°Capítulo 20°

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Don't give up on me|Andy Grammer

3:30pm

Hace poco se habían cumplido once horas desde el último mensaje de Júp, la cabeza me dolía de tanto pensar y ha este paso luego de dar vueltas por toda mi habitación estaba empezando a volverme definitivamente loca. Mi manos temblaban a mis costados y mi uñas ardían por la presión que a cada nada ejercía con mi dientes, no había podido dormir, hace menos de siete horas que no probaba bocado, y por mucho que me sonará la pansa no podía detenerme a comer, estaba nerviosa, estaba segura que mi frecuencia cardíaca estaba por encima del límite, y mi respiración no paraba de sonar más errática a cada segundo.

Estaba  en un cajón sin salida, no sabía qué hacer, habían muchísimos lugares a los que pudo haber ido, después de haberlo pensado durante dos horas mi mente estaba bloqueada.

¡Mierda!

Decidida tomé mi chaqueta del perchero y salí de mi habitación dando zancadas, al salir no encontré a mi padre por ninguna parte por lo que supuse que estaría en su estudio escribiendo los últimos detalles de su novela. Pasé a un costado de Willy con prisa, quien se tumbó boca arriba esperando mimos de mi parte, pero hice mi mayor esfuerzo por ignorarlo, y llegué a la puerta gracias al cielo sin ser descubierta.

Una vez más intenté mandarle un mensaje a Júp, pero como todos los anteriores quedó ignorado. Aún no sabía que había ocurrido, pero algo me decía que Júp no estaba bien, tenía una sensación de que algo malo había sucedido, y la presión en mi pecho al no saber que era estaba quemándome lentamente.

Me repetí una y otra vez que debía ser fuerte, debía mantener mi cuerpo bajo control, no podía quebrarme justo ahora, no cuando Júp más me necesitaba.

Debía luchar por él.

Debía encontrarlo.

📷🎶

Una brisa de viento azotó  mi rostro en cuanto corrí con mayor fuerza hasta divisar a lo lejos el centro comercial, mi labios temblaban por los nervios, y poco a poco sentía como mi estómago se retorcía con las inmensas ganas que tenía de vomitar.

Al llegar empujé la puerta de madera y tomé impulso y subí las escaleras casi rezando  porque Júp se encontrará al otro lado de la puerta de cristal. Mi piernas se sentían pesadas con cada escalón pero pese a ello no me detuve y seguí avanzando. Mi pecho ardía, mis manos quemaban con cada movimiento de mi cuerpo, mi estómago me exigía un vaso de agua, mi oscuras ojeras tan solo me gritan mentalmente un par de horas de sueño, pero sin importar nada, sin importar como me sintiera no me detuve y seguí corriendo.


Y fue en ese momento en el que abrí la puerta y lo miré a lo lejos que lo entendí todo, y comprobé que estábamos igual o peor que jodidos.

— ¡Júp!— grité su nombre mientras corría hacia a él e inclinaba su rostro hacia el mío, y sin poder evitarlo lloré como nunca antes lo había hecho. Su rostro estaba descompuesto, sus ojos estaba envueltos por unas grandes y profundas ojeras, su cabello lucía grasiento y desordenado, ya no había nada de aquel chico feliz y motivacional que había conocido tan solo hace un par de semanas, ya no quedaba nada de aquellas cómplices sonrisas y miradas curiosa, podía sentir lo roto que estaba, podía sentirlo con tan solo verlo, porque verlo frente a mi me hizo pensar en cómo me veían los demás. Ver el rostro de Júp me recordó el reflejo de mi misma, que cada día trataba  de tapar con un dedo.

— Júp por favor abre los ojos— toqué sus mejillas con suavidad, y solté un sollozo al notar un par de cortes apenas con sangre en sus muñecas.

°Si tan solo fuera cierto°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora