Halloween Revengers

Día 11

Izana volvió a casa de los Haitani un poco desanimado, ya era muy tarde, Ran estaba dormido y Rindou lo esperaba con la cena, hablaron un poco, pero cada vez que el menor intentaba tocar el tema de lo que lo acongojaba simplemente cambiaba el tema, al final se dio por vencido, no iba a sacarle nada de información al peliblanco que este no quisiera dar.

Cerca de las cuatro de la mañana Ran sintió a alguien entrar en su habitación y sentarse en la silla de su escritorio, tomó su macana de inmediato y encendió la luz dispuesto a romperle la cara al intruso, pero por poco y le revienta la nariz a Izana, este ni se inmutó y Ran pudo detenerse a tiempo por mera suerte; un escalofrío lo recorrió, si lo hubiera golpeado ya tendría el brazo roto cortesía del más bajo.

-Lo siento -dijo Ran volviéndose a acomodar en la cama.

-Yo lo siento -Izana apagó la luz y subió en la cama gateando hasta esconderse entre las sábanas a un lado de Ran.

-I-Izana -dijo sonrojado y sin atreverse a hacer ningún movimiento.

-Si tu madre te dijera que tu padre tuvo otro hijo y te da su nombre y dirección, ¿Qué harías?

-¿Cómo?

-Respóndeme.

-Creo que tu hermano-

-¡Esa no fue la pregunta! -alzó la voz pero de inmediato volvió a ser un susurro- quiero saber tú qué harías.

-Lo investigaría por mera curiosidad.

-¿Y si te cae bien?

-Tal vez hablaría con él de vez en cuando- acomodó mejor para quedar recostado y abrazar al burrito de mantas en el que se había convertido Izana.

-¿Y si te cae mal?

-Le rompería la cara -Izana soltó una pequeña risa.

Hubo un momento de silencio antes de la siguiente pregunta de Izana.

-Y si tu papá hubiera tenido una amante...que está cuidando al hijo de su esposo con otra mujer, esposo y amante que no conoces, pero que sabes que existen...¿Qué pensarías de ese niño?

-Izana, no creo que tu hemano-

-¡¿Qué pensarías tú del niño?! -la voz se le quebró y hubo un momento de silencio, Ran lo ignoró, porque sabía que Izana no lloraba y que para el sería muy vergonzoso saber que el otro sabía que lloraba, por lo que ambos simplemente ignoraron el echo.

-Me sabría igual si lo mataron o si se lo comieron los lobos...Rindou es mi única familia, no tenemos padres, no tuvimos, ni tendremos; por lo que un padre que no existe no puede tener ni amantes, ni hijos, ni nada...pero yo soy un maldito desalmado infeliz; y ese chico Shinichiro debe ser mil veces mejor persona que yo, porque él ha hecho lo imposible por ayudar a un niño abandonado viéndolo como su propia sangre.

-Pero no soy su sangre...-la voz de Izana estaba claramente ahogada, pero mientras nadie viera las lágrimas estas no existían.

-Y por eso es que es cierto que te quiere, porque nadie da todo por una persona con la que no comparte sangre si no lo quisiera, incluso si fuera de sangre, el que te haya cuidado todo este tiempo demuestra que te quiere.

-No se puede querer a alguien que no tiene tu sangre.

-¿Estás diciendo que no te quiero? -Izana se tensó- ¿Acaso tú no me quieres? Yo le arrancaría la cabeza a mis supuestos padres por salvarte de un mal rato, y no compartes mi sangre, y aún así te quiero como quiero a Rindou, o tal vez más, porque a ti te como la boca y a Rindou no.

Ambos soltaron una risa desganada, el ambiente estaba un poco más ligero, pero Izana no salía de su escondite, estaba echo un mar de lágrimas.

-No estás obligado a aceptarlos, pero si tú quieres verlo, quieres que sea tu hermano, por favor no te auto-sabotees, ese chico ha demostrado que quiere que seas parte de su familia, no te lastimes por orgullo -lo abrazó más- no debes hacerlo solo, yo estaré ahí si quieres.

Izana abrazó fuertemente a Ran aún envuelto en las sábanas, su cuerpo temblaba y no precisamente por el frío, pero el mayor de los Haitani sabía que el peliblanco se estaba esforzando mucho.

-Hace mucho frío esta noche, mejor volvamos a dormir y mañana vemos mejor nuestras opciones.

Ran abrazó con toda la fuerza y delicadeza del mundo a Izana para transmitirle protección, para que se atreviera a confiar; Izana por su parte se dejó envolver en los brazos de Ran, aunque seguramente en la mañana siguiente lo tiraría abajo de una patada por invadir su espacio personal.

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Gracias por leer.

-Lady Van Dort 

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