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— ¡Aléjate de mi hermana! — exclamó Rhaegar hacia el príncipe Jacaerys, quien se negaba a dejar ir a su supuesta amada

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— ¡Aléjate de mi hermana! — exclamó Rhaegar hacia el príncipe Jacaerys, quien se negaba a dejar ir a su supuesta amada.

Rhaella intentó soltarse del agarre del príncipe heredero para interceder en la tensa situación. Sabía que su relación con Jacaerys era peligrosa y que su hermano tenía razones para preocuparse. Sin embargo, su corazón le decía que no podía alejarse de él.

— ¡Rhaegar! ¡Detente! — suplicó Rhaella, desesperada por calmar los ánimos y encontrar una solución pacífica. Sin embargo, sabía que la brecha entre su hermano y su amado era profunda.

Rhaegar miró a su hermana con reproche, sospechando de sus salidas secretas con el príncipe. Había tratado de evitar pensar que Rhaella podría estar involucrada con el enemigo de su familia. Jacaerys había sido cercano a los hermanos en el pasado, pero su relación se desvaneció cuando su madre buscó unirse en matrimonio con Daemon Targaryen. Además, los rojos se estaban convirtiendo en traidores, y Rhaegar, como partidario de los rojos, no podía apoyar a los enemigos de su casa.

— Súbete a Berserker — ordenó Rhaegar con autoridad, decidido a separar a su hermana de Jacaerys.

Rhaella negó con la cabeza levemente, rechazando la oferta de Jacaerys de intervenir. Sabía que no podría convencer a su hermano y prefería evitar un enfrentamiento innecesario entre ellos. Se acercó al dragón de su hermano y, con un gesto sutil, lo apartó del hijo de Rhaenyra. Agradeció en silencio que fuera Rhaegar quien la había encontrado y no otro miembro de su familia. Él era el más comprensivo y razonable de sus hermanos, especialmente en comparación con Megara, cuya lealtad a la sangre podría interpretarse como una traición.

Ambos hermanos de cabellos platinados subieron a lomos del poderoso Berserker, y la bestia alada se elevó rápidamente, dejando atrás al príncipe Jacaerys.

— Rhaegar, sé que estás molesto... pero creo que amo a Jace — confesó Rhaella en un susurro, desviando la mirada hacia el vasto mar que se extendía ante ellos. Sentía el peso de su elección y el temor de las consecuencias, pero no podía negar sus sentimientos.

— Sabes en qué problema te estás metiendo. Eres mi hermana, te amo... Lo que más deseo es verte feliz, pero también quiero verte viva, y con él eso no sucederá — respondió Rhaegar con frustración. Era consciente de los peligros que los rodeaban y temía por la vida de su hermana.

𝐏𝐔𝐑𝐄 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ⋆ 𝐃𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora