Día 16

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El día en la escuela era tranquilo, Sanzu pudo concentrarse en las clases pues no iba a la mismo escuela que Baji y Mikey, pero la salida era diferente, pues siempre se juntaban los tres para ir a casa del rubio.

Sería tonto esconderse, pero aún le daba algo de vergüenza ver a Mikey, pero no podía llegar a casa porque si Takeomi estaba por ahí empezaría a hacer preguntas, por lo que tal vez sería mejor ir al taller de Shinichiro.

Fue hasta el local pero no se atrevió a entrar, pues el mayor jugaba con un chico de cabellos blancos mientras arreglaban una moto, no había visto al moreno antes, estaba a punto de dar la vuelta e irse, pero Shinichiro lo vio y lo saludó con la mano.

-Hola, que sorpresa, ¿Quieres pasar? -dijo de forma amable levantándose y caminando hasta la puerta.

Sanzu dudo, pero al ver la cara de pocos amigos del chico tras el mayor supo que no era bienvenido ahí, le sorprendió que el mismo chico que parecía tan amable pudiera tener esa cara tan amenazante, ni siquiera su hermano cuando estaba molesto con él lo miraba así.

-Hola, ahora no tengo tiempo, solo estaba de paso, ya tengo que irme -dijo rápidamente.

El menor se fue de inmediato y Shinichiro solo se encogió de hombros, sin notar que Haru estaba mintiendo y en realidad no tenía donde ir.

-¿Quién era? -preguntó tosco Izana.

-Es el hermanito de un amigo, también es amigo de Mikey, ¡Puede que también se haga tu amigo!

-No -Shinichiro rió con nerviosismo, al parecer iba a ser más difícil que Izana dejara de estar a la defensiva.

-De acuerdo, no hay problema, ¿Por qué no mejor seguimos arreglando tu moto? -dijo para cerrar ese tema.

-¡Sí! -los ojitos de Izana se volvieron a iluminarse y volvió a ir de aquí para allá moviendo la cola con alegría, Shinichiro amaba verlo ser el niño que no lo dejaron ser.

Sanzu por otra parte solo caminaba sin rumbo hasta que se dio cuenta que estaba en una zona que no conocía, miró a todos lados tratando de ubicarse, pero no encontraba algo que le fuera aunque sea medianamente familiar.

-Hola preciosa, ¿Qué haces sola por estos lados? -dijo un chico en la acera que podría ser universitario.

-¿No quieres algo de compañía? -se acercó otro.

Sanzu dio la vuelta para alejarse de ese lugar, demasiado molesto con que esos idiotas lo confundieran con una niña ¿Acaso era el día de burlarse de él por no parecer un hombre?

-No seas arisca, podemos divertirnos si te quedas -el chico pasó su brazó sobre los hombros de Sanzu.

Haru tomó el brazo del contrario para pasar por debajo de él y darse media vuelta para conectarle un golpe en la cara al otro tipo, si algo se aprende de estar todo el día con Mikey es a soltar buenos golpes.

-¡Maldita perra! -gritó el tipo viendo como su nariz empezaba a sangrar, trató de darle un golpe con su puño derecho mientras con el otro sostenía su nariz, pero Haru lo esquivó.

El otro tipo al ver eso se unió a la pelea, solo para recibir una pata de Sanzu, pues entre ambos no podían con el menor; Sanzu sentía la pelea casi ganada, solo necesitaba una distracción de los otros dos para poder irse, cuando sintió a alguien sostenerlo por el cabello y recibir un golpe con un tubo en el estómago, gritó del dolor y corrió a cubrirse, no tenía idea de en qué momento habían llegado dos más.

-No puede ser que una mocosa les esté dando la paliza de su vida -llegó un quinto hombre riéndose a sus espaldas, el cual venía acompañado de otro más.

-Esa zorra me tomó por sorpresa, solo le daba ventaja -trató de excusarse.

-Me vale mierda, pero no podemos dejar que se vaya por ahí con el ego tan alto.

Entre los seis tipos empezaron a golpear a Sanzu, este se defendía como podía, dos tipos no eran nada, incluso de tres podía salir ileso, pero seis tipos del doble de su altura era imposible; entre todos lo empujaban de aquí para allá como si fuera un balón, hasta que Haru se tropezó y cayó en medio del círculo donde empezaron a patearlo, Haru se hizo bolita y trató de cubrir su cabeza y su cuerpo lo más posible con sus brazos para no recibir tantos golpes.

-Oye, ¿Cómo dices que es mujer? Tiene uniforme de hombre -soltó uno.

-Es una moda entre chicas que se creen rudas.

-¿Será?

-Averigüemoslo entonces -las burlas y risas inundaban los oídos de Sanzu a la par que las lágrimas bañaban su cara.

Forcejeaba con las manos que lo estaban tocando, si Mikey estuviera ahí esos idiotas hubieran tenido su merecido, debió haber esperado a Mikey y haberse quedado con él, quería tanto a Mikey con él en esos momentos porque tenía mucho miedo, solo quería que todo acabara y poder llegar a su casa a esconderse entre las sábanas.

De un momento a otro Sanzu sintió que las risas se callaron y dos chicos caían inconcientes junto a él, abrió los ojos pero sus lágrimas no dejaban ver bien lo que ocurría.

-Sabía que eran unos cobardes, pero esto es pasarse de la raya -dijo un hombre rapado con chaqueta de cuero que recién llegaba al lugar, era evidentemente más alto que los otros y la imponente figura asustó a Sanzu.

-S-solo jugabamos con la pequeña, era una bromita -se excusaba el chico con la nariz rota tratándose de acercar al recién llegado, pero este lo noqueó de un solo golpe.

Fue cuestión de segundos para que el recién llegado dejar al resto de chicos con la cara morada e inconcientes en el piso, Haru como pudo trató de levantarse pero solo pudo gatear a una de las farolas para tratar de ponerse de pie, tenía que huir o ese hombre lo iba a matar.

-Oye -sus piernas se congelaron al escuchar esa voz, más aun viendolo acercarse a él- ¿Estás bien pequeña? -el chico se arrodilló frente a Sanzu viéndolo con cara de póker, sin atreverse a tocarlo por miedo a asustarlo más.

-S-s-s -Sanzu trataba de hablar pero no podía, aun así sacó fuerzas de donde no tenía para gritarle- ¡Soy un niño! -luego de eso salió corriendo y llorando de ese lugar mientras dejaba al otro sorprendido.

-¡Espera! -pero el chico era rápido, para cuando pudo ponerse de pie ya había desaparecido de su vista- mierda...-se maldijo a sí mismo, seguro su cara lo había asustado, esperaba que al menos el chico viviera cerca y hubiera encontrado alguien que lo ayudara.

Por su parte Sanzu tardó casi veinte minutos en encontrar algo que lo ayudara a orientarse y volver a su casa, una vez ahí agradeció que sus hermanos no se encontraran, por lo que se encerró en su cuarto a llorar hasta caer dormido.

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Gracias por leer.

-Lady Van Dort

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