Izana sintió un cosquilleo en su cara, por lo que dirigió su mano para quitar la incomodidad, pero el largo cabello bicolor parecía no tener fin, por lo que abrió los ojos con pereza y se levantó del sofá dejando a Ran solo.
Por más que Izana le dijo que lo dejara solo, este logró colarse en el sofá a mitad de la noche cuando fue por un vaso de agua y se acostó junto a Izana, el cual estaba lo suficientemente cansado y con suficiente frío como para no importarle si el otro lo estaba ahogando por la falta de espacio.
-¿Quieres desayunar? -preguntó Rindou desde la cocina, pues se había despertado hace tan solo unos minutos.
-Esta bien, voy a despertar a-
-¡No! -dijo casi susurrando mientras tomaba la mano de Izana que estaba por mover a Ran.
-Tú a mi no me das ordenes -se sacudió la mano y empezó a zarander a Ran, cuando este abrió los ojos dispuesto a golper a alguien Rindou estaba por correr a encerrarse en su cuarto, pero Ran no hizo nada- ¿Vas a desayunar o me vas a dejar comer solo?
-Claro, ¿Qué quieres?
Ran entró a la cocina y Rindou lo siguió, estaba por decirle algo pero la mirada del otro le bastó para quedarse callado.
Los tres comieron en silencio su desayuno, Ran no decía nada porque no estaba del todo despierto mientras que Rindou tenía miedo de que le clavara un tenedor en la mano si decía una estupidez, Izana en cambio estaba metido en sus propios pensamientos.
-Voy a comprar algo que se me acabó y regreso -El menor quería salir un poco de ese ambiente, por lo que no esperó respuesta.
-Si tan cansado estás vete a dormir -dijo Izana levantándose.
-¿Y vendrías tú tambien? -dijo sentándose a un lado del peliblabco y poniendo su cabeza en su hombro.
-No, tu cabello es molesto y estás caliente, hace mucho calor como para compartir calor corporal -Izana se iba a levantar pero Ran lo jaló para que se volviera a sentar.
-¿Y si a mí si me gusta compartir calor? -dijo coqueto, acercándose más si eso era posible.
-¿Ah? ¿Acaso intentas darme órdenes? -Izana sabía lo que quería Ran, siendo sinceros, hace meses que no se veían, jugar con sus mascotas era el deber de un buen amo, por lo que tiró a Ran al piso y le sujetó las manos sobre la cabeza- Veo que se te olvidan los modales rápido.
Ran ahogó un suspiro mientras Izana se sentaba en su abdomen, este lo miraba con superioridad y burla haciendo que Ran se sonrojara.
-¿Crees poder alegrarme el humor? -acarició su abdomen hasta el borde de la sudadera haciendo que Ran diera un salto, Izana se rió- ¿Así de ridículo eres? Ni siquiera hemos empezado y ya pareces cachorro bajo la lluvia -Ran desvió la mirada, amaba que Izana le hablara así- ¿Estás listo para que te entrene?
El aliento caliente de Izana en el cuello de Ran le lanzó un escalofrío por toda la columna, su cara no podía estar más roja, pero Izana era cruel, le encantaba hacer sufrir a sus presas, y Ran amaba ser la presa sobre la que Izana ponía los ojos; trató de estirarse por un beso pero Izana se rió y se alejó para sentarse al otro extremo del sofá, abriendo sus piernas y palmeando entre estas, mensaje que Ran entendió a la perfección, por lo que fue gateando hasta estar de rodillas frente a Izana.
-Buen muchacho -le dijo rozando sus labios por la piel expuesta entre su hombro y su cuello, pero sin dejar ningún beso, no aún- dime ¿has sido un buen muchacho? ¿Mereces un premio?
-¡Sí! -Ran se hirgió un poco para alcanzar el rostro de Izana, pero este lo detuvo agarrándole la barbilla fuertemente.
-Eh eh eh, así no, yo soy el que manda aquí.
Izana sonrió de ver la expresión desesperada en los ojos de Ran, por lo que se acercó lentamente hasta él, lo suficiente cerca para que sus alientos se mezclaran pero también lo suficientemente lejos como para no poder rozar ni un milímetro de piel, Ran estaba desesperado, Izana lo sabía, no tenía idea de cuando fue la última vez que el mayor de los Haitani se había divertido con alguien, pero al menos él llevaba mucho tiempo sin besar a alguien, y le apetecía comerse los labios de Ran, por lo que había decidido que ese sería su merienda de esa mañana.
-¡Hermano no creerás lo que-! Mierda...-o al menos eso era el plan si Rindou no hubiera llegado a quitarle todas las ganas de lo que sea que tuviera en ese momento.
El menor por su parte quedó de piedra ante la escena, Ran ya no estaba sonrojado ni sumiso, sino que miraba a su hermano con unos claros ojos de que su vida iba a durar lo que tardara en encontrar un arma.
-Ya me aburrí -el peliblanco se levantó y se estiró un poco, como si hubiera estado usando su celular y no estando a punto de hacer algo con Ran- pónganse al día con sus noticias, voy a dar una vuelta, nos vemos en la noche.
-Es-esp-espe- Rindou sabía que si Izana se iba por esa puerta era hombre muerto.
-¡No tengo tiempo! -dijo en tono alegre y jugueton para después desaparecer con un portazo en la puerta principal.
Hubo dos segundos de silencio muy pesado.
-Al-al menos lograste besarlo, je -Ran se traqueó los nudillos- oh mierda, no te beso, ¿cierto...?
Luego de eso solo hubo un minuto de calma hasta que Ran estuvo completamente de pie persiguiendo a Rindou para romperle la nariz de un golpe mientras este buscaba dónde esconderse hasta que volviera Izana, por lo que entró en su habitación cerrando la puerta y saliendo por la ventana, no era la primera vez que bajaba desde esa altura y llámenlo cobarde por tener una ruta de escape para esa situación, pero el apreciaba su vida y sabía que su hermano era lo suficientemente perezoso como para no seguirlo.
Izana sabía que con decirle a Rindou que se fuera al demonio bastaría para seguir, pero no estaba concentrado en nada, solo daba vueltas por su cabeza el papel que hacía a Shinichiro Sano su tutor legal, y el convivir con dos hermanos no era precisamente la mejor forma de olvidarse de sus problemas familiares recién adquiridos; por lo que prefirió caminar sin rumbo hasta encontrar un lugar donde tirarse a pensar.
Quería visitar a Kakucho pero sabía que estaba en clases, con los Haitani no quería hablar de ello porque aún no sabía cómo poner sus emociones en palabras, entonces fue cuando se dio cuenta que estaba solo, y envidió por un segundo a los Haitani, ellos podían confiar en el otro en lo que sea, incluso para asesinar a alguien.
-¿Sería parte de ellos si no me hubiera ido? -pensó en Shinichiro y se le hizo un nudo el estómago, no era posible tener la complicidad que tenían los Haitani con hermanos que no eran de sangre, por eso no podía ir con esa familia, por más ganas que tuviera de intentar tener un hogar.
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Gracias por leer
-Lady Van Dort
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Halloween Revengers
FanfictionMikey, Baji y Sanzu tienen solo un mes para encontrar el disfraz perfecto para pedir dulces en Halloween, pero las cosas no siempre salen como se planean. Ships varios.