Día 18

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Wakasa estaba acostado en el sofá con la cabeza en el regazo de Takeomi y las piernas en el de Sinichiro, el de la cicatriz le acariciaba el cabello mientras que Shinichiro le acariciaba las piernas, el peliblanco sonreía entre las atenciones de los otros dos, le encantaba sentir el deseo que lo otros sentían por él y poder jugar con ambos a su antojo.

-¿No se aburren de solo estar aquí sentados? -se estiró fingiendo pereza, pero rozando su pierna en el hombro de Shinichiro y su brazo por el cuello de Takeomi.

El pelinegro se sonrojó sin saber qué hacer, mientras que el otro descarado sabía perfectamente lo que quería Wakasa, por lo que pasó su brazo tras su espalda y lo levantó un poco, acercando sus rostros a una distancia considerable.

-Podrías enseñarle a besar a Shinichiro, soy tan bondadoso que podría ayudarte como ejemplo -luego de eso dejó un beso en el cuello del más bajo, el cual miraba al pelinegro con una sonrisa coqueta, este tragó grueso.

-No lo sé, la última vez arruinó nuestros planes...

-¡Pero ahora no hay nadie! -estaba nervioso y no se molestaría en ocultarlo, el contrario rió.

-Ven acá -lo tomó del cuello y lo acercó a ellos, Takeomi besaba la nuca de Wakasa mientras este besaba el cuello de Shinichiro- Es una lástima que yo sea tu primer beso...porque no vas a encontrar a nadie mejor que yo.

Shinichiro tragó en seco sonrojándose hasta las orejas, un escalofrío lo recorrió completo mientras Waka subía por su garganta y besaba su mandívula, el peliblanco disfrutaba de hacer sufrir a su antiguo líder mientras sentía la mano del de la cicatriz escabullirse traviesa bajo su suéter; subió un poco para solo quedar a centímetros de sus labios y sonrió haciendo contacto visual con el pelinegro que no creía lo que estaba ocurriendo.

-¡Yo también quiero usarlo!

El grito de Baji asustó a los hermanos mayores y en un impulso empujaron a Wakasa con tanta fuerza que cayó con un ruido sordo a medio metro del sofá mientras que los otros dos se acomodaban las ropas y se sentaban como si nada pasara.

-¡Es mi super héroe! -Mikey entraba corriendo a la sala con Baji siguiéndole de cerca- ¡No voy a dejar que...! ¿Por qué Wakasa está en el piso? -ambos niños se detuvieron de golpe viendo al peliblanco que estaba acostado boca abajo en el piso mientras se levantaba sobándose la cabeza.

Lanzó una mirada asesina a los niños que retrocedieron asustados con Baji escondiéndose tras Mikey y este tras su juguete, mirada que fue rápidamente dirigida a los mayores los cuales llevaron sus manos a sus entrepiernas de manera casi instintiva, estos intentaron decir algo pero fueron rápidamente callados por el rápido movimiento de Wakasa al ponerse de pie.

-¡Ustedes malditos niñeros de cuarta! -los señaló a ambos, estos se encogieron en el sillón- ¡Sobre mi cadáver me vuelven a tocar al menos que quieran que les arranque la poca dignidad que tienen con mis dientes y se lo dé de comer a un perro! -los niños no entendían el doble sentido de las palabras de Wakasa, pero por la cara de los otros sentían que era malo- ¡Y la próxima vez que me tiren al piso como si fuera un saco de basura les voy a romper los huesos y ni siquiera se te ocurra decir una palabra Shinichiro Sano! -calló al pelinegro cuando vio como este empezaba a abrir la boca.

Wakasa salió caminando de la sala, maldito el momento en que aceptó la idea de Takeomi de besarse en la sala de la casa que parecía guardería pública.

-¡¿Cuántas veces les he dicho que no corran dentro de la casa?! -esa era la voz de Shinichiro frustrado por ser saboteado por segunda vez en su intento de primer beso y otra vez a manos de Mikey.

-¡¿Y dónde demonios está Haruchiyo?!

Ante la pregunta de Takeomi Wakasa frenó y retrocedió un poco para escuchar eso, por su enojo no se había dado cuenta que faltaba un enano entre el número normal de niños.

-¡Pero también es mi casa! -decía Mikey a la defensiva- Wakasa no nos gritó a nosotros, así que seguro es tu culpa, Haru no sé dónde está ni me importa, es un tonto.

-¡Sí! -secundó Baji- ¡Ya no vamos a jugar con él! Es un tonto y un grosero -Mikey asintió y ambos niños se fueron corriendo de ahí.

-¡Que no corran les estoy diciendo!

-¿Lo ves? Te dije que era una tontería de niños, ya se van a arreglar.

-Seguro se pelearon por un juguete, Manjiro es un poco egoísta a veces.

-Para cuando acabe el día seguro que estarán por ahí jugando de nuevo.

Wakasa dejó de escuchar la conversación de los mayores y siguió su camino, Takeomi era un tonto, si ese problema seguía siendo el mismo que Haru le contó entonces ya había tardado mucho en solucionarse.

-Senju -llamó a la niña que estaba en el pasillo con un montón de hojas regadas- ¿Has visto a Haruchiyo?

-No , pero mira -le enseñó una hoja llena de garabatos- ¡Ven a jugar!

-Ahora no puedo, estoy buscando a tu hermano.

-Que aburrido, mejor juega conmigo.

-La próxima lo haré, ahora necesito hacer otra cosa.

Wakasa siguió de largo hasta llegar a la cocina donde vio a Emma leyendo un libro de repostería, la niña levantó la cabeza y lo saludó amablemente con la mano.

-Hola, ¿Has visto a Haruchiyo?

-Sí, está en mi habitación -dijo con obviedad siguiendo su lectura.

-¿Tu habitación? -la niña asintió- ¿Qué hace ahí?

-Mikey y Baji lo trataron mal y él quería esconderse, le presté mi habitación porque no tenía dónde ir.

-¿Puedo ir a verlo?

-Sí, ven, te digo cual es.

Emma llevó a Wakasa hasta su habitación y luego se retiró para seguir leyendo su libro, el peliblanco abrió suavemente la puerta y se le apretó el corazón al escuchar los sollozos que venían de su interior; se asomó un poco y vio al niño abrazando una almohada que acallaba su llanto.

-¿Haru? -dijo entrando a la habitación y cerrando la puerta.

El niño levantó la mirada y entre medio de las lágrimas pudo enfocar a Wakasa, volvió a esconder su rostro, por su parte el mayor pudo notar la nariz y ojos rojos del niño después de tanto estar llorando, pero lo que más le llamó la atención fue el golpe sobre su cara, si era obra de Mikey este problema estaba escalando muy mal.

-Oye, ¿Qué ocurre? -se acercó a él tratando de tocar su hombro.

-¡No! -su acción incrementó el llanto del niño mientras lo miraba con temor tratando de alejarse.

-Lo siento, no quería austarte, tranquilo -se sentó un poco alejado del niño para darle un poco de tranquilidad mientras bajaba sus manos- solo me preocupé, ¿Qué ocurrió?

-Nada, estoy bien...

-Si no fuera nada no estuvieras llorando -el niño no dijo nada y solo apartó la mirada- vamos, puedes confiar en mí, no voy a regañarte.

-Estoy bien...-entre más lo repetía el niño más seguro estaba Wakasa de que algo malo estaba pasando.

-No es bueno callarse las cosas, enserio puedes confiar en mí, no tengas miedo, sabes que no me burlaría de nada que me dijeras.

El niño se quedó en silencio un momento, Wakasa podía ver la duda en su rostro y como cada vez abrazaba más la almohada que estaba empapada en lágrimas.

-Pero prométeme que no le dirás a Take-nii...

-Lo prometo -dijo para calmar al niño, pero el responsable de este era el de la cicatriz, y si tenía algo que ver con su irresponsabilidad le iba a partir la cara aunque le hubiera prometido al niño que el otro no se enteraría.


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Gracias por leer.

-Lady Van Dort

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