Cuando el reloj marcó las 7:30 AM, el timbre resonó en las paredes del salón de clase.
El aula era bastante grande y enorme en opinión de Biel. Estaban en el último piso, y gracias a eso las ventanas dejaban entrever un lindo paisaje hacia el patio y las nubes que se escondían entre los edificios que había más allá. Un par de cartulinas y carteles que hablaban sobre las reglas de convivencia, acuerdos escolares y cosas parecidas estaban colgando de la pared.bAl fondo del salón también había un espacio en donde yacía pegado un mapa de su mundo y uno aparte con su República en detalle. La pizarra era blanca y ya estaba repleta de algunos dibujos tontos, lo que evidenciaba que el profesor de la primera hora aún no llegaba.
—Puedes sentarte donde quieras —le dijo Cloe cuando ambos atravesaron el umbral y se adentraron al lugar. Habían llegado justo a tiempo, ya que antes Cloe lo convenció de vagar por ahí y presentarle los lugares como la cafetería, la sala de computación y otros cuartos que quedaron de paso.
—Hum, de acuerdo... —murmuró Biel, dándose cuenta que ya la mayoría de los asientos habían sido ocupados por los estudiantes que ahora se asomaban al pasillo para ver si llegaba el maestro en cuestión.
—Es más, siéntate a mi lado —le animó la chica, tomándole de la muñeca y haciéndolo caminar hasta los asientos de hasta delante, que eran los menos ocupados.
Dejándose caer sobre una de las bancas, Biel observó que Cloe hacía lo mismo con la que estaba a su lado. Una sonrisa subió a sus labios al verla... Honestamente, no podía sentirse más agradecido con que ella lo hubiera salvado de perderse en su primer día o algo parecido; eso habría sido realmente vergonzoso.
Biel dejó caer su mochila a sus pies, limpiando discretamente la superficie de su banca con una toalla desechable de papel. Cloe no pareció notarlo, enfocada en acomodar sus cosas y todo lo que fuera a necesitar.
Exactamente cinco minutos después, los estudiantes dejaron de hablar, corrieron a sus asientos y, entonces, entró el profesor de la primera hora.
Resultó ser un hombre de complexión ancha, una gorrita sobre su cabeza y una barba espesa. Llevaba un maletín bajo el brazo y sus ojos eran pequeños y oscuros.
—Buenos días a todos —dijo el maestro, sentándose tras el escritorio opuesto a la puerta del aula y sacando un par de papeles de su maletín—. Yo soy Orlando Jeffery y seré su profesor de la materia de derecho.
El resto de la clase fueron meras introducciones, ponderaciones de notas y charlas respecto a las reglas en la materia.
Y, luego, como si fuera natural en él, el profesor Orlando acabó desviando la conversación (tras una pregunta que Biel no había oído bien) hacia el tema de lavado de dinero y extorsión.
Así que Biel no prestó particular atención, comenzando a sentirse un poco cansado por haber madrugado cuando odiaba hacerlo.
La segunda clase fue cálculo con un profesor de barba incipiente, unos mechones que le caían sobre la cara y una afición al fútbol. En la tercera hora tuvieron ciencias de la salud con una maestra de rostro afable y una boca llena de todo tipo de datos curiosos respecto al funcionamiento del cuerpo humano.
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Solo Se Vive Una Vez #1 © [COMPLETA] PGP2023
Novela JuvenilBiel es un chico talentoso cuyo mayor deseo siempre ha sido de tocar junto a otras personas. Y, el primer paso para estar más cerca de ese sueño, es entrar al club de música de su nuevo instituto, cuya entrada incluye una carta de recomendación a c...