Halloween Revengers

Día 12

Ran no se despertó en el piso pero sí lo hizo solo, se levantó pues escuchaba música desde la sala, estaba seguro que Rindou estaba jugando a ser dj de nuevo, pero para su sorpresa se encontró a Izana tocando una guitarra.

-No sabía que tocabas la guitarra.

Ran tomó a su hermano del brazo y lo movió para sentarse junto a Izana, pues parecía que el menor estaba recibiendo un concierto privado del peliblanco y eso no lo iba a permitir.

-No seas celoso hermano -dijo con gracia, Izana estaba concentrado en la guitarra.

-Te daría mi riñón si lo necesitaras, pero la atención de Izana es mía.

-Que sirviente tan egocéntrico -dejó la guitarra a un lado- muy ineficiente, son las 4 de la tarde, tú y yo teníamos algo que hacer.

-¿Eh? ¡Oh! Cierto -se levantó para seguirle el paso.

Rindou también salió detrás de él pero con un rumbo diferente, iba a dar unas vueltas para revisar que todo estuviera en orden; Ran no dijo nada hasta que Izana se quedó quieto, el otro se paro a su lado mirándolo extrañado.

-Mejor regresemos.

-¿Qué?

-Creo que es una mala idea, simplemente olvidemos esto...

-Entiendo...-Ran suspiró para después cargar a Izana como un saco de papas y correr lo que le quedaba del camino.

-¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame!

Izana trataba de darle una patada pero Ran tenía bien sujetas sus piernas, por lo que el peliblanco le daba puñetazos a Ran que sabía dejarían moretones; viendo que no funcionaba decidió darle un cabezazo que hizo que Ran perdiera el equilibrio y ambos cayeran al suelo.

-¡Idiota! -Izana se levantó para irse de ahí.

-¿Izana? -o al menos eso pensaba de no ser porque la voz de Shinichiro lo detuvo.

Este había salido a comprar un cigarro cuando vio a dos chicos caer estrepitosamente, salió a ver si estaban heridos y se sorprendió de ver a Izana, pues pensó que no lo volvería a ver.

-Shinichiro...-Por un momento se sintió como un niño asustado, sintió a Ran agarrarle el brazo y eso le dio un poco de fuerza para continuar- estaba pensando en, bueno, pues, pensaba en ir a verte y hablar, tal vez...

Izana no sabía que más decir, pero no hubo necesidad, Shinichiro lo abrazó con tantas fuerzas que sintió que ya no había nada que aclarar.

Gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas, Shinichiro estaba igual, se separó un poco de él para limpiarle las lágrimas y las suyas propias, Izana se sonrojó y avergonzó de que el mayor lo tratara como un bebé, pero en su interior estaba muy feliz por esa caricia, era la primera vez que alguien le secaba las lágrimas.

-Déjenme cerrar el local, vayamos a a comer, yo invito -decía sin controlar las lágrimas y arrastrando a Izana del brazo- Creía que no tendría la oportunidad de nuevo de hablar contigo, enserio estoy muy feliz.

Entraron al local y Sinichiro empezó a guardar las cosas y a apagar las luces.

-Bueno, creo que ya me voy retirando.

-¿Qué? -Izana se abrazó al brazo de Ran- Pero vamos a comer.

-Este momento es de ustedes, disfrútenlo.

-Bueno, al menos deberías probar algo antes de irte...-Izana agachó la cabeza del contrario para que estuviera a su altura y le dio un beso, Ran se sonrojó, Izana nunca le había dado un beso en público.

Se escuchó algo caer, Shinichiro recogió la llave y la volvió a dejar en la caja de herramientas.

-Nos vemos después -Ran se despidió de Shinichiro y luego se fue de ahí, Izana estaba tan rojo que hasta podría echar humo por sus orejas.

-¿Debería darte la charla? -Shinichiro comentó con burla y envidia, no era posible que su hermanito le ganara en haber besado a alguien, sus hermanitos eran unos angelitos puros.

-¡Shinichiro! -escondió su rostro con vergüenza entre sus manos.

-Lo siento, lo siento -soltó una leve risa- no pensé que tuvieras novio.

-Ran no es mi novio -dijo bajando las manos.

-¿Eh?

-Solo nos llevamos bien.

-Ya quisiera yo llevarme así de bien con alguien -suspiró y el peliblanco se rió de su hermano, era consciente de la nula vida amorosa que este tenía- Vamos -le extendió la mano e Izana se agarró de su brazo. 

Estaba feliz de volver a compartir un momento con Shinichiro, se sentía tan bien en la motocicleta del contrario, como si nada malo existiera y nunca se hubieran peleado.

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Gracias por leer.

-Lady Van Dort

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