° Capítulo 21°

36 1 1
                                    

— No te he contado toda la verdad sobre mi, Line— sus ojos me miraron como si tuviera miedo a mi reacción— en realidad mi madre no es doctora , y mi padre no es un hombre de negocios, yo...soy adoptado.

— ¿Adoptado?

Lo observé pasmada mientras tragaba con fuerza. Los ojos de Júp volvieron a tornarse vidriosos y estaba segura que nada de esto era fácil para él, le costaba abrirse, le costaba tan solo volver a mirar hacia el pasado, y lo entendía, porque muchas noches cuando hacía el intento de dormir, recordaba la voz de mamá, recordaba su rostro, sus lindos ojos, recordaba los bellos momentos, y es ahí cuando te das cuenta que los momentos son efímeros, y cada cosa hay que vivirla y disfrutarla como si la fuera la última vez.

Que ingenua era.

— Está bien— apreté su mano con fuerza, como solía hacer mi padre cuando sentía que me ahogaría por completo— puedes contarme— sollozó— pero si no te sientes preparado no estás en la obligación de hacerlo Júp, se lo mucho que sufres y entiendo que te cuesta decirlo, no te haré decir algo que no quieres.

— Pero si quiero, quiero que lo sepas todo, quiero abrirme a ti y que conozcas cada capa de mi, sin importar que algunas de ellas estén más marchitas que otras, no me importa, porque estoy seguro que si no lo hago ahora jamás seré capaz de hacerlo.

Le susurré que todo estaría bien hasta que pude estar segura de que lograría salir de su episodio, luego de un rato Júp comenzó a hablar muy despacio, como si estuviera volviendo a su antigua piel, pero aquella en donde comenzó todo.

— Hace algunos años..., conocí a Vanessa, recuerdo que trabajaba para una fundación de niños discapacitados y cada vez que podía visitaba los orfanatos de bajos recursos de la ciudad, siempre solía sonreír cada vez que la veía, me hacía pensar que podía llegar a ser una buena persona el día en que creciera, y que quizás mi situación solo era parte del proceso y que algo mucho más grande estaba preparado para mi— hace una pausa, como si estuviera escogiendo las palabras adecuadas— y eso llegue a pensar durante un tiempo hasta que me di cuenta nada bueno estaba destinado para mi.

« No crecí en una buena familia, en realidad apenas mi madre y yo comíamos con lo poco que ganaba sirviendo mesas en un restaurante, nunca crecí en una ambiente amoroso, jamás me arroparon con un beso de buenas noches, nunca me esperaron en casa luego de un día entero en la escuela, nadie secó mis lagrimas luego de una pelea, nadie estuvo ahí cuando logré sacar un sobresaliente en matemáticas después de tanto esfuerzo, al dormir siempre lo hacía solo bajo la oscuridad y soledad de mi habitación, como podrás notar mi madre nunca estuvo para mi, solo éramos el departamento y yo, y siempre me tuve a mi mismo. Ojalá pudiera recordar tan solo un momento feliz en donde no hubiera pelas, gritos, e insultos inherentes por parte de ella, pero no puedo, por mucho que lo pensará ella nunca me quiso.

« Y si no fuera poco, todo empeoró, las cuentas se acumularon, el estrés y la adición también lo hizo, y para cuándo abrí los ojos ya no había nada, la casa estaba desmantelada, no había nada de comer en la nevera, y mi madre estaba tirada sobre el sofá frente a la mesa que como siempre tenía varias hileras de cocaína y latas de cerveza, todo se vino abajo y al igual que todo yo también me fui— sonrió con tristeza como si en vez de llorar, es mejor sonreír para no caer en medio de lágrimas por una mujer que aparentemente no vale la pena— la primera opción fue fugarse y dejarme solo en la casa, pero al parecer aún existía un poco de humanidad en ella, puesto que luego de un par de semanas ya estaba acostado en una cama sucia detrás de pareces manchadas de un orfanato, la comida era pésima y habían noches en que dormía con el estómago vacío, mi madre tardó mucho en volver a buscarme, hasta que un día lo hizo y se veía diferente, lucía limpia y aparentemente sobria, y por breves instantes le creí, pero para ese entonces nunca supe que mi vida estaba envuelta bajo un círculo vicioso de vil mentiras, y como niño necesitado le creí las veces que me fueron suficientes, ella volvía cada tantos meses y me hacía creer que había cambiado, pasabamos un tiempo juntos y luego me devolvía al mismo infierno en el que me tenía encerrado, y no fue luego de unos dos años que abrí los ojos, y miré más allá del espejo, la miré a ella, y entendí que ella jamás cambiaría y ya no podía amarla.

°Si tan solo fuera cierto°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora