Madres

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Mario mandó a llamar a Alessandra, esa Campodónico nuevamente se reía de ellos en sus narices.

Cuando llegó, Olga fue la primera en hablar, estaba furiosa, la quería como a una hermana y se suponía que ella ya no ocultaba cosas.

- Hoy salimos en un programa de televisión Alessandra -le dijo directamente-. Siempre hablan de la fiesta de cumpleaños de Massimo, y en esta ocasión también hablaron de ti.

Alessandra se puso pálida.

- ¿Qué pasa, tienes miedo de que revelen cosas de ti? -insistió Olga-.

- Por supuesto, no me agrada la idea de que hablen de mi en televisión y que toda Italia opine ¿Qué dijeron? -con la resaca, lo sucedido con Massimo y lo que se había enterado de Chiara, había olvidado consultar a Barney sobre las noticias de la fiesta-.

- Solo revelaron tu identidad, el origen de tu familia y mostraron imágenes tuyas, con tu familia cuando vivías en Italia.

A Alessandra no le agradó que sucediera, pero sabía que era el riesgo que debía asumir al asistir a la fiesta.

- Y sabes que fue lo que nos llamó la atención -continuó Olga-, es que apareces en varias fotografías junto a la madre de Massimo.

Alessandra no pudo ocultar su rostro de impacto, lo había olvidado y no esperaba que se revelara así.

- ¿Y que tiene de extraño?, me la encontré algunas veces. Era amiga de mi tía Tatiana, por eso debe salir en las fotografías.

- Tiene lógica Alessandra, pero ella aparece abrazándote en algunas y eso es más que un simple encuentro.

A nadie le pasó por alto el rostro de Alessandra, definitivamente ocultaba algo.

Alessandra suspiró, no le quedaba otra que hablar de las cosas que no quería hablar.

- En realidad no oculté nada, solo omití información irrelevante. 

- ¡Como que irrelevante, conocías a mi madre y no dijiste nada! -atacó Massimo-. 

Aunque la verdad es que no le molestaba que hubiese conocido a su  madre, lo que le molestaba es que no lo hubiese conocido a él.

- Como les digo me la encontré un par de veces y cruzamos algunas palabras ¿Por qué es tan importante?

- Es importante por que nuevamente nos ocultaste algo Alessandra, se suponía que ya no nos ocultabas nada -atacó Olga-.

- Yo quiero saber que conversaste con ella -continuó Massimo-.

Alessandra caminó hacia la ventana y observó al cielo, ahí estaría ella. Se giró para mirar a Massimo y comenzó su historia.

- La conocí en el matrimonio de los Farina. Usted también asistió señor Torricelli, pero llevaba de pareja a Leila y en comparación a ella yo era insignificante por eso ni siquiera se dio cuenta de mi existencia -le dijo mirando a los ojos a Massimo, metió el dedo en la llaga de Massimo y a ambos le dolió-. 

Coincidimos y conversamos ya que era amiga de mi tía Tatiana. 

En esa oportunidad crucé un par de palabras solamente. Las que más hablaron fueron tu tía, la madre de Doménico y mi tía Tatiana. Hablaron sobre presentarnos, que seríamos una buena pareja y ese tipo de cosas. Pero tu madre no prestó atención, conversó bastante con mi madre y terminaron teniendo una pequeña amistad. Desde entonces se encontraron varias veces, pero yo no estaba presente. 

La volví a ver en la inauguración del atelier de mi tía en Milán, en esa oportunidad conversamos más. Me dijo muchas cosas, como que le gustaría mucho que conociera a sus hijos, que le encantaría que fuese su nuera ya que sentía que era como la hija que no pudo tener. ¿Contento Torricelli? ¿Eso es lo que quería escuchar? pues la segunda parte no le va a gustar.

No recuerdo si fue en esa o en otra ocasión en que insistían en que nos presentaran, que ella se opuso. Luego en un momento a solas se disculpó por si me había sentido ofendida por su rechazo, pero que era por mi bien. Se lamentó de que sus hijos habían salido a su padre y por el momento no eran lo que a ella le gustaría para mí. Esperaba que en el futuro ustedes cambiaran y tal vez las cosas se dieran de otra manera. Pero me recomendó que no buscara hombres de nuestro mundo, que solo me traería sufrimiento.

Su madre era una mujer muy triste señor Torricelli, sabía que su padre la engañaba, incluso con su hermana. Sus hijos habían crecido y eran promiscuos e irresponsables igual que su padre, y ella pasaba todo el tiempo sola en esta casa repleta de hombres que la ignoraban. Deseaba de todo corazón que ustedes cambiaran.

Tal vez por eso congenió con mi madre y conmigo, todas éramos mujeres tristes atrapadas en un mundo en el que no queríamos estar.        

Contento Torricelli -lo encaró-.

Yo no oculto nada que dañe a esta familia, y si omito cierta información es por que considero que es lo mejor para ustedes -les dijo a todos-.              

No es grato saber lo mucho que sufrían nuestras madres ¿No? -le dijo a Massimo-, y peor saber que no hicimos nada para poder cambiar las cosas.

Dicho esto se marchó.

Massimo estaba casi al borde del llanto, el amaba mucho a su madre y era cierto que fue un adolescente irresponsable que siempre la hacía sufrir. Sabía que su padre frecuentaba mujeres y al principio no lo consideraba correcto, pero con el tiempo comenzó a considerarlo normal.  Y también era cierto que su padre viajaba mucho por lo que su madre estaba mucho tiempo sola.

Siempre fue la vida de ellos, jamás se detuvieron a pensar en ella.

Nuevamente Alessandra le hacía ver las cosas desde otra perspectiva, otra primera vez.

365 DÍAS DE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora