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Visenya era una persona astuta, y sabía que por la decadencia en la que se encontraba la salud de Viserys no pasarían muchos años para que muriera, y si Rhaenyra intentaba atentar contra Dareen ella tenía que estar lista para responder

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Visenya era una persona astuta, y sabía que por la decadencia en la que se encontraba la salud de Viserys no pasarían muchos años para que muriera, y si Rhaenyra intentaba atentar contra Dareen ella tenía que estar lista para responder. Habían intentado aliarse con Dorne pero sus propuestas fueron rechazadas, o era casar a una de sus hijas con el príncipe Martell o nada, y a ella no le agradaba nada la propuesta, él era muy mayor para sus hijas que recién pasaban por la adolescencia.

— Ten mucho cuidado— Murmuro Shadeen levantando su rostro y uniendo sus labios con los del príncipe Dareen.

— Lo tendré, mi mayor temor es llevar a Rhaegar.

— Ya no es tan pequeño — Le recordó la joven de Pentos, Dareen asintió; sabía que su hermano ya no era un niño pero era la primera vez que iba acompañarlos a una posible guerra y temía por su vida, era protector con sus hermanos.

— Debo alistarme, cariño— El platinado dejó un suave beso en la frente de Shadeen y se levantó, colocándose la ropa adecuada para poder recibir a las doncellas y que le preparaban un baño.

— Dareen...— Jaehaerys ingresó a la habitación sin tocar ni anunciarse— ugh, menos mal estás con ropa. —Hizo cara de asco y negó.

—  Deberías aprender a tocar, hermanito — Exclamó el mayor, noto como Jaehaerys le sonreía a Shadeen que aún estaba recostada en la cama con una fina seda tapando su cuerpo y frunció el ceño.

—¿A tocar que? — Bromeo Jaehaerys, su hermano con cariño lo empujo fuera de su habitación, sabía que al menor le gustaba molestarlo, pero antes de que le cerrara la puerta, él habló— Megara está lista.

— Bien, iré en unos minutos.

— ¡La princesa Visenya! — Anunciaron a la platinada, quien ingresó a los aposentos donde se hospedaba la mujer roja.

— Mi reina— Saludó la dama roja, haciendo una reverencia, Visenya le dio una pequeña sonrisa y después observó la habitación de la mujer.

— ¿Mi hija? — preguntó la platinada, Melisandre apuntó al baño, sabía que su hija mayor siempre acudía a la mujer antes de partir a una pelea. Visenya ingresó al baño y notó como Megara estaba sumergida en el agua, acompañada de muchas velas a su alrededor.

𝐏𝐔𝐑𝐄 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ⋆ 𝐃𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora