🥀 24: Piedra, papel o tijera

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La habitación estaba húmeda y con un hedor asqueroso, como a carne podrida.

Las manos de aquella joven estaban atadas por una cuerda que venía desde el bajo techo de aquel putrefacto lugar, el ruido de las ratas se escuchaba por todos lados, las pequeñas cucarachas se paseaban por el lugar como si fueran las reinas y ni hablar de los otros bichos, un sótano al que nadie en su vida querría bajar.

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—¿Nombre completo? —cuestionó el detective de la policía.

—Virginia Irene Evangeline Castillo Galán —respondió Max.

—¿Estatura?

—Un metro cincuenta y nueve centímetros.

—¿Edad?

—Veintisiete días para cumplir dieciocho.

—¿Alguna característica física para poder identificarla?

—Ojos color ámbar, labios poco rellenos y rojizos naturalmente, cabello azabache y piel pálida —respondió el pelinegro.

—Por el momento no podemos hacer nada, debemos esperar al menos setenta y dos horas para activar la alerta de su desaparición —informó el viejo señor que recién tomó los datos de Evangeline.

—¿Acaso no me entendió? —cuestionó Max tomando las solapas de la chaqueta de aquel señor—. Mi novia fue secuestrada por su ex novio, mismo que acaba de salir de la prisión por violador.

—S-señor, entienda que no podemos hacer nada, así es la ley —contesta el señor con temor.

—Tú ley es una mierda —sisea Max soltando bruscamente al hombre—. Como le pase algo por tu estúpida ley, no me quedaré de brazos cruzados —advirtió señalándole con su dedo índice.

—Max —llamó Emiliano haciéndole una seña para que se calmara.

El móvil de el pelinegro comenzó a sonar dentro de su bolsillo, lo sacó y observó el mismo número de hace unas horas atrás, volteó a ver a los oficiales y les mostró, inmediatamente supieron de quién se trataba, prepararon el equipo y le dieron la señal para que respondiera.

—¿En dónde está Irene? —preguntó Max tras contestar la llamada.

—"Oh... alguien está preocupado" —insinuó Alejandro con una carcajada.

—¿En dónde la tienes, imbécil? —cuestionó.

"Profesor, no creí que usted dijera malas palabras" —balbuceó—. "Por eso dicen que las personas cambian, ¿no es así?"

—No lo preguntaré de nuevo —habló Max entre dientes.

"Nada más puedo decirle que mi querida Evangeline está más que feliz a mi lado, ¿no es así, cariño?" —se escuchó como Alejandro acercaba el móvil hasta donde estaba Evangeline y pudieron escuchar cómo está forcejeaba las ataduras y a lo lejos una cadenas se arrastraban.

—"¡Suéltame maldito idiota! ¡Te arrepentirás por esto!" —gritaba Evangeline.

—"Oh, princesa, cuida ese vocabulario, ¿quieres?"

—"Vas a arrepentirte por esto, ¡te mataré! ¡Maldito hijo de puta!" —vale, no estaba nada tranquila, y Evangeline tenía un serio problema con su carácter y la manera en la que no puede controlar su ira.

"¡Cierra la maldita boca!" —vociferó Alejandro acto seguido se escuchó un ruido sordo y Evangeline soltó un alarido de dolor, alertando a los que estaban de este lado.

My Ideal BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora