más allá de lágrimas frías que se deslicen en medio de la soledad y oscuridad de tu habitación, ojeras pronunciadas bajo tus ojos, clavículas presentes y el cuerpo poco ejercitado y esquelético.

¿Acaso habrá algo más para mi, allá afuera en el mundo? pensé.

— Llegamos— escuché que decía mi padre al detenerse en el próximo reto motivacional que enfrentaré, a la vez que a lo lejos podía escuchar el montón de gritos y carcajadas de los pocos estudiantes que entraban por las grandes y de seguro gruesas puertas del liceo.

Apreté mis manos a mis costados al mismo tiempo en que me armaba de valor y decidía salir del auto. Mi padre me miró con aquella típica expresión que solía emplear cuando pensaba que necesitaba de su ayuda, pero estaba preparada para tomar este curso sola.

En estos momentos me sentía como un ave que dejaba su nido e iba en busca de un refugio para el invierno, pues ya era hora dejar mi propio escondite oculto entre las sombras y salir a volar.

Por un segundo pensé en Júp, y por un momento deseé más que nada que estuviera junto a mi y sostuviera mi mano en el momento en que fuera mi turno de pasar la puerta, aunque poco después me sentí casi estúpida de solo pensarlo, de seguro Júp tenía cosas más interesantes que hacer, o eso había pensado está mañana cuando decidí enviarle un mensaje agradeciéndole por el gran gesto que tuvo conmigo la noche anterior y el muy odioso me había dejado en visto.

°Si tan solo fuera cierto°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora