Huida

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Kate entró en la habitación con los latidos a mil por hora, ¡Había estado a punto de besar a Massimo! Esto se le estaba saliendo completamente de las manos y debía poner fin.

Todo este viaje había sido un completo error, se dejó llevar por la nostalgia y esto había roto por completo los muros que construyó tantos años atrás, estaba jugando con fuego y no se quemaría.

Él estaba jugando con ella, era imposible que la encontrara atractiva, el estaba acostumbrado a mujeres espectaculares y seductoras, todo lo que ella no era. Ella para él era un bicho raro que le llamaba la atención, pero luego lo descartaría.

Se tendió en la cama y comenzó a buscar vuelos rumbo a Londres en su teléfono, encontró uno que salía a media noche con escala en Francia, lo compró de inmediato, mientras más rápido mejor, tendría tiempo de ventaja hasta que él se diera cuenta.

Se arregló rápidamente, ordenó sus cosas y algo le hizo dejar una nota de despedida en recepción.

Cogió un taxi y nuevamente salió huyendo de Italia, esto le traía malos recuerdos, de un pasado que estaba enterrado y no podía salir a la luz.

Por su parte Massimo despertó tranquilo y feliz, no había acordado nada para hoy con Kate, pero iría a visitarla al hotel después de desayunar.

Al bajar Olga y Doménico ya estaban en la mesa -que terrible- tendría que soportar el interrogatorio. Y tal como imaginaba apenas se sentó a la mesa Olga comenzó.

- ¿Qué tal el paseo ayer Massimo? Estuviste todo el día fuera, asumo que lo disfrutaron -consultó Olga con su cara de suspicacia-.

La detestaba y mantenía la paciencia por su hermano, pero ella con solo una palabra era capaz de irritarlo, aunque debía admitir que de vez en cuando era divertida.

- Todo bien Olga, nada de qué preocuparse y no imagines cosas que no existen. Y hablando de lo importante yo creo que querrá quedarse.

- Que bueno que esté contenta Massimo, ¿Crees que se quedará por ti o por el trabajo?.

Nuevamente irritante.

- De lo que conociste de ella, ¿crees que se quedaría por mí? -esa mujer sabía fastidiarlo-.

- Solo consulto -Dijo Olga y puso cara angelical-.

- Ayer no programamos nada, pero pasaré a recogerla al hotel y la invitaré a casa a cenar para que conozca a Luca.

- ¡Genial! Voy a organizar todo. Estoy segura de que Luca quedará encantado con ella.

Doménico veía la felicidad que irradiaba Massimo y estaba feliz por su hermano, hace años que no veía esa mirada en él, muy parecida a la que tenía cuando conoció a Laura. Esperaba que esta historia si pudiera tener un final feliz, aunque no podía dejar de temer por Kate, Massimo era peligroso cuando alguien no cumplía sus deseos . Y además estaba el problema con su relación con Chiara. Suspiró, esto sería complicado.

Massimo que estaba impaciente comió algo rápido y partió al hotel para ver a Kate. No se imaginaba lo que le esperaba.

Apenas llegó pidió que le avisaran a Kate que él la estaba esperando. La recepcionista lo miró desconcertada y le comunicó que la señorita Smith había dejado el hotel a media noche.

Massimo sintió como el mundo ser paralizaba, le pidió a la recepcionista que corroborara la información, debía estar equivocada, ¿Por qué haría eso Kate?, sentía como si hubiese chocado con un muro de piedra.

Sin fuerzas en las piernas llego al sofá más cercano en el lobby y trató de comprender lo que estaba sucediendo, ella había huido. Lo había abandonado después de todo lo que habían compartido.

La recepcionista se le acercó y le confirmó que la señorita Smith había abandonado el hotel a media noche y que le había dejado una nota.

Miró el papel que tenía en sus manos y de pronto la rabia broto desde lo más profundo de él, había huido como una cobarde y solo le había dejado una nota de despedida. Rompió el papel y lo tiró a la basura.

¿Por qué se sentía tan herido?, la conoció solo 2 días, pero sintió que flotaba cuando estaba con ella, y ahora que lo había abandonado caía en picado más fuerte que antes. La vida se reía de él nuevamente, tocaba un poco de cielo y lo devolvía al infierno.

Después de un rato volvió a casa, quería encerrase en su dormitorio y estar solo, por lo que cuando llegó subió rápidamente evitando sobre todo a Olga, se encontró con una sirvienta y le dijo que si preguntaban por él dijera que no quería que lo molestaran. Sacó una botella de wisky de la biblioteca y se la llevó al dormitorio.

Bebió hasta perder el conocimiento, cuando despertó y recordó lo que había sucedido la rabia volvió a brotar en él, fue por otra botella y regresó a su miseria.

Ya era hora de cenar y Massimo no llegaba, ¿Otra cita?, Olga no podía creer como Kate había impactado en él desde el principio, nunca había visto a Massimo así. La relación que ella conoció de él con Laura era completamente distinta, en ellos brotaban chispas, era un juego de seducción constante y él era un dios seductor que le bajaba las bragas a cualquiera. Pero ahora era distinto, Massimo miraba a Kate como un adolescente embobado mira a la niña que le atrae, y tratando de captar su atención a toda costa con la esperanza de que ella le corresponda.

Le preguntó a Doménico si sabía que estaba sucediendo, pero él tampoco lo había visto. Ambos supusieron que estaban en alguna cita, ¡Pero se suponía que cenarían todos juntos con Luca!

Doménico comenzó a llamar a Massimo, pero éste no contestaba. Llamó al hotel y le contestaron que Kate se había marchado y no habían visto a Massimo desde la mañana. Fue información suficiente para entender que estaba sucediendo.

Se comenzó a preocupar, seguro estaba bebiendo en algún lado, ¿Qué había sucedido entre ellos que ella se marchó a escondidas?. Se sintió tentado a llamar a Chiara y consultar si estaba o había visto a Massimo, pero eso generaría más revuelo.

De pronto sintió ruidos en la biblioteca, fue a ver y encontró a Massimo borracho intentando sacar otra botella. Lo tomó por los hombros y lo sentó, le consultó que estaba pasando. Massimo se negó a contestar pero al cabo de un rato unas lágrimas brotaron de él.

Doménico se asustó, nunca había visto a Massimo así, por lo que fue a cerrar la puerta con llave para poder conversar tranquilamente con él.

Nuevamente le consultó que estaba sucediendo, pero solo obtuvo un ataque de ira en él. Comenzó a lanzar cosas y destruir los muebles. Doménico tuvo que contenerlo y cuando la ira desapareció lo soltó.

Massimo suspiró sentado en el suelo, miró a Doménico y le gritó diciendo que la vida nuevamente se burlaba de él. Cada vez que pensaba que podía ser feliz algo lo saboteaba, el no merecía ser feliz. Ella le estaba haciendo volar cuando nuevamente la vida le cortó las alas y esta caída dolía mucho más que las otras.

Doménico sintió una tristeza enorme por su hermano, ¿Por qué la vida era tan cruel con él?, ya había pagado bastante por sus pecados. Muchos hombres más pecadores que él eran felices, pero la felicidad evadía a Massimo.

Le consultó que había sucedido la noche anterior, para hacerse una idea de lo que estaba sucediendo y  cuando Massimo le relató lo sucedido no pudo contener la risa. 

Massimo se molestó por su risa y Doménico le explicó lo que pensaba

- Lo que pasa Massimo es tan evidente que no sé cómo no te has dado cuenta. Ella se asustó, claramente sintió cosas por ti y no quiere aceptarlo. Quiso poner varios kilómetros de distancia entre ustedes.  Si quieres lograr que te acepte debes ir a Londres y obligarla a volver.

Una bocanada de esperanza despertó a Massimo, Doménico tenía razón, iría a Londres y no volvería sin ella.

365 DÍAS DE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora