🥀 14: Me lastimas...

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Las personas siempre cambian cuando el tiempo pasa, ya sea para bien o para mal, y cuando Alejandro cambió lo hizo para mal.

—No puedes obligarme a hacerlo —exclama Evangeline alejándose un poco del muchacho frente a ella.

—¿Me estás retando? —preguntó Alejandro alterado por las palabras de su novia.

—No, pero no puedes obligarme a ir contigo, yo no quiero ir, no me gustan esos lugares y lo sabes bien —respondió la chica.

—Vas a ir y se acabó —finiquito Alejandro abriendo la puerta del coche—. Sube —impone.

—No —contradice la muchacha.

—Evangeline —advierte.

—Te he dicho que no —responde.

—Sube al maldito auto o lo voy a hacer yo, y no te gustará la forma en la que lo voy a hacer —espeta luciendo todavía más amenazante.

—Es que yo no quiero ir —se queja Evangeline.

—Me importa una mierda si quieres ir o no —responde—. ¡Sube al maldito auto!

—¡No lo voy a hacer! —responde Evangeline en un grito.

Un golpe seco se escuchó por el lugar, esa fue la primera vez que Alejandro golpeó a Evangeline, el enojo en él era tan grande que no pudo medir su ira haciendo que la única forma de hacer que se callara fuera esta.

—Evangeline —murmuró el muchacho acercándose—. Perdóname, y-yo... yo no quería hacerlo, pero tú me obligaste —habló Alejandro, dándole toda la culpa a la chica.

—Me golpeaste —susurró Evangeline dejando caer sus lágrimas.

—Lo siento, pero es que tú también, sabes que no me gusta que me lleves la contraria, pero te empeñas en hacerlo y no me dejas otra opción —contesta.

—Entonces, ¿me golpearas cada vez que no quiera ir a algún lugar contigo? —preguntó Evangeline secando sus lágrimas mientras el enojo le ganaba y encaraba a Alejandro.

—No, claro que no, perdóname, por favor —pidió el mayor mientras sostenía las manos de la azabache entre las suyas y dejaba un pequeño beso en el dorso de ellas.

—No iré contigo a ningún lado —afirma, soltando el agarre para buscar su móvil.

—¿Qué haces? —cuestionó severamente.

Evangeline hizo caso omiso a la pregunta hecha por su novio y siguió buscando el contacto en su teléfono, llevando el aparato a su oreja y esperar a que la otra persona respondiera.

—Evangeline, ¿a quién estás llamando? —inquirió Alejandro molesto otra vez, intentando quitar el móvil a Evangeline, quien se lo impidió apartándose de él.

—Emiliano —habló, volteando a ver al joven frente a ella—. ¿Puedes venir por mí?

"¿Y Alejandro? ¿No irían juntos al cine?" —preguntó Emiliano poniéndose de pie.

—Alejandro irá a otro lugar y yo no quiero ir, ¿puedes venir por mí? —volvió a cuestionar, susurrándole a Alejandro que se fuera.

—"Llegaré en diez minutos, envíame tú ubicación" —pidió, cortando la llamada.

—Gracias —murmuró Alejandro.

—No lo hice por ti —respondió la azabache.

—¿Entonces?

—Por si lo olvidas, mi hermano es abogado, puede meterte a la cárcel en cualquier momento —advierte Evangeline alejándose de él.

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My Ideal BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora