Día 17

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Sanzu sintió un leve movimiento sobre su cuerpo y el roce de la tela bajando por sus pantalones, se despertó de golpe pateando a la persona junto a él mientras el pánico lo invadía.

-¡No! -gritó lleno de miedo para enfocar la vista en su hermano que lo veía confundido con el pantalón del pijama a medio poner.

-Lo siento, no quise asustarte -dijo sin entender la reacción tan exagerda del menor- intentamos despertarte varias veces para cenar pero no te despertabas, pensé que estabas muy cansado, solo quería que estuvieras más cómodo.

-Lo siento, gracias...

-¿Estás bien? -se le quedó viendo detenidamente, parecía tener el ojo morado, pero a falta de la luz no podía asegurarlo- ¿Te peleaste con Mikey?

Trató de acercar su mano al rostro de su hermanito, pero este retrocedió con miedo y se escondió entre las sábanas, Takeomi detuvo su mano en seco, eso no era normal. 

-¿Haru...?

-Lo siento, solo estoy cansado, buenas noches.

Sanzu se escondió entre las sábanas y Takeomi no supo que hacer, Haru era muy sincero con él la mayoría del tiempo, pero desde hace unos meses las cosas eran complicadas; quiso atribuírselo a que ese era su último año de primaria y que ya estaba dejando de ser un niño, pero Manjiro no actuaba así, tal vez debía pedirle algún consejo a Shinichiro. 

La mañana llegó y con eso un día en casa de los Sano, pero a Takeomi le costó demasiado lograr que Haru se levantara, ni siquiera quería mirarlo a la cara y lo evitaba lo más posible, pensó que seguramente había perdido una pelea con otro niño y que le daba coraje perder contra alguien que no fuera Mikey, por lo que lo dejó pasar, el muchas veces se sintió así con sus primeras peleas, estaba seguro que pronto se acostumbraría.

En casa de los Sano también estaba Wakasa, el cual intentó saludar al niño, pero este lo hizo de forma apresurada para después ir corriendo al patio.

-¿Qué le hiciste? -Wakasa lo golpeó en el hombro.

-¡Oye! Yo nada -se sobó- seguro ayer perdió una pelea y por eso está así.

-¿Pero ayer no estaba contigo? -preguntó Shinichiro uniéndose a la conversación.

-¿De qué hablas? Ayer debió pasar todo el día con Manjiro como todos los viernes.

-No, lo vi saliendo de la escuela pasando por mi tienda y Mikey me dijo que no lo vio en todo el día.

-¿Me estás diciendo que no sabes dónde demonios estuvo tu hermanito de once años ayer en todo el día? -Wakasa lo volvió a golpear.

-¡Oye! Esos mocosos se pasan corriendo y buscando problemas por todos lados, seguro se fue a jugar por ahí y perdió una pelea, me pasó cientos de veces cuando era niño, me dijo que no era nada, si estuviera en poblemas ya me hubiera enterado por boca de otro lo que haya roto.

-Jeje, pues sí, ya tengo un par de ventanas rotas en mi historial de esa forma -soltó Shinichiro restándole importancia y caminando al interior de la casa llevando a Wakasa junto a él mientras pasaba su brazo por sobre sus hombros.

El peliblanco no estaba seguro de eso, pero no quería insistirle al niño viendo la forma en la que lo evitó, Takeomi siguió al par dispuesto a olvidar por un rato sus obligaciones junto a los otros dos.

Mientras que en el patio Mikey y Baji interrogaban a Haruchiyo por su golpe en el ojo, el cual estaba casi oculto por su cabello.

-No entiendo qué te pasa, actuas raro y no me dices quienes te molestan, yo pude haberles dado una paliza -decía Mikey viendo el ojo de su amigo.

-Yo me encargué de hacerlo, me golpearon estando desprevenido, ellos quedaron peor -esa parte era cierta, pero Haru no quería que Mikey se encontrara con esos tipos, no porque pensara que lo pudieran lastimar, sino por miedo a que se supiera que todo eso ocurrió porque parecía niña, y temía que Mikey le dejara de hablar por eso.

-Seguro es por tu tonto cabello, no te deja ver bien -Baji intentó tomar el cabello del contrario para quitarlo de su rostro, pero recibió un manotazo como respuesta-¡Ey!

-¡No me toques!

-¡Baji no está siendo grosero! ¿Qué te pasa?

Mikey estaba molesto pensando que Haruchiyo estaba descargando su ira con ellos, mientras que Sanzu estaba asustado de que lo tocaran, aún le dolían los golpes, y si los otros se enteraban iba a ser un gran problema, todos se enterarían de lo ocurrido, además de que no quería que lo tocaran; pero el ver a Mikey así de molesto le dio miedo, desde el momento que este lo lastimó hace un año por accidente mientras jugaban a las luchas había empezado a tener un poco de miedo cada que Mikey se enojaba, pero nunca lo admitiría porque no quería que Mikey se sintiera mal.

-¡Pues que ya no quiero jugar con ustedes! -soltó retrocediendo unos pasos, los otros dos lo miraron entre molestos y dolidos.

-¡Pues nosotros tampoco jugaremos contigo! -dijo Mikey parándose junto a Baji y apartándo el rostro.

-¡Y tampoco pediremos dulces contigo! -Baji imitó la acción de Mikey.

-¡Mejor para mí, ni siquiera quería hacerlo!

Sanzu se fue de ahí corriendo a esconderse en algún lugar de la casa, todo era mentira, claro que quería jugar con sus amigos y disfrazarse junto a ellos, pero no quería jugar juegos donde lo lastimaran más de lo que estaba, o que lo cuestionaran de algo que aún lo hacía querer llorar, mucho menos quería disfrazarse junto a personas que se burlaran de sus gustos; el solo quería que sus amigos lo aceptaran como era y que no lo hicieran sentir como un estorbo.

Emma escuchó la discusión mientras pasaba por ahí, sabía que Senju estaba coloreando en uno de los pasillos mientras que su hermano y los otros dos mayores estaban en una de las salas de estar, por lo que le ofreció su habitación para que pudiera estar sin que nadie lo molestara.

Sanzu agradeció mucho el gesto, Mikey tenía una hermanita muy amable y siempre se quejaba de ella; una vez en la habitación pudo ver que era mil veces más ordenada que la de Senju, incluso sentía culpa de sentarse en la cama y desarreglarla, por lo que solo tomó una almohada y se sentó en el suelo junto a la cama, mientras se permitía llorar ahora que nadie lo estaba viendo ni lo estaba juzgando.

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Gracias por leer.

-Lady Van Dort

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